Según el periódico británico The Telegragh, Estados Unidos está contemplando una medida significativa (y contextualmente preocupante) en su estrategia de defensa de Europa al planear estacionar armas nucleares en la base aérea RAF Lakenheath en Suffolk, Reino Unido. Esta acción representa un cambio importante desde que en 2008 Estados Unidos retirara sus misiles nucleares del Reino Unido, reflejando un período de relativa distensión tras el fin de la Guerra Fría. La intención de los norteamericanos es colocar ojivas nucleares en RAF Lakenheath con una potencia considerablemente mayor que la bomba de Hiroshima, una decisión que resalta la seriedad con la que se están tomando las actuales tensiones geopolíticas.
La noticia surge desde luego en un contexto de creciente tensión global, particularmente debido a la tensión creciente con Rusia, desde su invasión de Ucrania en 2022, la percepción de amenazas de otros países como Irán y Corea del Norte, y especialmente después de los ataques terroristas de Hamas en Israel el pasado 7 de octubre de 2023 que está implicando a una escalada paulatina en otras zonas de Oriente Próximo. Hemos sido testigos en las últimas semanas de advertencias de que los países de la OTAN necesitan preparar a sus ciudadanos para una posible guerra con Rusia. En estas advertencias hemos visto como altos oficiales de la OTAN han expresado su preocupación sobre la necesidad de una preparación militar y civil intensiva; hace solo unos días, el almirante Rob Bauer, un alto oficial militar de la OTAN, dijo que los ciudadanos civiles deberían prepararse para una guerra total con Rusia en los próximos 20 años y que requeriría un cambio total en sus vidas. El general Sir Patrick Sanders, jefe del Ejército Británico, advirtió que se necesitaría llamar al público a luchar si hubiera guerra con Rusia porque el Ejército era demasiado pequeño. Sus comentarios obligaron a Downing Street a descartar el reclutamiento porque la población civil se puso realmente nerviosa...
Esta “depósito” de armas nucleares en Reino Unido, no solo es significativo desde un punto de vista militar, sino que también tiene profundas implicaciones políticas y diplomáticas. Por supuesto, Rusia ha interpretado este potencial despliegue de armas nucleares en suelo británico como una provocación y ha advertido sobre posibles contramedidas. Este intercambio de advertencias y respuestas aumenta la tensión y subraya la importancia de manejar la situación con delicadeza y diplomacia para evitar una escalada.
La base aérea de RAF Lakenheath, que tiene un pasado histórico con la era de la Guerra Fría, se prepara para albergar bombas de gravedad B61-12. Estas bombas representan una capacidad nuclear significativa y supondrían, según Washington, una muestra tangible del compromiso de Estados Unidos con la seguridad de sus aliados europeos.
La base aérea británica está experimentando mejoras significativas en su infraestructura y seguridad para albergar este tipo de armas, lo que incluye la construcción de nuevas instalaciones para el personal y sistemas de seguridad mejorados. Para los norteamericanos, esta acción se enmarca dentro de un esfuerzo mayor por reforzar la presencia militar de Estados Unidos en Europa en respuesta a lo que se percibe como un ambiente de “seguridad cambiante”. La planificación de este envío de armas nucleares también incluye el desarrollo de una nueva versión de la bomba B61 con una capacidad destructiva aún mayor, lo que indica una preparación para enfrentar escenarios de conflicto de alta intensidad.
Sin embargo, este plan ha suscitado debates y preocupaciones, no solo a nivel internacional con la respuesta de Rusia y el aumento de la tensión con Moscú, sino también a nivel local en el Reino Unido, donde se han planteado inquietudes sobre el impacto ambiental y legal de tales planes.
La decisión de estacionar armas nucleares en el Reino Unido es un reflejo de un mundo que enfrenta incertidumbres y tensiones renovadas, reminiscentes de la Guerra Fría. Esta situación subraya la importancia tanto de la diplomacia, como de la preparación en defensa, y también la necesidad de un diálogo constructivo entre las naciones para asegurar un futuro de estabilidad y paz. La disuasión a Rusia que está llevando a cabo la OTAN con gigantescas maniobras militares en Europa, aumento de los presupuestos en Defensa de los países aliados, refuerzo del poderío nuclear… desde luego sirven para mostrar al Kremlin que la Alianza Atlántica está decidida a no dar ni un paso atrás, pero a la vez tensiona la cuerda hasta límites geopolíticos que no habíamos conocido últimamente en el viejo continente, facilitando así que cualquier incidente con el gigante ruso pueda derivar en una contienda militar no deseada.