El pasado 1 de octubre, un partido de fútbol de primera división en el estadio Kanjuruhan de Malang, Indonesia, se convertía en un escenario trágico. Una invasión de campo por parte de los aficionados y la posterior intervención de la policía disparando gases lacrimógenos se unieron a un sobreaforo de 4.000 personas y a la escasez de vías de salida para formar una trampa mortal, en la que 125 personas perdieron la vida y más de 300 resultaron heridas. Aunque el número de incidentes mortales en recintos deportivos es muy bajo en relación al total de eventos de este tipo que se celebran cada año, la asistencia masiva a dichos eventos hace que el riesgo de que un incidente a priori controlable derive en tragedia sea mayor.
Para evitar que esto suceda y prevenir en la medida de lo posible cualquier tipo de incidente, grave o no, las autoridades, las fuerzas de seguridad, las entidades deportivas y sus departamentos de seguridad trabajan juntos para hacer de los recintos deportivos lugares seguros. Veremos qué características específicas tiene la seguridad deportiva, tanto en sus riesgos como en las medidas y medios humanos y tecnológicos que se emplean.
El primer paso: controlar el acceso
Al hablar de recintos deportivos, nos referimos a estadios, pabellones, polideportivos... grandes y pequeños, vetustos y ultramodernos. Aunque las necesidades no son las mismas en un estadio de fútbol que acoge partidos de Champions League que en el polideportivo de una pequeña ciudad, todos ellos abordan desafíos de seguridad propios de la celebración de eventos deportivos, que podríamos dividir en los relativos al acceso al recinto, el desarrollo del encuentro y la salida y/o evacuación del espacio.
El acceso del público al estadio o pabellón exige, en primer lugar, establecer y jerarquizar los controles de acceso exteriores de personas y vehículos. Asimismo, hay que diseñar los controles de acceso interiores, tanto en los desplazamientos entre diversos sectores y las áreas comunes del recinto, como dentro de cada sector. Otro punto importante es evitar intrusiones en el recinto que, además de la falta de control sobre las personas que acceden irregularmente, pueden provocar que se produzca un exceso de aforo.
Los responsables de seguridad de las instalaciones deportivas implementan medidas de seguridad que cubren todos los aspectos del acceso a las mismas. Para José Antonio Giménez, director de Seguridad del Club Movistar Estudiantes de baloncesto, “la principal medida es nuestro control de accesos. Es uno de los capítulos primordiales para la prevención y protección ante la comisión de delitos o la producción de incidentes o accidentes”. “En consecuencia, es uno de los pilares esenciales de cualquier Plan de Seguridad Integral que se precie, puesto que se encarga de permitir o prohibir el paso” al recinto deportivo; en el caso del Estudiantes, al Wizink Center Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
El control de accesos integra diversas actuaciones, cuya finalidad es impedir la intrusión de personas y la introducción de determinados materiales y objetos en el recinto. Estos controles se pueden dividir en el control del acceso de personas y los objetos que estas llevan consigo, de la entrada de paquetería y mercancías, y del acceso de vehículos.
Para controlar los accesos de forma eficaz se llevan a cabo varias medidas. En los accesos exteriores, se identifica a las personas y vehículos para comprobar si están autorizados a entrar en el estadio o pabellón, y se registran los datos de aquellos que acceden al recinto deportivo. Para ello, los espectadores pueden ser grabados mediante circuitos cerrados de televisión y deben someterse a registros personales dirigidos a verificar dicha autorización, así como a las medidas operativas de control y gestión de accesos que sean necesarias.
El Reglamento Interno de Recintos Deportivos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), por ejemplo, prohíbe la entrada en las instalaciones deportivas que alberguen competiciones bajo su jurisdicción a las personas que no dispongan de entrada o abono, a las que tengan prohibido el acceso a cualquier recinto deportivo y/o figuren inscritas en el Registro Central de Sanciones con dicha prohibición; a aquellas que hayan sido denunciadas por infringir la Ley 19/2007, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, o que se encuentren bajo los efectos del alcohol o las drogas.
