Se veía venir, una migración es siempre muy complicada, y lo barato acaba saliendo caro. El pasado 29 de enero de 2020, el cuerpo de seguridad pública que cuenta con el más amplio despliegue territorial y el mayor número de competencias policiales de España, la Guardia Civil, se pasaba de Telefónica a Orange en un cambio sin precedentes que está poniendo en una situación complicada a la Benemérita y a su día a día. Primero fueron los móviles los que pasaron a depender de Vodafone, un cambio que no tiene mayor complicación, pero ahora le ha tocado el turno a los servicios de telefonía fija, comunicaciones unificadas e internet, que han pasado a ser suministrados y estar bajo el control de la tecnológica francesa.
El contrato entraba en licitación pública por primera vez, y fue adjudicado a Orange por 35 millones de euros, con una duración de cinco años. Si una migración es en todo caso compleja, imaginemos lo difícil que es hacer los mismo en una estructura como la de la Benemérita con su extensa y capilar red de datos.
Según fuentes del Cuerpo, desde que esta ha comenzado los problemas se han multiplicado: desde caídas del servicio en diversas localidades de España, especialmente en el sur; al inexplicable aumento de tiempo que requieren gestiones en la sede electrónica, tales como la solicitud de una sencilla autorización de viajes a menores, algo que ahora "puede llevar una eternidad"; o la sobresaturación que la red está produciendo en otros muchos departamentos. Y de todo ello dan buena fe los ciudadanos que acuden a hacer gestiones administrativas y que pasan a engrosar las largas listas de espera con gestiones que antes suponían cinco minutos y ahora requieren de horas de espera. "La red va a pedales, es un desastre sin paliativos que pone en peligro nuestro día a día", señalan sin contemplaciones desde el propio cuerpo de seguridad del Estado.
La importancia de la ubicación de las redes y los datos de un servicio estratégico
Orange, como nos confirman fuentes consultadas, no ha estado a la altura de las necesidades de una institución esencial que ha multiplicado su trabajo durante la pandemia. La migración se está llevando a cabo de forma muy lenta, y hay un descontento muy fuerte en sectores de la Guardia Civil por la decisión adoptada por el departamento que dirige el general Arturo Espejo, responsable de la Jefatura de Servicios Técnicos. Dicha jefatura se encarga de "la gestión, control y mantenimiento operativo de los equipos y sistemas informáticos, de telecomunicaciones y equipos especiales asignados a la Guardia Civil, la investigación y desarrollo tecnológico de recursos materiales de aplicación a la actividad de dicho Cuerpo. Así como la programación, obtención y análisis de los datos necesarios para la Guardia Civil, elaborando igualmente las estadísticas correspondientes".
De la Jefatura de Servicios Técnicos dependen cuatro servicios: Servicio de Informática, Servicio de Innovación Tecnológica y Seguridad de la Información, Servicio de Estadísticas y el Servicio de Telecomunicaciones.
Concurso polémico
La decisión de la adjudicación a Orange sigue levantando mucha controversia dentro de la Benemérita y son muchas las fuentes que hablan de polémico concurso de licitación. Y no es la primera vez que la Jefatura de Servicios Técnicos se ve atrapada en el ojo del huracán. A finales del año 2019 y según publicó El Confidencial Digital, el general Espejo decidió apartar al coronel jefe del Servicio de Telecomunicaciones, Juan Manuel Molina, alegando pérdida de confianza en virtud de la Ley de Régimen de Personal de la Guardia Civil, una decisión muy polémica dentro del cuerpo militar que todavía muchos no entienden.
Conviene recordar que el Servicio de Telecomunicaciones “tiene como cometidos programar y gestionar la adquisición, distribución y sostenimiento de los equipos y sistemas de telecomunicaciones. Así como la gestión técnica de los mismos, para satisfacer las necesidades de telecomunicaciones de las Unidades de la Guardia Civil en sus comunicaciones internas y externas. Gestiona también los servicios de telecomunicaciones proporcionados por los Operadores públicos y la seguridad de redes”.
Unas telecomunicaciones que, como nos insisten, no acaban de funcionar como lo venían haciendo con anterioridad. Y es que la red de datos de la Guardia Civil no es una red cualquiera. Migrar una red de datos de una compañía a otra, y especialmente a Orange España, que tiene muy poca experiencia a la hora de manejar una red de datos de la complejidad de la Guardia Civil, "les está causando muchos quebraderos de cabeza", comentan fuentes del sector. No es tan fácil migrar trocitos de red poco a poco; hace falta mucho dinero y también mucha capacidad técnica y equipos humanos de los que adolece a esa escala la compañía francesa, según cuentan a Escudo Digital esas mismas fuentes. Y eso pone en dificultades a la propia operatividad y el día a día del Instituto Armado.
Desde fuentes cercanas a la seguridad del Estado, apuntan este cambio de proveedor a las malas relaciones entre Enrique Belda, Subdirector General de Sistemas de Información y Comunicaciones para la Seguridad en Ministerio del Interior, y el General Arturo Espejo. Según estas mismas fuentes, las relaciones no son muy fluidas entre ambos, lo que no facilita el trabajo en común.
La Benemérita es el gran perjudicado del cambio de proveedor en la red de datos, aunque este también está lastrando a Orange y, en última instancia, afectando negativamente al ciudadano.