La contienda que están sosteniendo Rusia y Ucrania tiene muchas más derivadas de las que a veces están presentes en el grueso de la opinión pública. Por ejemplo, resulta tremendamente relevante que Polonia esté intensificando sus preparativos para un posible conflicto bélico, impulsada por la amenaza latente que representa el conflicto. En ese contexto, el Gobierno polaco ha aumentado significativamente su gasto en defensa, hasta el punto de alcanzar el 4% de su PIB en 2023, una cifra muy superior al objetivo del 2% promedio de los integrantes de la OTAN. Esta inversión ha permitido a Polonia adquirir equipos avanzados como helicópteros Apache, tanques Abrams y aviones de combate F-35, con el objetivo de convertir a sus fuerzas armadas en las más grandes y mejor equipadas de Europa para 2035, como se apunta en la web de Chatham House, una organización que funciona como sistema para la celebración de debates y temas controvertidos.
Además de la modernización militar, Polonia está reforzando sus fronteras, especialmente con Rusia y Bielorrusia, hasta el punto de que está destinando 2.500 millones de dólares para su fortificación. Este esfuerzo se combina con iniciativas como el programa ‘Vacaciones con el Ejército’, que entrena a miles de voluntarios en tácticas de combate y supervivencia. El caso es que la población polaca ha mostrado un gran apoyo a estas medidas, con más de 11.000 voluntarios inscritos en este programa en 2023.
Diferentes indicadores políticos, militares y sociales apuntan a que el temor de Polonia a una expansión del conflicto ruso más allá de Ucrania es palpable, especialmente tras los incidentes de misiles que han llegado a su territorio. Este escenario, sumado a la memoria de la ocupación soviética, ha llevado al país a asumir un papel de liderazgo en la defensa europea. Las autoridades polacas han advertido reiteradamente sobre los riesgos que representa Rusia para toda Europa, lo que ha reforzado su compromiso con la OTAN y la Unión Europea.
Percepción de una amenaza latente
El caso es que el miedo a la guerra es palpable. Hasta el punto de que una encuesta elaborada por CBOS, que recoge el diario ABC, revela que el 83% de los polacos percibe la guerra en Ucrania como una amenaza para su seguridad, lo que ha llevado a muchos de ellos a inscribirse en programas de formación militar. En este contexto, el ministro de Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, ha apoyado la posibilidad de enviar tropas al frente ucraniano, sumándose a los llamamientos de otros países europeos. Hablamos de un marco prebélico en el que las universidades ofrecen programas como ‘Legión académica’, en la que miles de estudiantes reciben entrenamiento militar cada año.
Por ejemplo, Tomek, un joven polaco que ha recibido entrenamiento militar, considera que “lo más razonable” es estar preparado debido a la situación actual, y comenta que “tarde o temprano tendremos que hacer uso de estos conocimientos”. En esa dirección, el ejército polaco ofrece entrenamiento militar básico a civiles, quienes reciben formación en combate y manejo de armas. Además algunos servicios públicos y universidades también están involucrados en preparar a la población para la emergencia.
¿Cómo dimensionar de manera concreta lo cercana que los polacos contemplan la posibilidad de entrar en guerra con Rusia? La historia de Damián Duda, profesor en la Universidad Marie Curie Sklodowska, de Lubin, es muy esclarecedora al respecto. Duda lidera un equipo médico voluntario, que asiste a soldados ucranianos heridos en el frente. Para él, la guerra dejó de ser una posibilidad técnica hace tiempo y hoy día es una realidad. Este docente asegura que “todo esfuerzo es poco”, refiriéndose a la labor que realizan para salvar vidas, y añade que “vemos caer a hombres que están luchando por nosotros y eso nos lleva a hacer lo mismo por ellos”.
