Los hechos se iniciaron el pasado viernes día 21, cuando, tras detectar los funcionarios de la prisión de Madrid IV que los talleres productivos se habían convertido en puerta de entrada de sustancias prohibidas en prisión, se procedió al registro y precintado de una de las naves. En una primera requisa de las instalaciones se localizó un teléfono móvil, cuyo uso y posesión está prohibido en el interior de las prisiones . El lunes, con la colaboración de la unidad canina de prisiones del Centro Penitenciario de Valdemoro (Madrid III), se aprehendió un alijo de más de 600 gramos de hachís en planchas de unos 100 gramos, y otros ocho teléfonos, todos ellos de pequeñas dimensiones.
Más de medio kilo de hachís es una cantidad descomunal dentro de una prisión
En registros posteriores llegaron a localizarse, al menos, tres teléfonos más. Desde ACAIP-UGT, sindicato mayoritario en el ámbito de las prisiones, han querido destacar "la gran labor realizada por los trabajadores de la prisión de Navalcarnero, gracias a la cual se ha podido desarticular una importante vía de entrada de sustancias y objetos prohibidos en la prisión madrileña evitando, de esta manera, el negocio que se pudiera producir dentro del centro penitenciario".
En el taller en el que se encontró el alijo se fabrican componentes de automoción, motivo por el cual entran y salen a diario infinidad de camiones que transportan materiales. Más de medio kilo de hachís está considerada una cantidad descomunal dentro de una prisión.
La multitudinaria pelea que tuvo lugar en Estremera se originó por motivos relacionados con la droga
Hay que tener en cuenta el enorme valor que tienen estos objetos en la prisión. Según informa ACAIP-UGT las deudas generadas para hacerse con estos elementos y la lucha por el control de los mismos son fuente de graves conflictos.
De hecho, hace pocas semanas se produjo una pelea multitudinaria en la prisión de Estremera, supuestamente, por el control del tráfico de estupefacientes, que se saldó con varios funcionarios lesionados. Esta operación supone un duro golpe contra la droga en el Centro Penitenciario de Navalcarnero. Según ACAIP-UGT, merece la pena resaltar la implicación y profesionalidad de estos trabajadores. Y ello a pesar del déficit de personal que este centro arrastra desde hace tiempo. Concretamente son 123 las vacantes sin cubrir, de las cuales 84 corresponden precisamente al área de vigilancia, lo que representa casi el 70%.
La situación de esta prisión es trasladable al resto de centros dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que, a pesar de las últimas convocatorias de plazas, sigue arrastrando de más de 4000 vacantes, ya que apenas se cubren las bajas vegetativas, lo cual se verá incrementado por las próximas jubilaciones que se prevén, en muchos centros la edad media de los trabajadores supera los 55 años. ACAIP-UGT reivindica la necesidad de la cobertura de todas las plazas vacantes y que se actualicen las relaciones de puesto de trabajo para ajustarse a las nuevas necesidades, así como una mejora de las condiciones laborales y retributivas del personal penitenciario acorde a la importante labor, esfuerzo y dedicación de las plantillas.