La UE como 'gendarme de la paz' en Ucrania: el Plan de Operaciones (II)

Si se aprueba el establecimiento de una fuerza de interposición, se debe articular un Plan de Operaciones y decidir dónde estaría el cuartel general.

Javier Saldaña Sagredo

Coronel de Ejército de Tierra (R).

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El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recibido en Bruselas por Ursula von der Leyen y António Costa. Foto: Europa Press.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recibido en Bruselas por Ursula von der Leyen y António Costa. Foto: Europa Press.

La suerte está echada y Europa no debe renunciar a ejercer su liderazgo global sobre la paz en Ucrania. El premier británico, Keir Starmer, convocó telemáticamente de nuevo este pasado sábado a los líderes europeos para abordar de nuevo el asunto e intentar acordar una postura común. Es una buena noticia. El Reino Unido vuelve a mirar al Viejo Continente y eso parece una buena señal para su participación en una operación militar que bajo los auspicios de la Unión Europea (UE) pueda ser capaz de mantener el alto el fuego y el posterior respeto a los acuerdos de paz en la frontera ruso-ucraniana.

Si finalmente se aprueba el concurso de los 27+1 (Reino Unido) en el establecimiento de una fuerza de interposición de paz, la misión debe acordarse primero con los beligerantes para después ser aprobada por el nivel político de la Unión en su formato de jefes de Estado y de Gobierno (más el premier Starmer).

Capacidad de mando y control

Después, descendiendo al denominado nivel operacional, donde la misión recibida del nivel político se convierte en el Plan de Operaciones, documento clave para la conducción de la operación militar, nos encontraríamos con una de las carencias permanentes que la UE tiene en este ámbito, como es su capacidad de mando y control de una operación militar de interposición a gran escala como la que se presenta después de una incruenta guerra con un frente de más de dos mil kilómetros.

Para ello, la Unión solo cuenta “en propiedad” con un organismo de ese nivel situado en Bruselas. Es el Military Planning and Conduct Capability (MPCC) y está constituido sobre la base del Estado Mayor de la UE (EUMS), con la ampliación de su plantilla cuando se pone en marcha una misión. Su experiencia es limitada para una operación de gran envergadura ya que, desde su creación en 2017, el MPCC ha planeado y conducido solo tres operaciones no ejecutivas (sin misiones de combate): Somalia, Mali y República Centroafricana. Aunque existe la voluntad política de dotarle de mayores capacidades que permitan afrontar misiones ejecutivas, hasta el momento eso no se ha producido.

Por ello, para las operaciones militares que requieran capacidad de combate, la Unión hasta el momento se ha beneficiado de las estructuras que varios de sus miembros han puesto a su disposición. Han sido cuarteles generales nacionales que de forma temporal la UE ha utilizado para sus misiones en las que medios OTAN han sido necesarios (Acuerdos Berlín plus). Tal ha sido el caso del Permanent Joint Headquarters en Reino Unido (Northwood), hasta su salida de la UE, del Centre for Planning and Conduct of Operations (CPCO) en Francia (París), del Bundeswehr Joint Forces Operations Command en Alemania (Potsdam), del Hellenic European Union Operational Headquarters en Grecia (Larissa), del Italian Joint Force Headquarters en Italia (Roma) y del Strategic-level Headquarters of the European Union en España (Rota).

¿Cuartel general operacional en París?

Por razones obvias fácilmente explicables, el cuartel general operacional elegido para llevar a cabo esta misión, en su caso, sería del Centre for Planning and Conduct of Operations (CPCO) de París. Francia no permitiría otra elección ni siquiera con la más que previsible participación del Reino Unido en la operación, como ya anunció su primer ministro Keir Starmer. También probablemente sería francés el comandante de la operación, máxima autoridad responsable de su planeamiento y conducción, quien desde su puesto de mando del CPCO, en el barrio parisino de Balard, dirigiría toda la operación militar.

Un puesto de mando donde, eso sí, estarían representadas todas las naciones contribuyentes y cuya activación requeriría sin duda de un gran esfuerzo de coordinación y apoyo de todas ellas. Un planeamiento de una operación de tal calado llevaría semanas, incluso meses, aunque conociendo a los franceses, ya estarán trabajando en un borrador de Plan de Operaciones que sin duda tendrá que adaptarse cuando la situación lo permita.

Comunicaciones e inteligencia estratégicas

Pocas cuestiones quedarán al azar entonces en un plan que, desde el principio, debería tener asegurado una serie de apoyos de combate entre los que sobresalen las capacidades militares en comunicaciones e inteligencia estratégicas, es decir las basadas en los sistemas satelitales y aéreo específicos. Un gap que sin el concurso de las capacidades de los Acuerdo de Berlín Plus sería muy difícil rellenar.

Un ejemplo de ello son los medios que proporciona el NATO Airborne Early Warning & Control Force (NAEW&CF), modelo de capacidades necesarias con sus famosos aviones AWACS, de los que la UE no dispone en propiedad, y para los que la producción que la inteligencia de señales (SIGINT), de comunicaciones (COMINT) y electrónica (ELINT) son vitales. Unas capacidades cuyo empleo la OTAN, o lo que es mismo los EE. UU., deben autorizar. Tampoco podrían ser suficiente las capacidades que dispone el Centro de Satélites que la UE tiene en Torrejón (España), referidas a la producción de inteligencia de imágenes (IMINT) en comparación con las que NATO Space Center tiene en la base de Ramstein (Alemania).