Asimismo, se verifica si portan algún objeto prohibido, como armas, bengalas, drogas o pancartas con lemas o símbolos que vulneren la normativa -incitación a la violencia, el racismo, la homofobia, etc.-. Dentro del propio recinto, también se controlan los movimientos en su interior y se jerarquizan los accesos a las distintas áreas del personal y espectadores.
La seguridad durante el partido
Durante la celebración del partido o prueba deportiva, el principal desafío es evitar actos vandálicos y violentos: lanzamiento de objetos, destrozos, enfrentamientos entre aficionados... Pero también es preciso tomar medidas generales para evitar sabotajes, como cortes de luz, fallos informáticos o errores de megafonía.
En lo referente al comportamiento de los aficionados, estos deben obedecer las indicaciones y órdenes sobre ubicación y seguridad, transmitidas por los miembros de las fuerzas del orden y los encargados de la seguridad del club y/o la federación.
El personal de seguridad presta especial atención a los actos relacionados con la violencia, el racismo, la xenofobia o la intolerancia, o que inciten a ellos. En concreto, alterar el orden público, iniciar o participar en altercados o peleas, efectuar actos violentos o agresiones de cualquier tipo; entonar cánticos o proferir expresiones que inciten a la violencia, sean vejatorias o amenazantes, contra los jugadores, aficionados o cualquier institución pública o privada, o exhibir pancartas, banderas, símbolos u otros distintivos con mensajes análogos a los anteriores.
También se vigila y persigue el lanzamiento de objetos a los espacios ocupados por otros espectadores y al terreno de juego; la irrupción sin autorización en la cancha o en cualquier espacio que no esté destinado a los espectadores; la posesión y uso de bengalas, petardos, explosivos y cualquier clase de arma u objeto que pueda producir lesiones, y el consumo de bebidas alcohólicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
Por último, el personal de seguridad se encarga de garantizar que cada aficionado ocupe la localidad de la clase y lugar que correspondan a la entrada o abono que le ha dado acceso al encuentro, así como de que todos los espectadores cumplan los reglamentos internos y las medidas sanitarias del recinto deportivo. Ocupar la localidad asignada es especialmente importante cuando se trata de grupos de seguidores de los equipos participantes en el encuentro, los cuales deben estar emplazados en zonas diferentes y separadas. Dicha separación se puede realizar con elementos físicos arquitectónicos y, cuando no sea posible, mediante personal de seguridad. En el caso del Wizink Center, un sistema informático gestiona la ubicación de los espectadores y controla la presencia y número de aficionados en el interior del mismo.
El incumplimiento de estas medidas en el interior del recinto deportivo conlleva la expulsión inmediata del mismo. Además, si este incumplimiento constituye delitos o faltas tipificadas en las leyes penales, infracciones administrativas o vulnera el régimen disciplinario interno del club o federación organizador, el infractor puede enfrentarse a consecuencias penales, a multas o a la prohibición temporal o permanente de acceder a instalaciones donde se celebren eventos deportivos.
Salgan, pero seguros
Además de que no haya problemas durante el acceso y el partido se desarrolle sin incidentes, hay un último punto que se debe cuidar especialmente: la salida del recinto. Hay que aplicar un diseño racional de las vías de evacuación, que garantice que el público abandone las instalaciones de forma ágil, ordenada y segura. Tanto si es al final del evento como si es resultado de una emergencia.
En circunstancias normales, la salida de las gradas se efectúa por las escaleras, vomitorios y pasillos de acceso asignados a cada sector. El personal de las instalaciones debe cerciorarse de que las puertas y tornos se encuentren abiertos para facilitar la salida del recinto.
Algunos clubes como el Real Madrid limitan, por motivos de seguridad el número de veces que se puede salir del estadio con derecho a volver a entrar. “Las personas que deseen abandonar el recinto podrán hacerlo, advirtiéndoles que recuperarán el derecho a volver a entrar una única vez al llegar el descanso y hasta la bajada de los tornos. El club no está obligado a permitir el primer acceso o la reentrada una vez retirados los tornos”, indica el club en sus normas de acceso al estadio Santiago Bernabéu.
