La intensidad y evolución de los incendios que estamos viendo en el último quinquenio invitan a repensar y actualizar las medidas que se deben adoptar adoptar y cómo actuar frente a los incendios, cada vez mas extensos, virulentos y peligrosos, como estamos viendo en estos días de un verano que ha traído consigo temperaturas extremas.
Desde Tecnifuego, Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, para hacer frente a estos incendios, destacan la importancia de "una actuación colectiva y preventiva, adoptando una gestión eficaz del paisaje, una política preventiva todo el año, una intensa concienciación a la población que entienda que la autoprotección es una de las claves con las que combatir esta situación, invirtiendo en medios, investigación y desarrollo de tecnologías para combatir los incendios".
Así, los paisajes agroforestales deben estar planificados y gestionados, realizando los cambios necesarios e inversiones para fomentar poblaciones forestales: agricultura y ganadería tradicionales que contribuyan a esta planificación. Se deben aportar los medios y el presupuesto necesario para concienciar a la población y que se puedan implementar los planes de autoprotección en cualquier municipio y urbanización cercana al monte, que incluya adaptación de las vivienda y jardinería preventiva que proteja y haga la función de cortafuego. Y se debe apoyar la investigación para los desarrollos de tecnologías contra incendios conjuntamente entre los especialistas y los efectivos que trabajan en la extinción, afirman desde la asociación, desde la que afirman que 9 de cada 10 incendios son evitables. Estas campañas deben extenderse por todo el territorio e incluir la puesta en marcha y asesoramiento en la implementación del plan de autoprotección. Así como una adecuada gestión del paisaje y limpieza de los bosques durante todo el año, especialmente en invierno.
Desde Tecnifuego subrayan asimismo la importancia de la contribución de los ciudadanos en la lucha contra los incendios y, en este sentido, la adaptación de las viviendas y de los jardines debe ser un objetivo prioritario. Por ejemplo, reformar o construir la vivienda implementando protección pasiva contra incendios en la edificación, que integre reacción y resistencia al fuego; e instalando equipos y sistemas de prevención y extinción, como detector y alarma, extintores, mantas ignífugas, BIES o rociadores automáticos. Fuera de la vivienda, sembrar solo jardinería preventiva; realizar periódicamente limpieza perimetral y tipos de cortafuegos, tanto en cada parcela como en la urbanización; instalación de hidrantes exteriores suficientes en las urbanizaciones y poblaciones.
Fijándonos en los incendios más graves de este año (hasta julio de 2023): La Palma (+ de 5.000 ha); Pinofranqueado, Cáceres (10.843 ha); Valdés, Asturias (9.722 ha) o Puebla de Arenoso, Castellón (4.604 ha), hemos visto la enorme virulencia que los hacía inextinguibles en las primeras fases. Pero, una vez podían entrar los equipos de extinción, lo que han requerido son tecnologías eficaces y rápidas para perimetrar, controlar y extinguir el incendio.
Las tecnologías de extinción se adaptan al cambio climático
Estas tecnologías para la extinción cada vez cuentan con desarrollos más adaptados a las situaciones climatológicas adversas y se desarrollan conjuntamente con los efectivos de extinción que ofrecen las claves que faciliten su trabajo. Así, las empresas de seguridad contra incendios invierten de manera más eficaz en desarrollos y soluciones para los equipos de emergencias y extinción de incendios forestales. Repasando algunos de los equipos de uso común imprescindible para la extinción, tenemos:
- Redes de hidrantes dentro de la urbanización para que los servicios de extinción puedan recargar sus equipos.
- Mangueras y lanzas, desarrolladas atendiendo a las necesidades de los servicios de emergencias:
- Mangueras resistentes al calor y a la abrasión, para el transporte de distintos caudales de agua, con pequeños radios de curvatura y que minimizan las pérdidas de carga.
- Lanzas selectoras de caudal con la posibilidad de seleccionar caudales pequeños, de bajo mantenimiento y que cumplan la norma europea de lanzas EN 15182.
- Técnicas de simulación avanzadas, para investigar incendios y verificar la efectividad de los medios de extinción. Estudian los movimientos de los flujos de humos, y ofrecen visualmente la evolución de un incendio en un escenario concreto antes de que ocurra o cómo va a evolucionar una vez se ha desatado.
- Nuevos vehículos contra incendios todo terreno para zonas de difícil acceso. Vienen equipados con potentes bombas de agua, mangueras de alta presión y lanzas de caudal regulable.
- Espumógenos y aditivos para agua, que optimizan la capacidad enfriadora de la misma, reduciendo los tiempos de extinción, dificultando la reignición y el avance del incendio en las áreas tratadas durante un corto período de tiempo. Son biodegradables, no corrosivos y cumplen con la directiva europea 2006/122, libre de PFOS´S. Con un porcentaje desde el 0,1% al 1%, se reduce la tensión superficial del agua, facilitando su penetración, mejorando el tiempo de enfriamiento de la masa vegetal produciendo un efecto de sellado para sofocar el foco de incendio. Para incendios de elevada intensidad, en los que la energía puede superar la capacidad de enfriamiento del agua, hay que emplear retardantes de largo plazo, que modifican el proceso de pirólisis del combustible evitando la formación de gases inflamables, y por tanto la llama, dejando un residuo carbonoso no inflamable y cerrando el avance del frente. Muy efectivo a nivel preventivo, ya que solo lluvias superiores a 20 l/m2 reducen su efecto.
- Drones con cámaras y sistemas de extinción que llegan a los lugares donde no llegan los operativos de extinción.