Como se señala desde Visual Politik, Polonia está tomando medidas extraordinarias para fortalecer su defensa frente a la amenaza rusa, hasta el punto de que se ha puesto el objetivo de destinar el 5% de su PIB al gasto militar para 2025, lo que equivale a 50.000 millones de dólares. Este esfuerzo busca evitar que se repitan los trágicos episodios del siglo XX cuando Polonia fue invadida y ocupada por fuerzas extranjeras (durante el siglo XX, Polonia sufrió ocupaciones por parte de Alemania y la Unión Soviética, que invadieron y dividieron su territorio, imponiendo regímenes opresivos, que cercenaron gravemente las libertades de gran parte de su sociedad y lastraron de manera constatable su economía).
A diferencia de otros países europeos, Polonia ha decidido reforzar especialmente su ejército de tierra, lo que se ha traducido en que ha duplicado el tamaño de sus fuerzas armadas en pocos años y proyecta tener 300.000 soldados en el futuro cercano. Este enfoque contrasta con la tendencia internacional a invertir en tecnología aérea y drones y coloca a Polonia entre las naciones con mayor fuerza militar de la OTAN.
Además de aumentar el número de soldados, Polonia ha puesto en marcha el denominado Escudo Oriental. Se trata de un ambicioso plan de fortificación de sus fronteras con Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado. Este proyecto, que cuenta con un presupuesto inicial de 2.500 millones de dólares, incluye barreras físicas, sensores avanzados y tecnologías antidrones para prevenir incursiones rusas. Polonia ha involucrado a la OTAN en el proyecto, y sus esfuerzos están alineados con sus vecinos bálticos, quienes también refuerzan sus defensas ante la amenaza rusa. El objetivo de este proyecto es ganar tiempo en casa de ataque, lo que permitiría la movilización de las fuerzas aliadas en auxilio del ejército y la población polaca en ese hipotético escenario.
La modernización militar de Polonia responde a la preocupación de que un ataque ruso seguiría el mismo patrón que las tropas de Putin emplearon en Ucrania, con el uso de misiles y drones contra infraestructuras civiles. Para prevenir este escenario, Polonia ha invertido en baterías antiaéreas y misiles defensivos. Este esfuerzo muestra la determinación polaca de evitar la repetición de una dramática historia y asegurar su soberanía ante posibles agresiones.
Ejemplos que dimensionan el esfuerzo polaco
Varias noticias ilustran la atmósfera prebélica que se vive en Polonia en los últimos tiempos. Como muestra, en abril de 2024, 5.000 soldados de varios países de la OTAN realizaron un ejercicio militar cerca de la frontera con el enclave ruso de Kaliningrado, lo que puso a prueba la capacidad defensiva de la región. A propósito de estos movimientos, el general Krzysztof Król, asesor del jefe de Estado Mayor del ejército polaco, señaló que están “ejerciendo la defensa del flanco oriental de Europa”, demostrando la relevancia estratégica de Polonia. Esa creciente militarización también se refleja en la sociedad polaca. Pitor Bartoszuk, director de un instituto de formación profesional en Goldap, destaca la incorporación de formación militar en el currículum escolar, explicando que “todo se hace para preparar a nuestra sociedad para defenderse en caso de ataque”. Esta formación es respaldada por el Ministerio de Defensa y forma parte de un esfuerzo mayor para reforzar la capacidad del país ante un posible conflicto.
En esa dirección, figuras clave del Gobierno polaco, como Cezary Tomczyk, viceministro de Defensa, ha instado a Europa a incrementar su apoyo militar a Ucrania, advirtiendo de que “si no detenemos esta guerra feroz, pronto podríamos enfrentarnos a una amenaza mucho mayor”. Esta visión es compartida por expertos como Lukasz Maslanka, del Centro de Estudios Orientales de Varsovia, quien afirma que las ambiciones europeas en defensa son “demasiado modestas” y corren el riesgo de llegar “demasiado tarde”.
