Grecia y Turquía tienen una relación de disputas, en la que prima la competitividad y la confrontación, con una larga historia y problemas complejos, que llegaron a su punto culminante con la guerra greco-turca, que tuvo lugar entre 1919 y 1922. El origen de este conflicto bélico data de la Primera Guerra Mundial, en la que Grecia, desde el cambio de régimen de 1917, combatió al lado de la Entente contra el Imperio otomano. Una historia de desencuentros que también afecta a la esfera religiosa, no en vano el 97% de los griegos se consideran cristianos ortodoxos, una religión mayoritaria que comparten con el pueblo ruso, cuyo 50% de la población también se declara ortodoxa. Datos que contrastan con el 96% de turcos que se declaran musulmanes, la mayoría de ellos chiíes; frente al 6,9% que profesa ese culto en Rusia.
El caso es que Turquía y Grecia han empleado, desde su formación, el trauma real e imaginario del otro para justificar su nacionalismo, como se sintetiza en Wikipedia. Ambas naciones, además, comparten fronteras por tierra y mar, lo que incrementa las opciones de confrontar.
Lo que parecían unir las telenovelas, lo están separando los gobiernos
Curiosamente, hace año y cuatro meses, el diario Confidencial constaba cómo las telenovelas turcas (cuya creciente popularidad en Europa es proporcional al éxito en el mundo de los culebrones colombianos, brasileños o mejicanos y, si hablamos en el ámbito oriental, chinos y coreanos) estaban sirviendo punto de encuentro entre griegos y turcos.
Tanto es así que estas producciones turcas han copado el horario de máxima audiencia de los canales de televisión helenos y han propiciado el inicio de un diálogo amistoso entre ambas sociedades, al margen de sus gobiernos. Series como ‘Las fronteras del amor’, ‘Sila’ o ‘Vida amorosa’ entremezclan los destinos de ciudadanos turcos y griegos. Se trata de una serie de historias televisivas que ponen en valor los lazos familiares, lo que ha calado en una cultura tan comunitaria como la griega, que empezó a incorporar a su vocabulario palabras turcas y a solicitar clases para estudiar el idioma.
Sin embargo, ese interesante acercamiento parece haberse complicado notablemente en los últimos tiempos. Según informa el diario ruso Sputnik, el parlamento turco ha advertido de que Grecia amenaza su seguridad. La denuncia ha sido sustanciada por parte del presidente del parlamento turco, Mustafa Sentop: "las provocaciones y las declaraciones agresivas de Grecia han adquirido últimamente carácter de amenaza a la seguridad nacional de Turquía", según recoge la agencia gubernamental turca Anadolu, creada en 1920 al final de la Guerra de Independencia Turca, que representó la creación de la República de Turquía.
El líder parlamentario ha recalcado que su país no tolerará a Grecia seguir militarizando las islas cercanas a las costas turcas. "Turquía aboga por la diplomacia y la cooperación, por el proceso de negociaciones. Grecia, por su parte, desafía a la buena vecindad y al diálogo abierto", apuntó. Sentop ha señalado que su país valora como inadmisible la intención de Atenas de convertir el mar Egeo en un "lago griego".
Turquía es una nación bastante singular en la medida en que funciona como punto de ensamblaje entre el mundo ocidental y la cultura islámica. Por otro, en la guerra desencadenada por la invasión de la Rusia gobernada por Putin de Ucrania, el Gobierno turco ha operado como agente de “neutralidad activa”, mediando entre Moscú y Kiev y posibilitando espacios para las conversaciones diplomáticas.
Una incursión turca en el espacio aéreo griego, en el origen de este desencuentro
Esta nueva espiral de tensión y desencuentro se desencadenó el 23 de agosto, cuando las baterías antiaéreas griegas, según los datos del Ministerio de Defensa de Turquía, apuntaron sus misiles contra dos aviones de guerra turcos. Según el relato turco, los F-16 griegos supuestamente hostigaron a los F-16 turcos que desarrollaban una misión para la OTAN.
Grecia rechaza de plano estas acusaciones y apunta, por su parte, que cinco aviones turcos aparecieron sin notificación previa para acompañar un vuelo de bombarderos B-52 de Estados Unidos, que no tenían por qué disponer de escolta de combate. La diplomacia helena señala que estas aeronaves turcas surcaron un área vinculada al control de vuelo griego, según detalla el diario Huffington Post.
La singularidad y paradojas de Turquía como bisagra de dos mundos
Para comprender la trascendencia de este desencuentro, conviene señalar el valor que representa Turquía en la OTAN y en el actual escenario geoestratégico internacional. Por un lado, el país otomano es una nación bastante singular en el planeta, en la medida en que funciona como punto de ensamblaje entre el mundo ociidental y la cultura islámica. Por otro, en la guerra desencadenada por la invasión de la Rusia gobernada por Putin de Ucrania, el Gobierno turco ha operado como agente de “neutralidad activa”, mediando entre Moscú y Kiev y posibilitando espacios para las conversaciones diplomáticas.
