Cada año se producen robos por una ingente cantidad de millones de dólares en criptomonedas. La situación es similar a la de los bancos en el salvaje oeste en el siglo XIX. Hay tantos atracos que ya casi no se repara en ellos. El crimen organizado, según afirma la revista del MIT , está dedicando mucho tiempo y esfuerzo a forrarse a costa de los propietarios de criptomonedas, un hecho favorecido por la falta de seguridad cibernética. El cryptohack o criptorobo está a la orden del día.
Hay ocasiones en las que el gobierno puede recuperar el dinero. La semana pasada, Estados Unidos incautó nada más y nada menos que medio millón de dólares en criptomonedas de presuntos piratas informáticos norcoreanos que obtuvieron ese dinero extorsionando a organizaciones médicas estadounidenses. ¿Parece mucho? Pues no es nada si tenemos en cuenta que el servicio de impuestos internos de Estados Unidos, o IRS, lo que vendría a ser Hacienda en España, confiscó 3.5 millones de dólares en solo un año. Y es que Hacienda nunca falla. Se dedican a veces más medios a parar los pies a los defraudadores que a los ladrones.
Los delincuentes expertos, según aseguran desde MIT, saben que necesitan limpiar el dinero sucio. "Yo diría que el lavado es más sofisticado que los propios hackeos", ha manifestado a MIT Technology Review Christopher Janczewski, quien fue agente principal del IRS especializado en casos de criptomonedas. Se dejaron limpios como un salero más de $ 8.6 millones en criptomonedas en el 2021.
Corea del Norte es experta en el robo de criptomonedas como un medio para que perdure su régimen, que ha sido aislado financieramente por muchos países, como ocurre con Rusia en la actualidad.
Las tácticas para despistar a los investigadores son muchas, desde cruzar cadenas de bloques o recurrir a mezcladores de criptomonedas que se hacen con las transacciones de cualquiera. Pagan en distintos monederos o con distintas monedas para que no haya conexión entre depósitos y retiros.
¿Cómo recupera ese dinero la Policía? El gobierno de los EE. UU. ha invertido mucho dinero en herramientas de análisis y vigilancia de blockchain. Y adquiere todo lo necesario para poder atacar a los piratas informáticos que roban, lavan y cobran criptomonedas ilícitas. Empresas como Chainalysis, TRM Labs y Elliptic venden software para rastrear y analizar el ecosistema de criptomonedas.
TRM Forensics es un producto diseñado para rastrear transacciones de criptomonedas en 26 cadenas de bloques diferentes, realizar estadísitcas y gráficos sobre el flujo de fondos, e identificar los monederos donde terminaron las monedas. De manera similar, Chainalysis Reactor, una herramienta de criptoinvestigacón con una demo muy lograda en su web, brinda vigilancia continua de diferentes activos de criptomonedas para que un cliente, pueda saber si un monedero específico pertenece al ámbito de la Dark Web, un intercambio de criptomonedas de alto riesgo o un casino en línea. Las herramientas sirven para ofrecer pistas a los investigadores, pero el software por sí mismo no sirve para recuperar el dinero.
El resultado incluirá conjuntos ordenados de visualizaciones de datos listos para investigaciones gubernamentales y, eventualmente, procesos judiciales. En declaraciones al citado medio Ari Redbord, exfiscal federal y actualmente jefe de asuntos gubernamentales en TRM Labs, afirma “El rastreo es solo una herramienta en la caja de herramientas”, dice. El trabajo policial es imprescindible para llegar al final.
No solo herramientas, también chivatos o coperadores de bandas rivales
Puede haber chivatos que desvelan secretos a la policía, o bandas rivales que cooperan a cambio de beneficios penitenciarios. Las investigaciones funcionan igual que en el mundo analógico en ese aspecto. Después de cumplir con los requisitos de causa probable y carga de la prueba, las fuerzas del orden público pueden obtener órdenes de incautación de cualquier fondo ilícito que eventualmente llegue a los intercambios en cumplimiento, y muchos fondos eventualmente lo hacen. La policía luego trabajará con el negocio de las criptomonedas para mover los fondos a un monedero controlado por el gobierno o congelarlos.
Cuando el delincuente es un estado, todo se complica. Y ahí intervienen la diplomacia, la política, y las normas internacionales.