‘Vacaciones con el ejército’
Otra de las muestras representativas de cómo la mentalidad polaca se está orientando hacia una posible confrontación bélica es la iniciativa Holidays with the army (‘Vacaciones con el ejército’). Este proyecto consiste en un campamento de entrenamiento básico de 28 días para muchachos y muchachas mayores de 18 años, muchos de los cuales son recién graduados. Según el portavoz del ministerio de Defensa el mayor Michal Tomazyk, la invasión rusa ha despertado “un impulso en los polacos para defender su nación”, superando así las expectativas iniciales que estimaban que se apuntarían unos 10.000 voluntarios, cuando finalmente han sido más de 11.000 los jóvenes inscritos en ese programa.
Durante el entrenamiento, los voluntarios realizan ejercicios tácticos y se les ofrece la opción de unirse al ejército profesional o a las fuerzas de defensa territorial. En ese sentido, el coronel Pavel Galazka, comandante del 18° regimiento de logística de Lomza, afirma “que el ejército quiere entrenar a tantos ciudadanos como sea posible”, reconociendo la amenaza constante proveniente del Este. En este sentido, las tensiones en la región han aumentado con incidentes con misiles rusos que han caído en territorio polaco y la presión migratoria en las fronteras de Bielorrusia, lo que según el ministro de exteriores polaco Radek Sikorski, es parte de “una guerra híbrida” contra Occidente.
¿Cuál es el sentir más común de los jóvenes que se alistan en esos programas de entrenamiento militar? El caso de Magdalena Kloss puede ser bastante representativo. Esta voluntaria de 34 años expresa su orgullo por unirse a este esfuerzo de defensa y destaca cómo ha esperado a que sus hijos crecieran lo suficiente para unirse al ejército. Dicho con sus palabras: “Estoy orgullosa de llevar el uniforme”, comenta, al tiempo que señala que no es solo madre y esposa sino también soldado.
Datos del fortalecimiento de las tropas de Polonia
En este contexto de política militar disuasoria contra nuevas tentaciones expansionistas rusas, Polonia está emergiendo como un jugador militar clave dentro de la OTAN, especialmente en respuesta a la agresión rusa. ¿Cómo se expresa esto? El país eslavo ha aumentado sus fuerzas terrestres de 150.000 a 250.000 soldados, según el ministro de Defensa de Polonia, Mariusz Blaszczak, Polonia también está adquiriendo equipamiento avanzado, con 180 tanques K2 Black Panther coreanos y tanques Abrams estadounidenses adicionales, para fortalecer su defensa. Esta modernización militar tiene como objetivo preparar a Polonia para un combate de alta intensidad, especialmente dado lo cerca que está de las fronteras con Rusia.
Aparte de aumentar su ejército, Polonia está enfocada en construir divisiones de combate pesado. Tanto es así que el país plantea tener sus divisiones completamente operativas, equipadas con tanques de batallas modernos y artillería, incluidas dos nuevas divisiones que están en desarrollo. De manera que las fuerzas terrestres polacas están diseñadas para operar de manera eficiente dentro de sus propias fronteras, lo que simplifica la logística y el suministro. Esta dinámica más nacional de los polacos contrasta con los objetivos y despliegue de otros países de la OTAN que necesitan proyectar su poder a lo largo de toda Europa.
Este enfoque localizado permite a Polonia concentrar sus recursos en la defensa directa contra las amenazas rusas. De cualquier modo, todos estos esfuerzos inversores en el ámbito militar comportan un gasto notable, lo que representa importantes desafíos financieros, con un 3-4% de su PIB, en el momento actual, dedicado a la defensa. A pesar de estos retos, Polonia se está consolidando como un actor crucial en Europa, provisto de una capacidad militar robusta, de manera que no solo se está posicionando para defender sus propias fronteras, sino también para servir como un baluarte en el flanco oriental de la OTAN.
En resumidas cuentas, Polonia se perfila como un actor clave en la seguridad europea, pero en el aire queda el interrogante de si estos preparativos militares que está implementando en su ejército, población civil y territorio serán suficientes para disuadir a Rusia de una posible invasión o agresión militar en el futuro.