Ese emplazamiento de neutralidad de Turquía, y ese afán por no incomodar ni a Kiev ni a Moscú, se explica porque el país otomano mantiene relaciones bilaterales en varios sectores con la Rusia gobernada por Vladimir Putin y la Ucrania liderada por Volodímir Zelenski. Esa coordenada comercial contextualiza por qué el país presidido por Recep Tayipp Erdoğan se abstuvo de votar en la expulsión de Rusia del Consejo de Europa y no ha secundado las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea.
Tampoco ha clausurado su espacio aéreo a Rusia ni ha puesto pegas a la entrada de los oligarcas rusos a su país. No obstante, Turquía ha reprobado en varias ocasiones la “invasión ilegal” rusa y ha vetado el paso de buques militares rusos por sus estrechos. Una serie de paradojas que se hacen aún más complejas cuando se conoce el dato de que, antes de la guerra entre rusos y ucranianos, Turquía adquirió un sistema de misiles antiaéreos ruso, considerado un riesgo para las aeronaves de la OTAN. Aunque también es verdad que la nación otomana ha vendido drones a Ucrania, que han atacado con éxito a las columnas militares rusas, según relata el periódico La Marea.
Ventajas y límites de la “neutralidad activa” de Turquía
Por su parte, Ogul Tuna, experto en política exterior de Turquía y el espacio postsoviético, considera, en declaraciones para La Marea, que tanto Ucrania como Rusia se benefician de la “neutralidad” turca: “El fuerte apoyo turco a Kiev en términos de equipamiento militar molesta a veces a Rusia, pero al mismo tiempo Moscú se beneficia de su relaciones con Ankara porque Turquía le sirve como canal de comunicación con Kiev y como palanca para contrarrestar las reacciones de Occidente”, desmenuza. “Sin embargo, si la OTAN decidiera una respuesta más severa hacia Rusia, dudo que Turquía pueda permanecer tan neutral como lo ha sido desde febrero”, agrega.
Tuna también considera que esta “neutralidad activa” es una continuación de un cambio en la política exterior turca que intenta forjar diversos equilibrios y desarrollar acercamientos con países de la región con los que mantenía relaciones tensas, como por ejemplo Armenia, Egipto, Israel o Arabia Saudí. No obstante, este juego de equidistancias comporta sus límites, como se ha constatado con la reciente escalada de tensiones con Grecia.
La ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, recuerda que su país tiene un acuerdo de asistencia militar mutua con Grecia “en caso de que se amenace su soberanía. Francia estará siempre al lado de Grecia y de Chipre si existen amenazas por parte de países vecinos”
Unas declaraciones de Erdoğan que han puesto en máxima alerta a Grecia
La escalada de bravatas y desafíos entre ambas países ha llegado a una de sus cimas cuando Erdoğan (que lleva casi dos decenios como máximo representante de su país, ya que fue primer ministro turco entre marzo de 2003 y agosto de 2014, y es presidente del país otomano desde agosto de 2014) amenazó el pasado 3 de septiembre a Grecia con una acción militar “repentina” sin se reitera en su supuesta actitud. “Grecia, mira la Historia. Como sigas adelante mucho más, el precio que pagarás será alto, muy alto”, amenazó durante un discurso en una feria tecnológica en la ciudad de Samsun, en la que se mostraban drones armados de elaboración turca.
Ante esas declaraciones tan confrontativas, Grecia recurrió al Consejo de Seguridad de la ONU y a su secretario general, Antonio Guterres, para quejarse de las amenazas, que tilda de “escandalosas”. Sobre las acusaciones de Ankara, reitera: son “totalmente falsas” y “propaganda”.
Francia advierte de que se posicionará con Grecia en caso de conflicto
Cuatro días después de las amenazas del presidente turco, el 7 de septiembre, la ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, expresó su convencimiento de que “nadie desea que se aumente la tensión” entre Turquía y Grecia. No obstante, la titular de exteriores francesa recordó que su país tiene un acuerdo de asistencia militar mutua con Grecia “en caso de que se amenace su soberanía”. En una rueda de prensa con su homólogo griego, Nikos Dendias, en Atenas, Colonna subrayó que “Francia estará siempre al lado de Grecia y de Chipre si existen amenazas por parte de países vecinos” y puso el acento en que Francia está observando de cerca la situación en el Egeo y el Mediterráneo oriental.
Así mismo, la jefa de la diplomacia francesa, que llegó a Grecia desde Turquía, se había reunido previamente con el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, al que exhortó a que Ankara se abstenga “de cualquier declaración que puede ser concebida como una provocación”. Hasta este momento, la posición diplomática gala es la voz europea más tajante de las congregadas hasta ahora en el ámbito internacional en torno a este desencuentro, y latente conflicto, entre Turquía y Grecia, que vive estos días un nuevo capítulo.