Dentro de la espiral de golpes de Estado llevados a cabo en África en los últimos meses (Mali, Chad o Guinea), como era previsible el gobierno civil elegido democráticamente de Burkina Faso ha sufrido el suyo propio. Se trata de un país que se ha enfrentado desde su fundación a sucesivos golpes militares, el anterior a este fue liderado por Blaise Compaoré en 1987.
Hay que recordar que este golpe de Estado se produce solo un día después de que los manifestantes, frustrados por la violencia yihadista y la creciente inseguridad, atacaran la sede del partido gobernante, y solo dos semanas después de un golpe frustrado.
Esta situación era previsible, ya que en los últimos meses se han producido numerosas manifestaciones donde la población pedía la dimisión de Kabore, a quien consideraban "incapaz" de detener la espiral de violencia yihadista que regularmente arremete el país y donde la tensión ha ido en aumento
Sin embargo, los que han sufrido el mayor número de bajas en la lucha contra el terrorismo -y es el principal grupo de poder que estaba descontento con Kabore- son los militares, quienes finalmente han perpetrado el golpe de Estado ante la multiplicación de los ataques yihadistas y el escaso número de medios con que han contado en esta lucha por parte del gobierno.
Habría que preguntarse si Burkina correrá el mismo camino de Mali. Y si ante la imposibilidad de garantizar la seguridad en el país, especialmente en la lucha contra el terrorismo yihadista por la incapacidad y la falta de medios, también recurrirá a Rusia.
Hay que decir que, en principio, no hay constancia de la presencia de Wagner en Burkina, como tampoco de que se estén celebrando reuniones, pero al igual que en el caso de Mali es posible que se dé un escenario parecido y se solicite un cambio de actores internacionales, con la salida de Francia y la entrada de Rusia como nuevo socio estratégico.
Ya hemos podido ver videos en Burkina con presencia de banderas rusas en las manifestaciones/piquetes por parte de la población civil que impiden el paso a las tropas francesas en su redespliegue. Y no parece que esto sea casual, sino que estén marcando una posible redirección de acontecimientos.
Lo que es cierto que la hostilidad hacia Francia ya se ha extendido desde Mali a Burkina y no tardara en hacerlo a otros países. Si Wagner entrara en Burkina Faso y en Mali, a nivel estratégico Rusia tendría un corredor que conectaría desde Libia hasta Guinea con salida al mar, que es lo que pretenden.
Este golpe de Estado es una causa más de desestabilización no solo para el país sino para toda la zona del Sahel. Hay que recordar que en el caso de Burkina miles de personas han muerto en los últimos años y alrededor de 1,5 millones de personas han sido desplazadas.
El problema de la crisis en el Sahel en última instancia es la legitimidad del Estado y la percepción de los ciudadanos de que su gobierno es válido y capaz de satisfacer sus necesidades. Esta legitimidad requiere centrarse en la protección de los civiles y en garantizar la justicia y la rendición de cuentas por las violaciones y abusos de los derechos humanos. A falta de los compromisos de los Estados para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, es probable que ningún grado de compromiso internacional tenga éxito.
La legitimidad de un Estado empieza a nivel interno cuando sus ciudadanos consideran capaz a su Estado de la labor que tienen que desempeñar. Sin embargo, el Estado pierde esta legitimidad cuando no sirve a su pueblo y sirve a sus propios intereses o a los de terceros.
Mientras que todos estos países continúen siendo Estados fallidos, los gobiernos no podrán controlar sus territorios ni garantizar su seguridad, por lo que tendrán que acudir a otros actores internacionales para garantizar la seguridad de su país.
Después del descontento de estos años con Francia hemos visto la entrada de Rusia en Mali y no habría que descartar la entrada en la zona de otros países como China o Turquía en el ámbito militar, económico, político y estratégico.
El Sahel se ha convertido en la nueva zona de expansión de otras potencias que cubren el hueco que han dejado países como Francia o Estados Unidos. Nos enfrentamos a un nuevo escenario en el que Rusia, China o Turquía se harán presentes y donde veremos si la situación de inseguridad será siendo la misma o si se producirá algún cambio.