Los retos de Mongolia: consolidar la democracia y erradicar la corrupción

Es una nación de importancia geoestratégica por su ubicación entre China y Rusia, países de los que depende en el ámbito económico y energético.

Pedro Fernaud

Periodista

Guardar

La historia de Mongolia está marcada por  los retos de su vasto territorio de estepas y montañas.
La historia de Mongolia está marcada por los retos de su vasto territorio de estepas y montañas.

Mongolia, que sigue teniendo a Gengis Kan como gran referente y elemento aglutinador, es una nación de considerable valor geoestratégico, dada su ubicación entre China y Rusia, de los que depende de manera importante en el ámbito económico y energético.

Es un país formado por 3.400.000 habitantes. En 2024, afronta desafíos políticos relacionados con la consolidación democrática y la lucha contra la corrupción, temas prioritarios para el Partido Popular de Mongolia, que ha renovado gobierno en las elecciones celebradas el pasado 28 de junio. Además, uno de los aspectos más interesantes de este país es que se encuentra enclavado entre dos grandes titanes de la política internacional: Rusia y China.

Ambos países influyen en Mongolia principalmente a través de la economía, ya que son sus socios comerciales preferentes y han desarrollado rutas de exportación de sus recursos minerales. China ejerce una notable influencia política y cultural debido a su proximidad y su papel en la infraestructura y la inversión en Mongolia. El caso es que este país ha procurado nivelar su acción exterior entre sus relaciones con China –de quien depende fuertemente en materia económica– y con Rusia –cuyo vínculo es vital en el plano energético–. Para ello, Ulán Bator mantiene su política de tercer vecino, con que busca potenciar vínculos con Pekín y Moscú. En esa línea, la diversificación de los inversores extranjeros ha sido una de sus principales herramientas estratégicas. La idea que guía su acción en política exterior está clara: mantener su independencia mientras se beneficia económicamente de la fuerza de Rusia y China.

Breve historia y panorama

Mongolia pasó de ser una teocracia bajo influencia china a una república socialista en 1924, aliada estrechamente con la Unión Soviética. Durante gran parte del siglo XX, estuvo bajo un régimen comunista que cayó en 1990 con el fin del bloque soviético. Tras una transición pacífica, Mongolia adoptó una constitución democrática en 1992, estableciendo un sistema multipartidista y una economía de mercado. Desde entonces, el país ha llevado a cabo elecciones libres de manera periódica y un desarrollo económico gradual, con desafíos políticos internos y relaciones diplomáticas en evolución. Todos esos elementos se han traducido en el hecho de que en los últimos 34 años se han realizado nueve elecciones parlamentarias. Diferentes actores de la comunidad internacional las consideraron libres e imparciales. El Partido Popular Mongol, en la actualidad en el poder, ha sido la fuerza dominante durante este periodo porque ganó seis elecciones gracias a su consolidada estructura y organización, su enorme cantidad de integrantes y una posición arraigada en ámbitos rurales.

Financieramente, en la actualidad Mongolia se esfuerza por diversificar su economía más allá de la minería, impulsando sectores como el turismo y las energías renovables. En el ámbito social, Mongolia trabaja en mejorar el acceso a servicios básicos como la salud y la educación, especialmente en áreas rurales. Además, la urbanización y el crecimiento de la población en Ulán Bator plantean desafíos de infraestructura y contaminación ambiental. Su historia como epicentro del imperio que modeló Gengis Kan (cuyo reinado discurrió entre 1206 y 1227) es una oda a la resistencia y la superación.

La historia de Mongolia está marcada por su vasto territorio de estepas y montañas. En ese proceso, se produjo su transformación de tribus nómadas a un poderoso imperio bajo el liderazgo de Kan, quien en el siglo XIII unificó a las tribus mongolas y estableció uno de los imperios más extensos de la historia. Hoy día, Gengis Kan es una figura central en la identidad nacional de Mongolia, simboliza la fortaleza, la unidad y la herencia cultural de su pueblo, e influye profundamente en su sentido de orgullo y cohesión nacional.

El legado de Kan

¿Por qué permanece con tanta fuerza la figura de este gobernante guerrero en el imaginario colectivo del pueblo mongol? Kan fue un líder estratégico y visionario que unificó las tribus mongolas y creó uno de los imperios más grandes de la historia mediante tácticas militares innovadoras y una organización administrativa eficiente. También promovió la meritocracia, la tolerancia religiosa y el comercio, estableciendo un código de leyes conocido como Yassa, que garantizaba el orden y la justicia en su vasto imperio.

Este país celebró elecciones parlamentarias a finales de junio bajo la sombra de sus vecinos autoritarios, China y Rusia. La victoria correspondió al partido Partido Popular de Mongolia (también conocido como Partido del Pueblo de Mongolia). Habrá que ver qué consecuencias tiene ese triunfo en la compleja realidad del país asiático. A pesar de sus vastos recursos minerales que generan riqueza para la élite del país, casi un tercio de la población mongola vive en la pobreza. Esta nación afronta desafíos extremos como la contaminación del aire y los efectos del cambio climático, ejemplificados por el dzud, un fenómeno meteorológico severo que causa pérdidas masivas de ganado y afecta gravemente a la economía y cultura del pastoreo. En resumen, Mongolia es un país en transición, con una economía en desarrollo impulsada por recursos naturales como la minería y el pastoreo.