Para el caso de que la salida obedezca a la necesidad de desalojar total o parcialmente el recinto deportivo, este deberá tener las instalaciones preparadas para esta eventualidad y contar con un plan de evacuación que contemple salidas, señalización, rutas de evacuación, etc.
En el momento en que se decrete el desalojo, se procederá a habilitar las salidas que vayan a ser utilizadas y a posicionar al personal de seguridad requerido para la canalización de los espectadores hasta el exterior, al tiempo que se emiten mensajes por megafonía informando del desalojo y solicitando la colaboración de los espectadores.
La decisión de desalojar el pabellón o estadio recae en el coordinador de seguridad o el responsable policial del evento. El procedimiento de evacuación estará conducido por el personal de seguridad, que guiará a los aficionados hacia las salidas del estadio, siguiendo las instrucciones del responsable policial.
En el caso de que algún espectador se niegue a cumplir la orden de evacuación decretada por los responsables de la seguridad, estaría cometiendo una infracción, que en el caso de reglamentos como el de la RFEF, está tipificada como muy grave.
Tecnología y personas, al servicio de la tranquilidad del público
Para mejorar la seguridad en los estadios y pabellones, el personal encargado cuenta desde hace años con la ayuda de la tecnología. Los recursos técnicos, que en el Mundial de Fútbol de Catar 2022 tendrán más presencia que nunca en aspectos como la detección del fuera de juego o el análisis del rendimiento de los jugadores, también son muy útiles para hacer de los recintos deportivos espacios más seguros. Ello no implica, claro está, que se pueda prescindir de la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y del personal de seguridad privada de la entidad organizadora del encuentro o competición.
Para José Antonio Giménez, “en los tiempos que corren, la parcela de los medios tecnológicos es fundamental en la seguridad de un evento de tal magnitud”. El pabellón que acoge los encuentros del Club Estudiantes, el Wizink Center, cuenta con tecnologías de última generación: sistemas contra incendios, controles de temperatura; salas para el CECOR (Centro de Coordinación conjunto) que dirige las operaciones de policía, emergencias, etc.; medios audiovisuales, cámaras de circuito cerrado de televisión y sensores.
Junto a este equipamiento tecnológico, los acontecimientos deportivos cuentan con un dispositivo humano que, con variaciones en función del tamaño del recinto, la asistencia prevista al encuentro y la relevancia del mismo, se compone habitualmente de personal de organización y seguridad del recinto, de la entidad responsable del encuentro o competición, y de policía y servicios de emergencias.
Así, en un encuentro de la liga ACB de baloncesto están presentes miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como de la Policía Municipal, vigilantes de seguridad y un servicio sanitario dispuesto por el club. Al mando del dispositivo encontramos al director de Seguridad del club, el director de Seguridad del pabellón, jefes de Seguridad y de Equipo de la empresa de seguridad privada contratada por el club. Todo ello bajo la responsabilidad del director de Seguridad del club.
En todos los casos, debe haber una coordinación entre las Fuerzas de Seguridad, el personal de seguridad privada del club y de la federación, así como entre estos y los servicios médicos, bomberos, protección civil, etc. En el caso de la RFEF, el director de Seguridad de la federación, conjuntamente con las personas encargadas de la coordinación de la seguridad, determinan en cada acontecimiento deportivo la puesta en marcha de los controles de acceso, dispositivos de seguridad especiales u otras medidas operativas que se deban adoptar.
Todo ello conduce a un único fin, que comparten clubes de todas las competiciones, federaciones, autoridades públicas y empresas de seguridad, y que el director de Seguridad del Club Estudiantes resume así: “La principal responsabilidad y desafío del departamento de Seguridad del club es la tranquilidad de su público y el buen hacer en el transcurso del evento deportivo”.