Después de mucha, pero que mucha presión internacional, a Pekín no le ha quedado más remedio que prohibir la exportación de todos los drones civiles no regulados y que puedan ser utilizados con fines militares o en actividades terroristas. Esta prohibición, que también implicará la restricción de ciertos componentes de los drones, comenzará el próximo 1 de septiembre del presente año. Y es que ya no solo se trata del miedo, totalmente justificado, a la utilización de estos drones o componentes por actores no estatales (o también estatales) para terrorismo y crimen en general, sino al terror que produce la idea de que estos aparatos se utilicen como armas de destrucción masiva.
El Ministerio de Comercio chino comunicó el pasado miércoles que no solo los aparatos en sí serán vetados al comercio irregular o poco transparente, sino que también se incluirán en una lista de control de exportaciones otros aspectos importantes, como el sistema de imágenes infrarrojas, los láseres para indicación de objetivos y el equipo de medición inercial de alta precisión. Además, se están revisando las restricciones temporales impuestas a los drones civiles y, aunque no se ha especificado de qué tipo, el año pasado Beijing ya delimitó las exportaciones de drones de largo alcance citando el ejemplo de la guerra de Rusia en Ucrania.
Todo ello viene a colación de ciertos informes, como el publicado por CNN proveniente de fuentes de inteligencia norteamericana que afirman que China vende drones a Rusia y que este los utiliza en su batalla contra Ucrania. Otros reportes confirmarían que China ha aumentado sus exportaciones de drones y componentes a Rusia para ser utilizadas contra Ucrania, y que ambos países también han estado trabajando para producir conjuntamente vehículos aéreos no tripulados dentro de Rusia.
Las empresas de drones chinas
DJI Technology Co., conocida mundialmente como DJI, es una de las empresas más reconocidas en la industria de los drones.
Fundada en 2006 en Shenzhen (China), DJI ocupa actualmente una posición dominante en el mercado gracias a su innovación tecnológica y la calidad de sus productos. La compañía ofrece una amplia gama de modelos que satisfacen diversas necesidades, desde el uso recreativo hasta aplicaciones profesionales en cinematografía, agricultura y cartografía.
DJI ha sido pionera en la integración de tecnología avanzada en sus drones. Entre sus innovaciones se incluyen sistemas de estabilización de cámara, sensores avanzados para evitar obstáculos y software de vuelo autónomo. Modelos como el Phantom, el Mavic y la serie Inspire han establecido estándares en la industria. Además, DJI ha desarrollado plataformas como el Matrice y el Agras para aplicaciones industriales y agrícolas.
DJI no solo se centra en drones, sino también en un ecosistema de productos complementarios como cámaras de acción, estabilizadores y sistemas de transmisión de video. Esto ha permitido a la empresa atraer a un público más amplio.
Por otro lado, Autel Robotics es otra empresa china muy destacada en la industria de los drones, conocida por sus productos de alta calidad y que hace la competencia directa a DJI. Sus drones, como la serie EVO, han sido bien recibidos por sus características avanzadas, como cámaras de alta resolución y sistemas para evitar obstáculos. Autel ha enfocado sus esfuerzos en ofrecer productos que rivalicen directamente con los modelos de DJI, a menudo a un precio competitivo.
Yuneec es otra empresa china que ha logrado destacarse en el mercado global. Constituida en 1999, Yuneec ha desarrollado una gama de drones tanto para consumidores como para uso profesional. La serie Typhoon es especialmente conocida, ofreciendo características similares a las de DJI, como cámaras de alta calidad y capacidades de vuelo autónomo.
Por otra parte, se encuentra EHang, que ha tomado un enfoque diferente al centrarse más en soluciones de movilidad aérea urbana y drones autónomos para entregas y transporte de pasajeros. Un ejemplo de ello es el EHang 184, un vehículo aéreo autónomo para pasajeros que ha captado la atención mundial y posiciona a la empresa en un nicho diferente comparado con DJI y otros fabricantes de drones de consumo.
Al final el objetivo principal de estas restricciones/prohibiciones es la de evitar que los (muchísimos) drones fabricados en China sean utilizados para la proliferación de armas de destrucción masiva o en conflictos armados que contravengan los intereses globales de paz y seguridad.
En cuanto a los componentes más limitados tenemos los radares de apertura sintética y los motores con una potencia superior a 16 kilovatios. Además, las restricciones también se aplicarán a los equipos de comunicación inalámbrica que funcionen más allá de un rango de 50 kilómetros y los inhibidores de drones para uso civil con un alcance efectivo de más de 5 kilómetros.
China, que es el cuarto exportador de armas a nivel mundial, siempre estuvo bajo sospecha por su rol en la transferencia de tecnología militar a regiones conflictivas. No obstante, la versión del país sobre estas limitaciones o prohibiciones es bien distinta, porque Pekín argumenta que las restricciones buscan evitar que otros países utilicen los drones como excusa para imponer sanciones ilegales a empresas chinas. Compañías como DJI se verán sin duda muy afectadas económicamente por estas restricciones a partir del 1 de septiembre, y en el mundo (quizás) habrá menos drones que puedan ser utilizados para fines criminales o terroristas...