Geopolítica y militarización del Ártico: Estrategias y actores presentes (parte 1)

Para el país más poderoso del mundo, los cambios geopolíticos y el impacto del cambio climático están impulsando un nuevo enfoque geopolítico para el Ártico.

Javier Saldaña Sagredo

Coronel de Ejército de Tierra (R).

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Soldado del ejército con el rifle de francotirador en acción en el Ártico.
Soldado del ejército con el rifle de francotirador en acción en el Ártico.

El océano Glaciar Ártico es un área que la Administración norteamericana lleva identificando desde hace algo más de una década como el principal escenario de competición estratégica con Rusia y China después del Indo Pacifico. Por ello, cuando Trump planteó en 2019 la posibilidad de comprar Groenlandia, puerta de entrada al Ártico desde el Atlántico norte, provocó el estallido de una pequeña crisis diplomática con Dinamarca. Nadie entendió cómo dos socios de la OTAN podían entrar en un conflicto territorial en pleno siglo XXI.

Sin embargo, quien piense ahora que Trump ha vuelto a cometer la misma torpeza con sus recientes declaraciones sobre la isla no está en lo cierto. A pesar de lo histriónico de sus declaraciones, los comentarios de Trump no han sido gratuitos. Es evidente que el presidente de la todavía nación más poderosa del mundo no puede realizar unas revelaciones de tan hondo calado geopolítico sin que no se haya asesorado convenientemente por su nuevo equipo de expertos y sobre todo sin estar alineadas con una Política de Estado como lo es la de Defensa en los EE.UU.

Efectivamente, según la Estrategia militar para el Ártico del Departamento de Defensa estadounidense (2024 Arctic Strategy), los EE.UU. son una nación ártica y señalando a la región como fundamental para la defensa de la nación, la protección de la soberanía nacional y la preservación de los compromisos con los tratados de defensa con sus socios y aliados. Para el país más poderoso del mundo, los principales cambios geopolíticos de la última década, como la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, la creciente asociación estratégica entre China y Rusia y los impactos acelerados del cambio climático, están impulsando la necesidad de un nuevo enfoque geopolítico para el Ártico. Según la Estrategia, la región ártica, cada vez más accesible, se está convirtiendo en un lugar para la competencia estratégica y los EE.UU. deben estar preparados para enfrentarse a ese desafío junto con sus socios y aliados.

Competición entre EE.UU., sus socios de la OTAN y la propia Rusia

Para el Departamento de Defensa norteamericano la región ártica comprende geográficamente todos los espacios terrestres marítimos y aéreos, tanto estadounidenses como de otros países, al norte del círculo polar ártico, así como los situados al norte y al oeste de la frontera formada por los ríos Porcupine, Yukon y Kuskokwim, sus mares contiguos, incluidos el Océano Ártico y los mares de Beaufort, Bering y Chukchi y la cadena de las islas Aleutianas. Eso supone parte del territorio de los EE.UU., Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Rusia, todos dispuestos en circulo alrededor del océano Glaciar Ártico. De esa forma, desde el punto de vista estratégico, la competición en este escenario está servida entre los EE.UU. y sus socios en la OTAN y la propia Rusia, con el apoyo incondicional de China para quien la apertura de rutas comerciales en el Ártico que potencien su expansión comercial se averigua fundamental.

En este contexto, para su competidor estratégico, la Federación Rusa, el Ártico no solo es contemplado como fundamental para la defensa de su territorio y la seguridad del propio Estado, sino que también desempeña un papel importante en los cálculos económicos.

Esta importancia se refleja en sus documentos estratégicos que, como el Concepto de Política Exterior de la Federación Rusa 2023, posiciona al Ártico en segunda prioridad tras el “entorno de los países próximos" de Rusia y por delante de otras regiones tan confrontadas como el Indo Pacifico. No hay que olvidar que Rusia cuenta con el territorio ártico más extenso y la mayor presencia militar en el área de todas las naciones circundantes. De esa forma y de acuerdo con el CSIS (Centre for Strategic and International Studies), Rusia ha ido aumentando su despliegue militar en el Ártico con nuevas capacidades militares que incluyen más de una decena de estaciones de radar, sistemas y aviones de vigilancia marítima.

Nuevas instalaciones marítimas, una docena al menos de nuevos aeródromos y más de una veintena de puestos avanzados a lo largo del litoral ártico han supuesto el establecimiento de nuevas instalaciones de sistemas de defensa aérea, drones y navíos rompehielos. Nuevas bases como las establecidas en las islas de Franz Josef Land (en el Ártico occidental), Wrangel y Kotelny (estas dos últimas en el Ártico oriental) están ya proporcionando a Rusia una defensa adelantada adecuada a sus intereses en el área. en un claro afán expansionista pretende “colonizar” nuevos territorios árticos que le aseguren un control efectivo de los recursos naturales que ese océano esconde.

