"Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Y la ganaremos"

No se trata de una operación policial, ni antiterrorista; Israel ha declarado el estado de guerra.

Ramón C. Riva.

Ex militar y experto en Seguridad.

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Imagen de recurso.
Imagen de recurso.

"Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Y la ganaremos", declaró este pasado sábado 7 de octubre el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, horas después que Hamás lanzara una operación sorpresa denominada "Inundación de Al Aqsa".

No se trata de una operación policial, ni antiterrorista; Israel ha declarado el estado de guerra y a través de las redes sociales se puede ver cómo los reservistas han comenzado a llegar a las bases del sur de Israel en autobuses.           

El Ejército de Israel dispone de 26.000 soldados profesionales y 100.000 haciendo el servicio militar obligatorio. Además, disponen de 400.000 reservistas que ya han sido movilizados por el gobierno israelí.

Aproximadamente sobre las 6:30 am (hora española), Hamas disparó una enorme andanada de cohetes desde la franja de Gaza hacia el sur de Israel. Según Hamás lanzó 5.000 cohetes en su fase inicial, según el ejército de Israel se dispararon 2.500 cohetes.

A las 7.30 horas, y utilizando el ataque con cohetes como cobertura, se produce una infiltración de combatientes en múltiples frentes. La mayoría de los combatientes entran a través de brechas en las barreras de seguridad y alambradas que separan Gaza e Israel, incluso derribando secciones enteras de vallas con excavadoras por donde , además de combatientes, posteriormente se introdujeron muchos simpatizantes palestinos. Simultáneamente se vieron también lanchas a motor que transportaban combatientes dirigiéndose a Zikim, una ciudad costera israelí con una base militar.

A partir de las 09:45 se comenzaron a escuchar explosiones en Gaza y a las 10:00 horas el portavoz militar de Israel dijo que la fuerza aérea estaba llevando a cabo ataques respuesta en Gaza.

Sobre esta misma hora el mismo portavoz del ejército comunicaba que combatientes palestinos atacaron y penetraron en al menos tres instalaciones militares cercanas a la frontera: el cruce fronterizo de Beit Hanoun , la base de Zikim y el cuartel general de la división de Gaza en Reim.

Al mediodía, Israel decidió interrumpir el flujo de electricidad, combustible y mercancías a la Franja de Gaza con el fin de destruir "las capacidades militares y gubernamentales" de Hamás y la Yihad Islámica.

Al caer la noche, las tropas israelíes todavía luchaban contra los miembros de Hamas en 22 localidades y zonas cerca de la Franja de Gaza (como la ciudad israelí de Sderot y la ciudad de Ofakim, a 30 kilómetros), lo que da idea de la amplitud del ataque.

En un discurso televisado el sábado por la noche Netanyahu afirmó que el Ejército de su país utilizará "todo su poder" para destruir a Hamas, e instó a los palestinos a abandonar la Franja de Gaza al advertir de que reducirá "a escombros" los escondites de los milicianos.

"Las Fuerzas de Defensa de Israel están a punto de utilizar todo su poder para destruir las capacidades de Hamás", dijo Netanyahu.

Hasta el momento, se calculan las muertes de al menos 300 ciudadanos israelitas y 232 palestinos tras la respuesta del ejercito judío.

Ahora mismo los esfuerzos de Israel se concentran en recuperar el total control de su territorio, frenar los ataques con cohetes de Hamás y ver cómo localizar a los más de 100 civiles y militares capturados, entre ellos el mayor general israelí Nimrod Aloni.  

Este ataque, sobre todo por la intensidad y alcance del mismo, ha pillado desprevenido a los servicios de inteligencia tanto israelitas como USA, que notaban un incremento de actividad de Hamas y sus apoyos iranies en la franja de Gaza, pero parece ser que el intento de objetivo de boicotear el acuerdo israelí con Arabia Saudí, humillar y provocar a Israel a un intento de invasión de la Franja o cualquier tipo de escalada sangrienta, que impida que la cuestión palentina se convierta en "segundo orden"  recordando  al mundo que el conflicto palestino no ha terminado; han acelerado y anticipado el proceso.

De concretarse la paz entre Riad y Tel Aviv, la monarquía saudí se uniría a Marruecos, Bahréin y Emiratos (2020), a Jordania (1994) y Egipto (1979) entre las naciones árabes que, a día de hoy, reconocen al Estado de Israel. Pero por ser las más recientes, donde le interesa fundamentalmente calentar la calle a Hamás, es en Marruecos y los Estados del Golfo.