En medio del dolor, la conmoción, la consternación, la desolación y otros tantos sentimientos amargos que ha despertado la terrible Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que esta semana ha asolado el este de España, especialmente la provincia de Valencia, también ha brotado con fuerza una ola de solidaridad que recorre las zonas más afectadas por el paso de la devastadora gota fría.
David Espí, valenciano de nacimiento y vecino de la ciudad, es uno de los miles de voluntarios que han paralizado por completo sus vidas para acudir a las zonas cero de la catástrofe a prestar ayuda y a tratar de aliviar el sufrimiento de los damnificados. Este sábado, en el que el último balance de víctimas ha alcanzado ya los 211 fallecidos, David ha encontrado un hueco para atender a Escudo Digital y compartir lo que está viviendo con nosotros, documentándolo además con imágenes y vídeos que adjuntamos a lo largo y al final de su relato.
Su testimonio no solo expone la cruda realidad del que se ha convertido en el mayor desastre natural del siglo y uno de los peores de la historia de España, sino que también refleja que el esfuerzo y la entrega de los voluntarios choca con una gestión desorganizada y tardía por parte de las autoridades.
La llegada de David a la zona cero de la DANA
David, como él mismo dice, es "una persona totalmente anónima, muy guerrera y muy movilizadora" que, ante este tipo de desgracias, no puede quedarse de brazos cruzados. "Me viene de sangre, pero como a tantos otros que hay aquí".
Él reside en Valencia cerca del barrio de Cabañal, perteneciente al distrito de Poblados Marítimos. Su casa está a menos de 10 kilómetros de la zona cero, que va mucho más allá de Palpuerta o Utiel. Hasta 69 municipios valencianos se han visto azotados por la DANA, tantos que David considera que no hay que ponerles nombre sino precisar la magnitud que abarca el desastre, "desde el barrio de La Torre de Valencia hasta 30, 40 kilómetros o vete tú a saber cuántos por el sureste y suroeste de la provincia".
David llegó a la zona cero el viernes, acompañado de su cuñado y en una furgoneta cargada de agua y alimentos de primera necesidad. Su propósito era abastecer a los vecinos en áreas sin acceso a suministros, pero ambos se toparon con "una desorganización increíble, a pesar de que ya era casi el tercer día del desastre".
"Preguntamos a la Policía y no sabía nada, a los bomberos y tampoco, a la Guardia Civil y más de lo mismo, así que tuvimos que empezar a buscarnos la vida".
Afortunadamente, al final lograron su objetivo coordinándose con el AMPA de un colegio para poder meter la furgoneta en las instalaciones y hacer allí la descarga. La Policía también puso de su parte, tras no dejarles pasar "a pesar de que les explicamos que llevábamos agua y alimentos", y cediendo finalmente.
"Lo necesario ahora es ayudar a la gente que vive en las plantas bajas a vaciar sus casas"
Este sábado David ha vuelto a la zona cero con un grupo de unas 30 personas, entre las que se encuentran voluntarios de la Guardia Civil, de la Policía Local de Valencia y de los Bomberos. Según nos cuenta, ha cambiado de tarea porque la labor de aprovisionamiento ha pasado a estar controlada, como ha documentado en el siguiente vídeo y ha confirmado el secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), Juan José Gil, indicando que los transportistas están trasladando "productos básicos y medicamentos" en vehículos de pequeño tamaño, principalmente furgonetas.
"Lo necesario ahora es ayudar a la gente que vive en las plantas bajas a vaciar sus casas para que por lo menos tengan un sitio dónde dormir, porque ahora no lo tienen. Estamos dejándolos totalmente vacíos, tirando de todo, para que se pueda habitar lo mínimo, aunque la situación es un desastre. Yo en el piso donde he estado esta mañana he visto que la marca del agua llegaba a unos 3 metros de altura".
La crudeza de la zona cero
David describe imágenes aterradoras de la zona cero. Una de ellas es el Parque Alcosa, en Alfafar, donde se encontraba en el momento de nuestra conversación y en el que el viernes intervino la UME para volver a permitir acceso a la zona, donde hay 10.000 viviendas.
"Aquí hay coches apilados unos encima de otros. Hay un taller que tiene los coches dentro, las persianas reventadas, que han hecho de muro de contención, y en el que esta mañana ha entrado el ejército. En este parque hay, no sé, 300 o 500 coches amontonados. Es un desastre".
Colaborar en la primera línea de la zona cero de Valencia también supone enfrentarse a la crudeza ver los cuerpos de las personas que se ha llevado la DANA. "Estamos conviviendo continuamente con la policía judicial y los jueces, que están entrando a los sitios y procediendo a levantar los cadáveres, que todavía se están descubriendo. Hoy lo hemos visto siete u ocho veces a lo largo de la mañana…".
