A estas alturas, nadie duda del poderío militar y económico del país que preside con mano de hierro el dictador Vladimir Putin. La pregunta es, ¿hasta cuándo podrá sostener este gasto diario? ¿dispone Rusia de un pozo sin fondo para seguir atacando a Ucrania aunque finalmente no se llegue a la tan ansiada paz que está planeando Donald Trump desde su regreso a la Casa Blanca?
Prácticamente todos los días, Ucrania blinda como puede su cielo para protegerse del todopoderoso Putin. Y pese a contar con muchos menos medios, es capaz de detener entre el 80% y el 90% de misiles y bombas procedentes de su país vecino. ¿Y esto qué significa? Que Rusia gasta cada día millones de euros en armas de destrucción que, afortunadamente, repele Ucrania.
Sin embargo, a medida que el conflicto se prolonga, los gastos militares, las sanciones internacionales y la pérdida de ingresos por exportaciones han generado una carga financiera cada vez más insostenible para Moscú. ¿Cuánto le está costando realmente a Rusia esta guerra cada día?
El coste militar diario de Rusia por atacar a Ucrania
Uno de los mayores gastos para Rusia es el uso diario de armamento y la logística necesaria para mantener sus operaciones militares en Ucrania.
Según estimaciones de expertos en defensa, Rusia gasta entre 200 y 300 millones de dólares diarios solo en mantener sus tropas en combate. Este cálculo incluye el coste de municiones, combustible, mantenimiento de vehículos y pagos a los soldados.
Un misil de crucero, como el famoso Kalibr, tiene un coste aproximado de 1,5 a 2,5 millones de dólares por unidad. Rusia ha utilizado cientos de estos misiles desde el inicio de la guerra, lo que representa un gasto de cientos de millones de dólares solo en este tipo de armamento.
Otros sistemas de armas, como los cohetes Iskander, tienen un precio similar, mientras que los drones militares, como los Orlan-10, cuestan alrededor de 100.000 dólares cada uno.
Además, Rusia ha perdido una cantidad significativa de equipo militar, incluyendo tanques, aviones y helicópteros. Por ejemplo, un tanque T-90 tiene un coste de aproximadamente 4,5 millones de dólares, mientras que un caza Su-35 puede superar los 85 millones de dólares. Las pérdidas diarias de este tipo de equipo aumentan exponencialmente el coste de la guerra.
Según diferentes analistas, el dinero que lleva gastado Rusia es descomunal, propio de una guerra mundial y, por ende, sus conquistas siguen siendo pírricas.
Las sanciones internacionales parece que no pero sí afectan a Rusia
Las sanciones impuestas por Occidente han tenido un impacto profundo en la economía rusa. Desde el inicio de la invasión, países como Estados Unidos, la Unión Europea y otros aliados han implementado medidas que han aislado a Rusia del sistema financiero internacional.
Estas sanciones incluyen la exclusión de bancos rusos del sistema SWIFT, la congelación de activos de oligarcas y la prohibición de exportaciones de tecnología crítica.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía rusa se contrajo un 2,2% en 2022 y se espera que siga disminuyendo en los próximos años. La pérdida de ingresos por exportaciones de energía, que representan una parte significativa del PIB ruso, ha sido particularmente dolorosa.
Solo en 2022, Rusia perdió aproximadamente 160.000 millones de dólares en ingresos por la venta de petróleo y gas debido a las sanciones y los límites de precios impuestos por Occidente.
O lo que es lo mismo: pese a que datos como el PIB o el desempleo en Rusia no se han visto perjudicados en 2023 y 2024, se espera que las sanciones internacionales -sobre todo aquellas impuestas por Europa y Canadá- sean a largo plazo una enorme losa para la economía rusa.
El coste humano y su impacto económico
Aunque es difícil cuantificar el coste humano en términos monetarios, las pérdidas de vidas y lesiones entre los soldados rusos tienen un impacto económico indirecto. Rusia ha sufrido decenas de miles de bajas militares, lo que implica costos adicionales en términos de compensaciones a las familias, atención médica y rehabilitación de heridos.
Además, la movilización parcial de reservistas en 2022 generó una fuga de cerebros y mano de obra calificada, lo que ha afectado negativamente a la economía rusa a largo plazo.
La depreciación del rublo y la inflación
La guerra también ha tenido un impacto significativo en la moneda rusa. Aunque el rublo se recuperó temporalmente gracias a las medidas del Banco Central de Rusia, como la subida de tasas de interés y la obligación de convertir divisas, la inflación ha erosionado el poder adquisitivo de los ciudadanos.
La inflación en Rusia ha alcanzado un 13,7%, lo que ha encarecido los bienes de consumo y reducido el nivel de vida de la población.
Aunque es difícil calcular con precisión el coste total de la guerra para Rusia, algunos analistas estiman que el Kremlin gastó más de 100.000 millones de dólares solo en los primeros seis meses del conflicto. O lo que es lo mismo, Rusia estaría gastando aproximadamente 500 millones de dólares diarios en mantener su invasión.
Una guerra que ya dura tres años y cuyo coste podría ser el mayor gastado nunca por Rusia en un conflicto contra otro país en toda su historia, incluyendo la II Guerra Mundial.