El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, destacó ayer lunes que Argelia es un "socio clave" en cooperación policial y migratoria tras recibir en Madrid a su homólogo argelino, Brahim Merad, a quien ha agradecido la colaboración para la liberación del ciudadano español secuestrado el pasado 14 de enero.
Esta visita oficial es la primera de un alto cargo argelino a España desde que estallara la crisis diplomática (ya veremos si superada o no) en marzo de 2022, originada por la decisión del presidente del gobierno español de cambiar la tradicional postura de España respecto al Sáhara Occidental.
Merad no es un ministro cualquiera. Además de ocupar la cartera de Interior, Comunidades Locales y Ordenación del Territorio, es una de las personas de máxima confianza del presidente Abdelmadjid Tebboune, quien lo designó director de su campaña para las elecciones presidenciales del 7 de septiembre de 2024.
Antes de su visita a España, el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ahmed Attaf, se reunió el pasado viernes 21 con su homólogo español, José Manuel Albares, al margen de la segunda jornada de la reunión ministerial del G20 celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica). Según medios argelinos, "el ministro español reiteró su agradecimiento a las autoridades argelinas por su eficaz contribución en la liberación del ciudadano español Joaquín Navarro el pasado mes de enero, expresando el apoyo de su país al papel de Argelia en el fortalecimiento de la estabilidad y el impulso al desarrollo en la región sahelo-sahariana".
Además, ambas partes "pasaron revista a las formas de impulsar las relaciones bilaterales mediante el fortalecimiento de la confianza mutua y el desarrollo de la cooperación". "Los ministros abordaron los últimos desarrollos relativos a la causa palestina, resaltando la necesidad de proseguir los esfuerzos internacionales para alcanzar una solución justa y definitiva al conflicto en Oriente Medio sobre la base de la solución de dos Estados", informaron los medios argelinos.
Estos encuentros entre los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores de ambos países tienen lugar después de que el Banco Central de Argelia levantara, el pasado 7 de noviembre, todas las restricciones impuestas al comercio exterior con España. Este gesto permitió la normalización de los intercambios comerciales, que han ido recuperando progresivamente los niveles previos a 2021, y marcó el inicio de una descongelación paulatina de las relaciones bilaterales.
La crisis diplomática
Cabe recordar que Argelia retiró a su embajador en España horas después de que, el 18 de marzo de 2022, se conociera el respaldo del presidente Sánchez —según algunos, motivado por presiones de EE.UU.— a la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental como la "base más seria, creíble y realista" del contencioso en la excolonia española.
En junio de ese mismo año, Argel suspendió el Tratado de Amistad y Buena Vecindad y bloqueó el comercio exterior con España, reduciendo al mínimo las relaciones bilaterales hasta noviembre de 2023, cuando se produjo un acercamiento diplomático a raíz de la llegada de un nuevo embajador argelino a Madrid.
Tres meses después, en febrero de 2024, estaba prevista una visita de Albares a Argel para consolidar la superación de la crisis, aunque se canceló a última hora sin explicación oficial. Asimismo, es de destacar que el bloqueo comercial nunca afectó a la exportación a España de gas argelino, nuestro principal suministrador de gas natural.
Persisten las diferencias sobre el Sáhara Occidental. Y España incumple resoluciones de la ONU
Actualmente, el Tratado de Amistad y Buena Vecindad, que define el marco del desarrollo de las relaciones entre los dos países desde 2002, continúa suspendido desde junio de 2022.
Este acuerdo, firmado el 8 de octubre de 2002 por el gobierno de José María Aznar y el difunto expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika, establece el compromiso por parte de ambos países de respetar la legalidad internacional y las resoluciones de Naciones Unidas. Un aspecto clave que España ya no cumple y Argelia sí, dado que la ONU sigue considerando al Sáhara Occidental un caso colonial al que debe aplicarse su doctrina y práctica en materia de descolonización. Esto significa que el pueblo saharaui tiene un derecho inalienable a la autodeterminación y la independencia.