Modi 3.0 o cómo consolidar a la India como superpotencia en el orden mundial

Tras revalidar el cargo sin mayoría absoluta, Narendra Modi deberá consolidar la fuerza manufacturera y digital del país y seguir tejiendo acuerdos con EE.UU., Rusia, Israel y los países árabes.

Pedro Fernaud

Periodista

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El Primer Ministro Narendra Modi. Foto de archivo.
El Primer Ministro Narendra Modi. Foto de archivo.

Los 1.390 millones de indios que en la actualidad conforman la población de este titán asiático votaron, entre el 19 de abril y el 1 de junio, para delimitar el destino político de la India hasta 2029. Por tercer sufragio consecutivo, ganó Bharatiya Janata Party, el partido político del primer ministro indio, Narendra Modi, que ha vuelto a ser la fuerza más votada. No obstante, la victoria del nacionalismo hindú fue mucho menos contundente de lo previsto por los sondeos y se dejó bastantes escaños con respecto a 2019. Modi gobernará en este mandato gracias al respaldo de sus socios de coalición, la Alianza Democrática Nacional de la India (NDA), junto a los que ha sumado 290 escaños en las recientes elecciones generales, cifra que rebasa los 272 asientos que otorgan una mayoría en la Cámara Baja del Parlamento o Lok Sabha. Por primera vez en diez años, el partido de Modi, el Bharatiya Janata Party (BJP), no logra gobernar en solitario. En este contexto, resulta de gran interés analizar el posible impacto global de este su tercer mandato, así como las diferentes derivadas e influencias de este gobierno en la confirmación del equilibrio político de la Comunidad Internacional.

Es cierto que Modi comienza su tercer mandato con una base política más reducida, pero esto no afectará significativamente su política exterior, para la que cuenta con un amplio apoyo multipartidista. El caso es que India se ha consolidado como un actor internacional importante. No en vano, hablamos del país más poblado del planeta, con la quinta economía más grande y un sector tecnológico en rápida expansión. Modi ha buscado siempre fortalecer el papel de India en el mundo, apoyándose en el nacionalismo hindú no sólo para robustecer el país internamente (aunque pierde cohesión por su falta de respeto a las minorías religiosas y culturales; como denuncia Amnistía Internacional, “cargos públicos, dirigentes de la política y simpatizantes del Partido del Pueblo Indio (Bharatiya Janata Party) -partido del gobierno federal- hicieron impunemente apología del odio y de la violencia contra minorías religiosas, sobre todo la musulmana, con lo que se incrementaron los delitos de odio”), sino también como una herramienta de poder blando.

Claves del ‘poder suave’ mundial de la India

¿En qué ejes se sustenta ese poderío suave que está desplegando Modi en el mundo? Bajo su liderazgo, India ha ingresado en diversos foros globales y se ha consolidado como proveedor de seguridad neta incrementando las ventas de armas y desarrollando de manera estimable su capacidad naval. Estos movimientos se traducen en oportunidades y desafíos: en el escenario actual, India podría convertirse en un socio formidable de los grandes actores internacionales, como Estados Unidos y la Unión Europea, para así contrarrestar el poderío político, económico y militar de China.

Simultáneamente, la nación gobernada por Modi se ha erigido en un defensor estimable del denominado Sur Global (los países en desarrollo, principalmente en África, América Latina, Asia y Oceanía, que afrontan desafíos económicos y sociales en contraste con el Norte Global desarrollado) y con su creciente influencia también podría diluir el poder de EE.UU. Todo ello mientras crece la preocupación sobre el autoritarismo en India y la intransigencia religiosa del ejecutivo de Modi, que está privilegiando de manera evidente su religión, el hinduismo, hasta el punto de que discrimina las otras minorías religiosas, particularmente la musulmana.

Como explica Michael Kugelman, director del Instituto de Asia del Sur en el Wilson Center, en la revista Time, para lograr una transición exitosa a una gran potencia, India necesita estabilizar su economía, manejar con mayor soltura la competencia que mantiene con China y realizar reformas institucionales. A pesar de los desafíos globales y las presiones para tomar partido en las rivalidades de poder entre las diferentes superpotencias que definen el mapa de poder del mundo, India ha mantenido su principio de autonomía estratégica, de manera que ha construido un delicado equilibrio de relaciones con potencias rivales entre sí. A través de esta hoja de ruta, Modi promete hacer de India un Vishwaguru, que podría traducirse como nación líder o nación gurú mundial, hasta el punto de que se ha erigido en un ejemplo significativo de cómo una potencia emergente puede mantener su autonomía mientras asume un mayor liderazgo global.

