Esta carta es la firmada por el ministro de Relaciones Exteriores británico (Foreign Office) Arthur James Balfour y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, político conservador, de ideas sionistas y amigo cercano del líder sionista británico Chaim Weizmann, líder de la comunidad judía en Gran Bretaña y posteriormente primer presidente del Estado de Israel, para su transmisión a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda. El texto fue publicado en la prensa el 9 de noviembre de 1917.
Solo como detalle, no es anecdótico que las dos figuras más importantes de la creación del Estado de Israel fuesen un bielorruso (Weizmann) y una ucraniana (Golda Meir).
"El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político de los judíos en cualquier otro país".
Sesenta y siete palabras que han tenido un efecto sísmico en Oriente Medio, y que según muchos politólogos (y espero) pesimistas sitúan en esa zona el origen de la posible III Guerra Mundial.
Dos disparos de una pistola semiautomática FN Modelo 1910, calibre 7,65 precipitaron en Sarajevo la Primera Guerra Mundial. Y 173 cm de fallido artista austriaco (Adolf Hitler), aprovechando la insatisfacción alemana por el tratado de Versalles, iniciaron la Segunda.
Ahora, en octubre de 2023, y tras "entrar al trapo" Israel del ataque terrorista de Hamas, solo una semana después de los atentados el mundo -sobre todo el islámico- ya casi ha olvidado que esto ha sido un movimiento " de ajedrez" de Irán.
En los movimientos geopolíticos del siglo XXI, sobre un parchís de 5 núcleos de potencia (EEUU, China, Unión Europea, Rusia y mundo árabe, con una India incipiente a 15-20 años) casi todos dan por descontado que se pasará del parchís al ajedrez y será cosa de dos.
Y es que solo EEUU y China son a la vez grandes potencias militares y económicas. Pekín tiene una ventaja demográfica mientras que Washington la tiene geográfica (es la única gran potencia con frontera propia a los dos grandes océanos Atlantico y Pacifico). Rusia y la URSS no son lo mismo, militarmente y sin poder nuclear (destrucción mutua) está demostrando no ser tan "ogro" como se pensaba; de hecho, la OTAN sin Estados Unidos está más preparada y tiene mayores capacidades bélicas que Rusia. Y, sobre todo, por su poco peso económico. No se puede aspirar a ser gran potencia con un PIB menor que Brasil y que pronto será alcanzado por Corea del Sur, décima parte del Chino o la mitad del alemán.
De los dos restantes, UE y el mundo árabe, el primero es un gigante económico (la mitad que EE.UU.) y con un gasto militar cuatro veces menor, con multitud de intereses contrapuestos y a veces enfrentados, y a quien la pandemia y la guerra de Ucrania ha venido a reforzar y dar objetivos comunes.
El quinto, el concepto poder árabe-musulmán, que no es lo mismo. Árabe, que es exclusivamente lingüístico y geográfico, no debe confundirse con el de "musulmán", que es la comunidad de personas cuyo credo religioso es el islam.
Al igual que dentro de la UE históricamente ha habido enfrentamientos y guerras entre las dos mayores tendencias del cristianismo (católicos y protestantes), en el mundo árabe-islámico hay, sobre todo en Oriente Medio, una pugna por liderar ese poder geográfico y sobre todo económico (gas, petróleo).
Primero hay un enfrentamiento entre las dos tendencias del Islam, los sunitas y chiitas, de modo que Irán es el país clave de los chiitas mientras que Arabia Saudí es el líder de los sunitas.
Nadie hace competencia en liderazgo chiita a Irán (70 millones, le siguen por orden de creyentes Pakistán 26 millones; Irak, con 22; Azerbaiyán con 7, aunque hay 24 millones de chiitas en India, 11 en Turquía). Los creyentes chiitas son mayoría dentro de su país en Irán, Azerbaiyán, Bahréin, Irak y un tercio de la población en Líbano y Yemen.
El caso sunita es algo más complicado, porque aparte del liderazgo religioso de Arabia Saudí (la Meca y Medina), hay potencias como Turquía, Egipto o Indonesia -aquí se encuentra la mayor población musulmana del mundo- que también ejercen sus áreas de influencia correspondientes.
Turquía y Egipto son repúblicas sunní, Arabia Saudí es monarquía sunní e Irán, teocracia chii.
En el pulso religioso-económico, Arabia frente a Iran, poco a poco Arabia iba cercando a Irán. Hasta el punto de que la mayor parte de los países árabes ya reconocen al estado de Israel, protegen la causa palestina, pero no mantienen un status belli con Israel.
De hecho, en 2015 y liderada por Arabía Saudí, estuvo a punto de crearse la llamada OTAN árabe, que excluía a Irán. Intento que se repitió en marzo 2022, cuando los jefes de la diplomacia de EE.UU., Israel, Emiratos Árabes, Egipto y Marruecos empezaron a coordinar una nueva estructura de defensa para frenar los "ímpetus expansionistas de Irán".
Posteriormente, en la cumbre de Jeda, en junio de 2022, Arabia Saudí le arrebató el liderazgo a EE.UU. Los países árabes presentes decidieron que no pueden depender de los Estados Unidos para protegerlos de Irán y temen que Washington no acuda en su ayuda en caso de que suceda una confrontación militar con este, al igual que no acudió en ayuda de Ucrania cuando fue atacado por Rusia, por lo que decidieron una mayor cooperación entre los propios países árabes y abrir vías de dialogo con Irán.
Pero cuando el 15 de julio de 2022, esta fecha es muy importante, Biden anunció el primer logro de su gira por Oriente Medio (Arabia Saudí permitirá a Israel usar su espacio aéreo) todas las alarmas se encendieron en Teherán.
El 3 de abril de este año, el Gobierno de Arabia Saudí afirmaba que un acuerdo para normalizar sus relaciones con Israel sería "tremendamente beneficioso" para la región, si bien ha recalcado que depende de los progresos en el proceso de paz entre palestinos e israelíes, fundamentado en dos estados con las fronteras de 1967.
Justo lo que ni Teherán, ni la parte "ultra" del gobiernos de Netanyahu, pueden consentir. Ni Teherán verse aislada en una paz con Israel que aísle sus milicias chiís (Hamas, Hezbola, etc ) ni los ultras ortodoxos que apoyan a Netanyahu las fronteras del 67 y un estado palestino.
De abril a los atentados de octubre han sido los seis meses que Hamas, apoyada y formada por el gobierno de Teherán, ha necesitado para planificar y ejecutar su plan. Y aún queda la intervención de Hezbola desde el Líbano.
Entiendo a los israelitas. Si yo fuese padre o pariente de alguna de las 1.200 víctimas o de los 200 rehenes de los atentados de Hamás, y aun sabiendo que utilizan las viviendas, hospitales, e infraestructuras de la franja de Gaza para ocultarse y utilizar a los suyos como escudo humano, entraría con todo.
También entiendo a los palestinos, si aparte de invadido, expulsado de mi casa, refugiado, soy padre o pariente de alguna de las víctimas de los bombardeos israelitas, también respondería con todo.
Y ese todo es el sentimiento que se contagia hacia millones de musulmanes en todo el mundo, que provocan la alerta en Europa, y logran que fijos en el día a día nos olvidemos de su inicio.
La crisis actual se produce en un movimiento de enroque de Irán para no verse solo y aislado, cercado en Medio Oriente.
Israel, Arabia Saudí y Emiratos deben recapacitar muy fríamente sus siguientes movimientos.
La guerra entre Israel y Hamás pone en guardia a Irán y EE.UU. y amenaza con una escalada bélica sin retorno.