Desgraciadamente, todavía hay innumerables desaparecidos que no se han localizado. "Yo diría que la cifra de desaparecidos en la provincia de Valencia es de cientos seguro y que incluso puede alcanzar los miles. Y a muchos no los encontrarán y se quedarán desaparecidos, porque sus cuerpos habrán terminado en el mar o debajo del fango…", pronostica apenado David. "Las vidas humanas que se han perdido se están llevando con mucha delicadeza, pero ya irán saliendo. Tardarán en salir, aunque a mucha gente desaparecida no la encontrarán nunca".
"Los garajes son puntos críticos porque mucha gente se metió en ellos para sacar su coche a la calle, pensando que era una lluvia torrencial normal, y ya no volvió. Todavía están llenos de agua y faltan bombas de achique para vaciarlos".
"Aquí sobra mano de obra, pero falta coordinación"
Las palabras de David reflejan no solo el dolor que se ha encontrado un ciudadano comprometido que no ha dudado movilizarse para prestar ayuda, sino también la impotencia de quienes sienten que las autoridades no han estado a la altura de la situación. "A nivel político, todos sabemos que se reaccionó tarde. Aquí estamos acostumbrados a gotas frías y yo creo que se esperaban que era una más. No se imaginaban este desastre".
Una muestra de esta respuesta tardía es que hasta este mismo sábado no se ha activado un centro de recepción y canalización del voluntariado, puesto en marcha en la Ciutat de les Arts i les Ciencies ante la avalancha de voluntarios. El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, anunció el viernes a través de un comunicado oficial esta iniciativa, organizada junto a la Plataforma del Voluntariado, y a la que convocaba a todas aquellas personas que quieran ayudar a acudir este sábado a partir de las 7 de la mañana a la Ciutat de les Arts i les Ciencies. Miles de voluntarios han acudido a la convocatoria, pero centenares de ellos han sido emplazados a volver este domingo después de horas de espera, de falta de información y de confusión.
Para David, uno de los principales problemas de la gestión de la DANA por parte de las autoridades es la ausencia de un mando único que desde el principio coordinara las labores de ayuda y emergencia. "En mi opinión, en las primeras 24 horas se tendría que haber declarado el estado de excepción y haber puesto al Ejército al mando, porque aquí están la UME y todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) pero no hay un liderazgo unificado. Para mí, el único que está preparado para ejercer ese papel es el Ejército".
"Aquí sobra mano de obra, pero falta coordinación. Es una vergüenza que no vayamos todos cogidos de la mano. La gente está volcada, se está deslomando, igual que las FCSE e infinidad de profesionales. Si se sumaran y coordinaran las fuerzas, y todos remáramos en la misma dirección, en vez de dividirnos, hubiera ido mejor la cosa. No quiero decir que esté yendo mal porque que en cuestión de horas esto ya parece otra cosa, pero hay mucho trabajo pesado y logístico que hacer y que los voluntarios no pueden asumir por falta de medios y de recursos".
Además, el voluntario ha señalado los fallos en los suministros básicos que se están produciendo en las zonas devastadas, incluidos los servicios de telecomunicaciones. "Yo ahora mismo estoy en 2G-3G. Hay un problema de comunicaciones, igual que hay cortes de luz y de agua".
"La DANA va a dejar una herida con una profunda cicatriz"
Durante sus escasos días como voluntario, David también ha conocido a personas que lo han perdido todo por la DANA. Uno de los encuentros que más lo conmovió fue con un hombre que ha perdido su casa, su propio negocio y el de su mujer, y sus tres coches. "Este hombre se me echó a llorar porque le daba vergüenza pedirme agua, cuando él lo ha perdido todo, como le ha pasado a muchísima gente…".
"Esto ha causado un tanto por cien de daño completamente irrecuperable. No sé si tardarán meses o años en recuperar el nivel de infraestructura, reparando carreteras, postes de luz o tuberías de agua, pero también hay que reconstruir un tejido social, comercial y empresarial. De alguna u otro manera se saldrá adelante, pero la DANA va a dejar una herida con una profunda cicatriz. Va a costar varias generaciones recuperarse de esto hasta que se olvide, como ha ocurrido con la riada del 57 que a mí me contaban mis padres y mis abuelos y de la que mi hijo de 13 años ya no sabe nada…".
A pesar de las enormes dificultades, David ha destacado la respuesta solidaria de la ciudadanía como un rayo de esperanza. "La predisposición y la voluntad de la gente es lo único que nos queda y debe perdurar de por vida".
En esta línea, ha concluido haciendo un llamamiento a la población para que esta ola de solidaridad no se limite a los primeros días de emergencia y se mantenga durante los próximos meses. "Esto no se arregla en una semana ni en un mes, se va a prolongar durante mucho tiempo. Es necesario que se siga viniendo aquí y que se siga apoyando la causa desde dónde sea y cómo sea. Aquí hay mucha falta de todo y cualquier ayuda es bienvenida".