La realidad minera

Uno de los ejes de prosperidad de este país es la riqueza mineral, especialmente en la mina Oyu Tolgoi, que es crucial para la economía y las exportaciones. Sin embargo, la distribución desigual de estos beneficios ha provocado descontento y protestas por la corrupción en el sector. Se ha constatado que una franja importante de ciudadanos mongoles expresa la decepción con el sistema democrático, que muchos consideran corrupto y sesgado hacia intereses empresariales, una realidad que según denuncian está en aumento.

Las recientes elecciones significaron la victoria del gobernante Partido Popular de Mongolia (PPM) con 68 escaños de un total de 126. Aunque se aseguró la renovación de la mayoría, al mismo tiempo se aprecia cómo la principal formación opositora, el Partido Democrático (PD), ha incrementado de manera notable su presencia en las urnas. Estos comicios fueron los primeros en los que se eligieron 126 diputados al Gran Jural (Parlamento) en lugar de 76, un aumento aprobado tras un largo debate en 2023 con el objetivo declarado de mejorar el sistema electoral y la democracia representativa del país. La participación electoral llegó hasta el 70%, lo que representa un interés significativo de la población en el proceso.

Análisis de las elecciones

El resultado electoral probablemente se traduzca en que el Partido Popular de Mongolia adopte una actitud más dialogante y propicia a la negociación y al compromiso con la oposición. Por otro lado, su pérdida de confianza (en las anteriores había aglutinado el sufragio de una mayoría de mongoles, que se reflejó en que lograron 62 de los 76 escaños que entonces tenía el parlamento) refleja la desafección con la situación económica del país y la extensa corrupción, como se vio en las protestas que sacudieron al país asiático en 2022, que se tradujeron en que el 5 de diciembre de aquel año manifestantes mongoles intentaron tomar el parlamento en protesta por un escándalo de corrupción en el que se habrían hurtado 385.000 toneladas de carbón para obtener beneficios ilegales, como informan en la web Descifrando la Guerra.

Las elecciones se han traducido también en que el primer ministro Luvsannamsrain Oyun-Erdene, que se estrenó el cargo en 2021, ha afianzado su poder frente a otros líderes influyentes del partido a través de la elección de diputados más alineados con su liderazgo. También es relevante señalar que el Partido Democrático (DP), principal fuerza de la oposición, ha logrado restablecer su apoyo ciudadano alcanzando 42 escaños y consiguiendo el 30,14% de los votos, restaurando así el tradicional bipartidismo en Mongolia.

También hubo representación para otras formaciones políticas: el Partido Hun (Humano) obtuvo ocho. Por otra parte, la Coalición Nacional y el Partido Coraje Civil Verde obtuvieron cuatro escaños. Así se logró un hito en la historia política mongola: por primera vez, cinco partidos consiguieron escaño. Los próximos cuatro años dilucidarán la capacidad de Mongolia para articular una mayor diversidad y representación política. Además, ayudarán a saber si el país ha encontrado un sistema electoral óptimo para mejorar los niveles de prosperidad.

Consecuencias de los resultados

¿Qué efectos tendrán estos resultados en la vida política y social de Mongolia?  Todavía está por conocerse, aunque se espera que se aborden temas cruciales como la corrupción, el desempleo y la inflación, problemas que han erosionado la confianza. Los candidatos han prometido mejorar el acceso al agua en regiones afectadas por el cambio climático, como la provincia de Dundgobi, lo que resulta importante tanto para los pastores de ganado como para la economía minera del país.

Expertos y políticos han expresado diversas opiniones sobre el resultado. Julian Dierkes, experto en la realidad política y social de Mongolia, sostiene que el fuerte crecimiento del Partido Democrático “indica un deseo de renovación en el liderazgo”. Los analistas que han valorado el resultado de los comicios señalan también que algunos votantes jóvenes, decepcionados con los partidos tradicionales, optaron por candidatos nuevos con la esperanza de un cambio real. Mientras tanto, mongoles como Naranchimeg Lamjav apoyan al actual Gobierno, resaltando los esfuerzos por establecer justicia y un nuevo comienzo democrático.

Mongolia afronta un conjunto de desafíos de primer orden. Por ejemplo, la capital, Ulán Bator, sufre una de las peores contaminaciones del aire del mundo, agravada por el uso de carbón y madera para calefacción durante los inviernos extremos y la migración forzada de pastores debido a las duras condiciones climáticas.

Renovada oportunidad

En síntesis: Mongolia afronta los próximos cuatro años con una renovada oportunidad para avanzar en varios ámbitos cruciales. La reciente elección de un parlamento más diverso refleja un compromiso creciente con la mejora de la calidad democrática y la lucha contra la corrupción, dos desafíos prioritarios para el Gobierno del Partido Popular de Mongolia, que ha consolidado su liderazgo tras las elecciones de junio de 2024.

En el ámbito económico, el país se esfuerza por diversificar su economía más allá de la minería, buscando impulsar sectores como el turismo y las energías renovables, mientras optimiza la gestión de sus vastos recursos minerales. Socialmente, se trabaja en mejorar el acceso a servicios básicos como la salud y la educación, especialmente en áreas rurales, y en afrontar con garantías los desafíos de infraestructura y contaminación en Ulán Bator.

Culturalmente, la figura de Gengis Kan sigue siendo un símbolo central de identidad y orgullo nacional, proporcionando un lazo de continuidad con el pasado mientras el país desarrolla sus relaciones estratégicas con China y Rusia a través de la política del tercer vecino. La combinación de una mayor representación política, un enfoque en la sostenibilidad y un compromiso con la justicia y la transparencia sugieren que se abren posibilidades para los mongoles de recorrer un camino hacia un futuro más equilibrado y equitativo.

Archivado en: