Altos representantes de los Gobiernos americano y ruso (Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, encabeza la delegación rusa y el secretario de Estado Marco Rubio, la de EE.UU.) se reúnen desde el martes 18 de febrero en Arabia Saudí para adelantar las iniciativas de paz que Donald Trump tiene en mente hace tiempo para terminar con el conflicto armado entre Rusia y Ucrania.
Principales propuestas de paz
Son muchos los rumores de las concesiones que tendrían que hacer los rusos, pero especialmente los ucranianos para llevar a cabo una paz duradera y, sobre todo, creíble.
- Todo debería empezar, para que Moscú tomara en serio estas conversaciones, asegurando la neutralidad de Ucrania y no adhesión a la OTAN: Kiev debería declarar su neutralidad y renunciar (¿por cuánto tiempo?) a sus aspiraciones de unirse a la OTAN.
- Obviamente se debe tratar con un alto el fuego y retirada de tropas: se establecería un alto el fuego efectivo a partir de una fecha determinada, seguido de la retirada planificada de las fuerzas militares de las áreas en conflicto. Rusia quiere mantener el control de ciertas regiones ucranianas, lo cual es un “tema caliente” en las negociaciones.
- Rusia se encuentra actualmente asfixiada económicamente por las sanciones internacionales, por lo que se requerirá un levantamiento gradual de sanciones a Moscú. Este proceso se realizaría en un período de tres años, condicionado al cumplimiento de los acuerdos de paz por parte de Moscú.
- Estados Unidos quiere cobrarse la ayuda militar y financiera prestada a Kiev durante la guerra con el acceso exclusivo a recursos minerales, que estarían valorados en aproximadamente 500.000 millones de dólares. Rusia también quiere coger de este pastel, y muchas son las voces que aseguran que este será un punto clave en las negociaciones de paz.
Participación europea en las negociaciones de paz
Aunque todo indica que el peso real de estas negociaciones las llevará Washington y Moscú (esta decisión ha generado inquietud entre los líderes europeos, quienes temen que sus intereses y los de Ucrania puedan verse comprometidos en un acuerdo negociado sin su participación), todo parece indicar que existirá una participación internacional en las negociaciones, como así lo ha asegurado Marco Rubio, que ha enfatizado que Ucrania y Europa tendrán un papel en cualquier acuerdo de paz real.
En cuanto a las necesarias garantías de seguridad para Ucrania, se propondrá la implementación de unas medidas lo suficientemente robustas para Kiev, posiblemente a través de acuerdos internacionales que aseguren su soberanía e integridad territorial (o lo que quede de ella después de los acuerdos).
¿Un ejército europeo?
La dignidad se ha apoderado (¿de repente?) de algunos europeístas y también del presidente ucraniano Zelenski, que en la Conferencia de Seguridad de Múnich llamó a la creación de unas fuerzas armadas europeas, aprovechando el momento de “divorcio” que vive el Viejo Continente con su aliado natural americano.
Esta idea, absolutamente irreal a corto y medio plazo, parece más una pataleta que una necesidad, ya que la inversión de recursos económicos, materiales y humanos que haría falta para llevar a cabo este proyecto, es infinitamente superior a un aumento en los presupuestos de defensa (no, no hace falta llegar al 5% que pide Trump) en Europa.
El presidente americano solo va a estar 4 años en el poder y los cambios geopolíticos que se están produciendo desde su llegada a la Casa Blanca, podrían cambiar de nuevo con un Gobierno diferente.
Planes europeos para el despliegue de tropas en Ucrania
Mientras Washington y Moscú hablan, algunos países europeos ya desarrollan planes para enviar tropas de mantenimiento de la paz a territorio ucraniano. Encabezados por Londres y París, estos países prevén un acuerdo de paz en el que determinadas zonas limítrofes entre Ucrania y Rusia necesitarán de presencia internacional para el referido mantenimiento de los acuerdos firmados.
Aunque no se han dado detalles sobre este plan, para evitar dar ventaja estratégica a Moscú, parece claro que Estados Unidos no va a enviar ni participar de manera directa en este plan de “cascos azules” que pudiera surgir tras firmar la paz, por lo que Europa tendrá que poner los medios económicos y humanos para ello.
Viendo los exabruptos a los que nos tiene acostumbrados el nuevo Gobierno norteamericano, Europa tiene todo el derecho (y el deber) de preocuparse. El nivel de participación de Europa en las conversaciones de paz entre Rusia y EE.UU. está por verse y se tienen que desarrollar medidas para garantizar la seguridad en nuestro continente.
El aumento del gasto europeo en defensa europeo es ineludible (además de una oportunidad para desarrollar algunas economías de Europa), y también la inversión en la industria de defensa ucraniana. Aunque Kiev esté destinada a no formar parte de la OTAN, al menos por ahora, una Ucrania fuerte significará disuadir al gigante ruso de volver a intentar atacar militarmente a Europa.