Elementos fundamentales de la transición a superpotencia de la India

La transición de la India hacia una superpotencia bajo el liderazgo de Narendra Modi se ha fundamentado en una serie de reformas económicas y políticas estratégicas. Modi ha impulsado la liberalización económica mediante iniciativas como "Make in India", destinada a atraer inversiones extranjeras y promover la manufactura local, y "Digital India", que busca transformar al país en una economía digital avanzada. Estas políticas han mejorado el clima de negocios y han aumentado significativamente la inversión extranjera directa, lo cual ha dinamizado la economía. Además, el fuerte enfoque en infraestructuras propuesto por el ejecutivo de Modi, con proyectos masivos en carreteras, ferrocarriles y energía, ha resultado clave para mejorar la competitividad del país y facilitar el crecimiento económico sostenido.

En el ámbito geopolítico, la política exterior de Modi ha tenido un enfoque proactivo en la consolidación de relaciones con potencias globales como Estados Unidos y Japón a través de la diplomacia y el multilateralismo, y en su participación en agrupaciones multilaterales como el Quad (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral; una alianza estratégica entre Estados Unidos, India, Japón y Australia, creada para promover una región Indo-Pacífico libre y abierta, enfocándose en cooperación en seguridad, economía y diplomacia para contrarrestar la influencia de China) y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático; una organización regional fundada en 1967 para promover la cooperación económica, política y cultural entre sus diez miembros. Su objetivo es fomentar la paz, estabilidad y desarrollo sostenible en el sudeste asiático). A su vez, la modernización y expansión de las capacidades militares de la India han sido cruciales para afirmar su presencia en la región del Indo-Pacífico, contrarrestando la influencia china y protegiendo sus intereses estratégicos. Este enfoque multifacético ha consolidado el papel de la India como un actor relevante en el escenario global, orientándola hacia su objetivo de convertirse en una superpotencia.

¿Qué retos debe afrontar la India para favorecer su transición hacia el estatus como superpotencia? En el capítulo económico, la India necesita estabilizar su economía en el largo plazo. En ese ámbito, la alta tasa de desempleo juvenil (44-54% en jóvenes de 20 años) representa un problema crítico que se puede solventar generando más empleos y trabajadores calificados.

Otro aspecto que India tiene que articular para ser un actor preponderante a escala internacional es una estrategia eficaz para gestionar con más opciones la tremenda competencia que mantiene con China para dirimir la primacía en el gobierno político y económico de la zona, una vertiente en la que son cruciales las incursiones fronterizas y la presencia china en el Océano Índico. También urge realizar una serie de reformas institucionales, centradas en mejorar sus prestaciones en el ámbito de la defensa y una ampliación del cuerpo diplomático para fortalecer la posición global de India.

Así mismo, es importante señalar que la intensificación de la competencia geopolítica podría presionar a la India a abandonar su principio de autonomía estratégica, obligándola a tomar posiciones más definidas en los conflictos globales.

La necesidad de articular un nuevo estilo de gobernanza: más asertivo y conciliador

Las recientes elecciones en la India han dejado un nuevo escenario en su parlamento. El partido Bharatiya Janata (BJP) no logró aglutinar más de la mitad del parlamento indio con los votos que recibió de los electores, como sí hizo en la primera década de gobierno de Modi y ahora depende de aliados regionales. Todas las miradas, pues, están puestas ahora en cómo Modi, un líder que ha dado algunas muestras de capacidad asertiva, podrá adaptarse a la nueva situación. Sus primeras declaraciones tras la reelección indicaron que está más que por la labor: “Una mayoría es esencial para gobernar el país, esa es la esencia de la democracia. Pero para dirigir un país, el consenso también es esencial", señaló el primer ministro indio en una reunión con sus socios a los pocos días de triunfar en las elecciones. La situación no es nueva para la India, cuyo poder se articuló mediante gobiernos de coalición durante un cuarto de siglo hasta 2014. El reto para el mandatario indio estriba en que los tira y afloja y las presiones de los socios de gestión fuera de su partido son territorio virgen para él. La analista política Neerja Chowdhury describe con tono certero el modus operandi habitual de Modi hasta que ha estrenado este nuevo mandato “su estilo de funcionamiento ha sido tomar decisiones rápidas, entrar en un tema, dar un cronograma para que se implemente; no se trata de consultar a decenas de personas, sino de tomar decisiones”, de manera que la nueva situación requerirá un nuevo enfoque.

