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La batalla de los drones en la guerra del narcotráfico en el Estrecho

Delincuentes y agentes policiales y tributarios usan estos artefactos con objetivos totalmente enfrentados: el enriquecimiento ilícito y el cumplimiento de la ley.

Antonio M. Figueras

Periodista y escritor.

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Dron utilizado para contrabando.
Dron utilizado para contrabando.

La Sección de Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz está celebrando, desde el 10 de abril, el macrojuicio contra el denominado clan de ‘Los Castañas’. De los 157 acusados en la causa, 70 han llegado a un acuerdo de conformidad, 25 han logrado la absolución y 7 han sido declarados en rebeldía porque no se han presentado al juicio.

La organización criminal controlaba el tráfico de hachís en el Estrecho de Gibraltar y logró introducir desde Marruecos miles de toneladas de droga en España. Junto a potentes lanchas con motores fueraborda, la banda usa barcos pesqueros para alojar los fardos de droga. En sus operaciones el clan utilizaba drones para controlar los dispositivos policiales.

Junto a la función de control estratégico, otros grupos criminales recurren a los drones para el transporte. En julio de 2021, agentes de la Comisaría Provincial de Málaga, en colaboración con la Policía francesa, se incautaron de un aparato de cinco metros de envergadura (unas grandes dimensiones para este tipo de instrumentos) capaz de realizar viajes cargado con 150 kilos. La banda, que no llegó a enviar ningún cargamento, estaba formada por una banda de narcotraficantes franceses de origen marroquí.

El ‘narcodron’ despegaba verticalmente con sus cinco motores y tenía siete horas de autonomía de vuelo. De fabricación china, había sido customizado por los narcos. Podía volar a una altura de 7.000 pies y alcanzaba los 170 kilómetros por horas. En cualquier caso, para el transporte de droga se hacen vuelos bajos para que los radares no detecten a los drones. De esta manera también se ahorra combustible.

Drones submarinos

La sofisticación en el uso de la tecnología para el mal no tiene límites. “Las fuerzas de seguridad siempre van un paso por detrás en la innovación contra la delincuencia -afirman en fuentes policiales-. Los criminales ponen todos sus esfuerzos en burlar la ley y dedican grandes sumas en sus propósitos”.

En julio del pasado año, la Policía Nacional revelaba que Castellar de la Frontera, una pequeña localidad gaditana, escondía una especie de centro tecnológico del crimen que trabajaba en el diseño de artefactos con los que mover la droga burlando el control de las fuerzas de seguridad. Entre los aparatos intervenidos por los agentes, figuraban tres pequeños drones submarinos adaptados para transportar un cargamento de entre 150 y 200 kilógramos con una autonomía de 50 kilómetros. Cada dron poseía dos potentes motores.

Era la primera ocasión que se intervenían este tipo de vehículos, que operan bajo el agua sin tripulación a bordo, conocidos como vehículos submarinos no tripulados o UUV (Unmanned Underwater Vehicle). Para su manejo solo se precisaba una tablet y una aplicación para vigilarlo a distancia gracias al GPS. Con este tipo de herramienta, “una persona en su vivienda podía controlar la ubicación y el lugar de atraque”, explicó Juan Antonio Sillero, jefe de la Unión de Droga y Crimen organizado (Udyco) de Algeciras.

Junto a los semisumergibles se confiscaron seis potentes drones aéreos de gran tamaño equipados con 12 motores y con una autonomía de 30 kilómetros. La organización se ocupaba, desde cero, de todas las fases de fabricación de estos vehículos y se había convertido en un destacado proveedor de las mafias europeas.

La lucha de la Agencia Tributaria

La Agencia Tributaria está desarrollando un sistema que incluye mini drones para vigilancias contra el narcotráfico y el fraude fiscal. Los funcionarios de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera cuentan con estos artefactos para la vigilancia aeronaval y se suman a aviones y helicópteros. Su principal virtud es la vigilancia discreta de corto radio. Estos mini drones, de menos de 35 gramos, son una especie de pequeño helicóptero con unas microcámaras, una consola donde se reciben las imágenes en alta resolución del tamaño de una tablet y un mando para el manejo de la aeronave.

Junto a los mini drones para vigilancias discretas se incorporan drones multirrotor. También se ocupan de la vigilancia de corto radio pues vuelan a distancia visual del piloto. Pero estos son de mayor envergadura. Se utilizan para operaciones donde el tamaño y el tiempo de despliegue son factores destacados. Las últimas adquisiciones se caracterizan por llevar cámaras de alta definición y visión nocturna. La Guardia Civil se esta zona se plantea también el uso de drones

La Agencia Tributaria apuesta por los drones sobre todo en su lucha contra el tráfico de drogas en el Campo de Gibraltar, en la provincia de Cádiz. Pero también está planificando operaciones contra el contrabando que se lleva a cabo en la frontera que separa Andorra de España, en la provincia de Lérida.

En otros países

La Aduana de Países Bajos utiliza cada vez más drones para monitorizar las áreas portuarias y las regiones costeras, tanto para la vigilancia para combatir el narcotráfico como para ofrecer asistencia durante las detecciones. Principalmente operan en el puerto de Rotterdam, un área de 12.600 hectáreas.

Entre los drones que se utilizan figura el DJI M300 RTK, que puede ser gestionado tanto de día como de noche en virtud de su cámara térmica Zenmuse H2OT. Este artefacto cuenta con un reflector LED capaz de iluminar un área en el suelo por la noche.

Los cárteles mexicanos del tráfico de personas utilizan drones para explorar las posiciones de la Patrulla Fronteriza estadounidense. Gracias a estos rastreos, evitan a los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza y pasan migrantes al otro lado de la frontera con mayor facilidad.

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