Sin decir nada, sin montar excesivo ruido, nuestros aliados occidentales, o al menos muchos de ellos, ya están empezando a financiar su industria de defensa.
En próximos artículos iré mostrando cada caso, pero hoy vamos a empezar por nuestros vecinos del norte, Francia, país que, con 5.000 empresas y 400.000 puestos de trabajo en el sector de la defensa (de ellos, 165.000 empleos directos en armamento) concentra más de una cuarta parte de las capacidades europeas. ¿Cuál es su mejor red comercial? Sin duda, su red diplomática, irremplazable vector de información e influencia al servicio de las industrias de defensa, tal y como se puede leer en la propia web Ministerio Exteriores francés.
El caso es que el pasado 20 de enero, el Presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, anunció la nueva LPM/ ley de programación militar, la cual refleja los esfuerzos del país en favor de sus ejércitos. Según esta ley, los ejércitos dispondrán de un total de 413.000 millones de euros entre 2024 y 2030, es decir, un tercio más que el LPM anterior (295.000 millones de euros).
Este plan está basado en cuatro ejes -en un próximo articulo lo detallaré-, pero como notas a destacar avanzaré que se prevé duplicar la reserva operativa (aproximadamente 100.000 personas) en ciberseguridad; realizar una gran inversión en industria naval (Naval Group ) que permita “adquirir una capacidad para controlar el fondo marino hasta una profundidad de 6.000 metros”; tener preparados los medios y la industria para una actividad de “alta intensidad” con 100.000 millones de euros extras (principales actores: Dassault Aviation, Naval Group, Airbus Group, MBDA, Nexter, Safran, Thales), y la colaboración internacional, muy articulada en las correspondientes ferias (Salón de la Aeronáutica y el Espacio de Le Bourget, Eurosatory, Euronaval y Milipol).
En un mensaje claro hacia la Industria de Defensa francesa como una “razón de Estado”, merece la pena detenerse unos minutos para ver la intervención de Macron, porque es de “libro”: