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Desarticulado un grupo de secuestradores y torturadores que preparaba un golpe contra una TIC

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Desarticulado un grupo de secuestradores y torturadores que preparaba un golpe contra una TIC

La Guardia Civil ha desarticulado un peligroso grupo criminal en Madrid y Toledo que recurría al secuestro y la tortura para cometer delitos graves contra el patrimonio. Los delitos abarcaban desde el homicidio en grado de tentativa, tortura, secuestro, robos con violenciay amenazas. Unos hechos que se ven agravados por el uso de armas y la actuación en casa habitadas.

La operación lleva por nombre Río Lobos y se inició después de que la Guardia Civil tuviera conocimiento del secuestro ilegal de dos personas que fueron detenidas ilegalmente y ocultadas en un contenedor de mercancías de una finca privada de la provincia de Toledo, donde fueron sometidas a una violencia extrema. La investigación ha acreditado que estaban preparando un gran golpe contra una empresa tecnológica, y tenían previsto secuestrar al vigilante de seguridad de la empresa. Si el delito no se llevó a cabo en el tiempo previsto fue por las limitaciones de movilidad de la pandemia. Tenían previsto conseguir un botín de 14 millones de euros.

La actividad delictiva de este grupo de delincuentes estaba orientada a la sustracción de efectos, prioritariamente joyas y dinero, mediante el empleo de una violencia extrema sobre sus víctimas, las cuales eran previamente detenidas ilegalmente, y eran torturadas con el fin de conseguir la información necesaria si no conseguían sus objetivos inicialmente.

La investigación se inició gracias a la actuación de laSección de Delincuencia Organizada Contra el Patrimonio de la Unidad Central Operativa (UCO) y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia. Un matrimonio denunció que había sido asaltado mientras se desplazaba por la provincia. Los asaltantes iban disfrazados de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y armados. Los detuvieron y los introdujeron den distintos vehículos hasta ser introducidos en el citado contenedor de mercancías.

En ese lugar se iniciaron los momentos más duros de su cautiverio. Les torturaron para que revelaran donde tenían escondidas las joyas y el dinero en su domicilio, así como las claves de los sistemas de alarma y posibles cajas de seguridad.

Inmediatamente se produjo el análisis de los 200 kilómetros recorridos mediante el estudio de las vías de comunicación. Este análisis, unido a los datos obtenidos en otras labores de investigación complementarias, permitió la obtención de una serie de indicios de gran interés para la investigación que, tras más de 6 meses, facilitaron a los Guardias Civiles los indicios para corroborar la existencia de un grupo perfectamente organizado y cohesionado, formado siempre por más de cuatro personas coordinadas para la perpetración de delitos graves. Estos tenían sus funciones perfectamente asignadas, como son la selección de lugares y víctimas, medios de transporte a emplear, vigilancias sobre posibles objetivos y valoración del posible beneficio económico a obtener.

Con el ritmo del confinamiento por la pandemia, las personas investigadas tuvieron que posponer muchas actuaciones y pasaron mucho tiempo inactivos, pero la Guardia Civil no cesó en su trabajo. Finalmente, al año del secuestro del matrimonio que originó la investigación, en perfecta coordinación con el Juzgado de Instrucción nº 1 de Sepúlveda (Segovia) tuvo lugar la detención de todos los implicados con actuaciones en los partidos judiciales de la ciudad de Madrid, Móstoles, Illescas y Torrijos (Toledo).

El tiro de uno de ellos rozó el cuello de un Guardia Civil

Se han llevado a cabo 6 registros domiciliarios, y en uno de ellos una agente pudo haber muerto. Uno de los investigados disparó contra uno de los agentes, y la bala, milagrosamente, sólo rozó el cuello de unos de los Guardias Civiles de la UCO.

En estos registros se han intervenido dos armas cortas de fuego y una escopeta con los cañones recortados, todas ellas aptas para hacer fuego real, así como abundante munición para dichas armas, varias armas simuladas, pistolas táser, armas blancas, grilletes, gran cantidad de prendas policiales como uniformes, gorras, chalecos identificativos, chalecos antibalas, placas policiales identificativas, rotativos de vehículos policiales, así como matrículas falsificadas, dinero en efectivo, joyas y gran cantidad de pruebas que vinculan a los detenidos con los hechos investigados.