No muy optimista respecto a la capacidad de forjar consensos de Modi es el analista político y ex asesor del primer ministro de la India (2004-08), Sanjaya Baru, para quien “el verdadero problema es que hasta ahora Modi ha funcionado como un general en el Ejército, donde él da las órdenes y todos los demás las siguen. Eso ya no es posible, es una coalición, tiene que trabajar con sus aliados”. “Por el momento, sus dos principales aliados se centran en cuestiones regionales: obtener dinero para sus estados”, detalla Baru. En mítines y entrevistas en el período anterior a las elecciones de junio, Modi señaló que había concebido un plan de 100 días para encaminar los grandes objetivos de esta nueva legislatura. Un plan de trabajo que queda seriamente condicionado a la obtención de acuerdos para sacar adelante sus objetivos. En ese sentido, otros analistas consideran que el primer ministro de la India tiene las credenciales necesarias para persuadir a sus aliados en aras de lograr reformas para potencien la capacidad digital y para manufactura del país y favorezcan la inversión extranjera necesaria para hacer crecer la economía de la India. En esa línea, cabe subrayar que Modi tiene como principal aspiración erigir a la India en una potencia manufacturera y en un país desarrollado para 2047. ¿Cómo pretende lograrlo? Intensificando las alianzas con los países vecinos y Estados Unidos, mientras preserva las buenas relaciones que mantiene con Rusia; se trata de una estrategia multilateral que genera un amplio consenso en el arco parlamentario indio. "Las grandes decisiones en el frente económico, la apertura de ciertos sectores a la IED, [la inversión extranjera directa], es posible que no genere mucha resistencia, tanto en clave interna, con la oposición, como externa, con los aliados", de acuerdo al criterio de la también periodista Chowdhury.

Las oportunidades de la India de Modi

El multilateralismo de la India construye un caso extraordinario de delicada proporción a escala internacional con las pautas que marcan la pauta en el ámbito político, económico y militar. Por ejemplo, India ha mantenido una estrecha relación con Rusia desde la invasión de Ucrania, sin condenar a Moscú, y al mismo tiempo ha logrado mantener buenas relaciones con Estados Unidos. Además, India respalda la guerra de Israel en Gaza, justificándola como una medida contra el terrorismo, mientras mantiene fuertes lazos con los palestinos y las capitales árabes. Otro desafío que debe afrontar el primer ministro indio pasa por evitar que la fragilidad de su Gobierno afecte a la economía de la India, una de las de mayor crecimiento del planeta, y que en el último año fiscal (abril 2023-marzo 2024) se calcula que creció un 8,2 %, según datos del propio Gobierno indio. De seguir a este ritmo, la India se convertirá en la tercera mundial, por detrás de Estados Unidos y China, durante esta legislatura. No obstante, el analista económico Mohan Guruswamy, en declaraciones a EFE, considera que Modi no está listo para compartir su Gobierno y está seguro de que la falta de gobernabilidad complicará el crecimiento económico en los siguientes años.

Más allá de estos desafíos y discrepancias para interpretar la capacidad de diálogo de Modi, en lo que sí parece haber acuerdo entre los analistas internacionales es en que la India de Modi está funcionando como una suerte de catalizador global debido a la capacidad de navegar entre campos políticos opuestos y actuar como mediador, lo que le confiere una influencia única en la política global. Tradicionalmente, la India ha manejado la rivalidad entre grandes potencias manteniendo su principio de autonomía estratégica, equilibrando relaciones con potencias en competencia y evitando alianzas estrictas para mantener su flexibilidad. Sin embargo, si estas tendencias de competencia e inestabilidad continúan, Modi podría afrontar una creciente presión para adoptar una postura más definida.

En resumen, el tercer mandato de Modi presenta una combinación de desafíos económicos y geopolíticos y oportunidades significativas para que India se establezca como una superpotencia global mientras mantiene su autonomía estratégica, conforme asume un liderazgo mayor en un orden mundial crecientemente cambiante.

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