De esa forma, la “infraestructura marítima avanzada” de Rusia en el Ártico podría permitirle hacer valer reclamaciones sobre aguas territoriales internacionales a lo largo de la Northern Sea Route reclamando el derecho a regular sus aguas a lo largo de la ruta en en contra de lo dispuesto por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), imponiendo requisitos ilegales a los buques extranjeros que transitan por la ruta y amenazando con el uso de la fuerza a los buques que no cumplan con las regulaciones rusas.

Por ello, para la defensa marítima de su territorio ártico, Rusia también ha reforzado su presencia militar en las guarniciones terrestres a lo largo de su litoral norte desde la península de Kola (próxima a Finlandia) hasta el mar de Bering (en los confines de Siberia). De esa forma Rusia cuenta con dos Cuarteles Generales y alrededor de veintidós brigadas terrestres y de Infantería de Marina “orientadas” en su despliegue al Ártico, que también apoyan los desplazamientos temporales y adaptación al entorno ártico de unidades aerotransportadas. Para ello, son frecuentes los ejercicios de adiestramiento como el Vostok 2022, Tsentr 2019 o Grom 2019, éste último con el empleo de armas nucleares. Además de ello, en enero de 2023, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Valery Gerasimov, anunció la creación y despliegue de un nuevo Cuerpo de Ejército en Karelia, cercano a frontera finlandesa.

Para el control de las rutas de comunicaciones marítimas, especialmente la Northern Sea Route, la Flota del Norte rusa, que tiene su base principal en Severomorsk, en la península de Kola, ha ampliado su zona de operaciones, desde su hábitat natural alrededor del mar de Barents hasta los confines del de Bering donde conecta con la Flota del Pacifico con base en Vladivostok. Según el Military Balance de 2023 del IISS (Institute International for Strategic Studies) esta Flota, que dispone de importantes fuerzas nucleares estratégicas, específicamente su fuerza de misiles balísticos lanzados desde submarinos consta de tres Agrupaciones navales, un Cuerpo de Ejército terrestre y otro aéreo y de defensa antiaérea. Entre sus navíos, destaca como buque insignia del único portaviones de la Armada rusa, el Almirante Kuznetzov, actualmente en carena y unos ciento cincuenta navíos de diferentes clases entre los que destacan una treintena de submarinos de los que once son nucleares con misiles balísticos, nueve con misiles de crucero y el resto de ataque convencionales.

El inquebrantable apoyo de China a los intereses rusos

Como apoyo inquebrantable a su geopolítica en el Ártico, Rusia dispone de China como socio interesado en todo cuanto suponga competir por la supremacía estratégica en el área y aumentar de esa forma su influencia y actividades en la zona. En los últimos años, se ha constatado el incremento de la colaboración entre Rusia y China en la región, centrándose en los recursos energéticos, minerales, transporte marítimo y cooperación militar. Aunque China no es una “nación ártica”, el gigante asiático está tratando de desempeñar un rol más importante en la gobernanza regional para aprovechar los ingentes recursos del Ártico. De esta forma, la RPC busca promover la región ártica como un "global commons" para cambiar la gobernanza del Ártico a su favor afirmando que los Estados árticos deberían contribuir al "futuro compartido de la humanidad" de la región por su importancia global.

En este contexto, el aumento de la presencia china en el área es más que evidente, bien para la participación en ejercicios militares conjuntos con Rusia o como campo de pruebas y adaptación de nuevas sistemas armas al entorno ártico como vehículos anfibios y submarinos no tripulados o aviones de ala fija adaptándose a su empleo en condiciones climáticas extremas. La República Popular ya opera permanentemente en la zona con tres navíos rompehielos, el Xue Long, el Xue Long 2 y el Zhong Shan Da Xue Ji Di para apoyar el transito marítimo chino tanto de sus expediciones científicas en el área como a los tránsitos comerciales a través de la denominada “ruta de la seda polar” que utiliza la Northern Sea Route para su acceso a los mercados del norte y este de Europa. al.

En el plano militar, desde 2003, cuando Rusia y China participaron por primera vez en unas maniobras militares combinadas bajo los auspicios de la Organización de Cooperación de Shanghái la colaboración no ha cesado de aumentar especialmente tras la agresión rusa en Crimea en 2014, cuando se llevaron a cabo cinco ejercicios conjuntos sin precedentes, mientras que su número aumentó a siete dos años después.

La pandemia de Covid y la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022 provocaron un impasse temporal, no por falta de intencionalidad, sino más bien por limitaciones de recursos. El más reciente de los ejercicios más cercanos al espacio ártico, frente a la costa de Alaska, el Northern/Interaction 2023, fue particularmente significativo, tanto en términos de escalada geográfica como de proximidad al territorio estadounidense. La flota combinada china y rusa, compuesta por once buques, navegó desde el Mar de Japón hasta los mares de Chukchi y Bering, puntos de entrada y salida para el paso del Noroeste y de la ruta del Mar del Norte que atraviesan el Ártico circunnavegando las Islas Aleutianas con objetivo declarado de "salvaguardar la seguridad de un paso marítimo estratégico" para ambas naciones.