El mundo en 2024: entre nuevos equilibrios de poder y el miedo

El libro ‘Panorama Estratégico 2024’ desgrana las grandes cuestiones globales que afectan a la seguridad y estabilidad internacionales.

Antonio M. Figueras

Periodista y escritor.

Guardar

Presentación del libro Panorama Estratégico 2024,
Presentación del libro Panorama Estratégico 2024,

Ni la historia ha terminado ni el orden internacional se mantiene inmutable. Más bien al contrario. Las relaciones entre bloques o países están marcadas por la incertidumbre, por la convicción de que asistimos a nuevos tiempos de resolución complicada.

El Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) ha acogido la puesta de largo de la obra Panorama Estratégico 2024, editada por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), donde se analiza la coyuntura actual. El acto fue presentado por el teniente general director del CESEDEN Miguel Ballenilla y García de Gamarra, y se desarrolló una mesa redonda, moderada por el periodista y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid Felipe Sahagún, presidente del grupo de trabajo y escritor de la introducción.

Participaron de manera presencial los autores de los capítulos Florentino Portero, José Pardo de Santayana, Águeda Pérez e Ignacio Álvarez-Ossorio. También se emitieron videos de los colaboradores de Panorama Estratégico 2024 Raimundo Robredo Rubio y Erika M. Rodríguez Pinzón.

Presentacion Panorama1
Presentación del libro Panorama Estratégico 2024,

Todo es menos predecible

“Hay mucha corriente en el sistema, una falta de claridad acerca de la dirección en la cual evoluciona el orden mundial. El equilibrio de poder cambia muy rápidamente, casi en directo. Varios conflictos que estaban latentes han aflorado. Todo se convierte en menos predecible y, por tanto, emerge el miedo”. Felipe Sahagún recoge en la introducción de la obra estas demoledoras palabras de Harsh V. Pant, vicepresidente del centro de estudios indio Observer Research Foundation, para ilustrar la situación en el planeta.

Estima el profesor que el impacto de cinco años de guerra comercial entre China y Estados Unidos, dos años de combates entre los ejércitos de Rusia y Ucrania, y la nueva explosión de violencia en Oriente Medio han acrecentado el riesgo geopolítico e inoculado todavía más incertidumbre en el comercio internacional y en las cadenas de suministro globales.

Sobre Gaza, Sahagún se hace varias preguntas: ¿Podrá la Administración Biden parar la guerra?, ¿logrará Israel destruir a Hamás sin convertirse en un paria internacional por la matanza de civiles?, ¿cuánto tiempo sobrevivirán en el poder los dirigentes palestinos responsables del ataque indiscriminado a Israel del 7 de octubre y los dirigentes israelíes que, durante años, dieron facilidades a Hamás para dividir a los palestinos?, ¿quién gestionará el territorio cuando termine la guerra si Israel sigue rechazando negociaciones serias para la convivencia en paz de dos estados?

También sobre Ucrania se cuestiona: “¿Será 2024 el año en que Occidente abandone a Ucrania, como asegura el presidente ruso, Vladímir Putin, desde antes de la invasión del 24 de febrero de 2022, sin esperar a los resultados de las presidenciales de noviembre en los EE.UU.?”.

Subraya además cómo ha cambiado el frente de batalla. El uso masivo de drones, cada vez más baratos y certeros, con la integración de la inteligencia artificial, está modificando la manera de hacer la guerra. Si no fuera por estos aparatos, más los misiles y los satélites, la contienda se parecería más a la I Guerra Mundial que a los conflictos bélicos de principios de este siglo.

Elecciones clave

Las elecciones en Estados Unidos se consideran el factor más decisivo de 2024. Por eso abre el libro el capítulo Los fundamentos de la acción exterior de Estados Unidos, realizado por el historiador y analista de relaciones internacionales Florentino Portero.

Los rasgos de su cultura política, democracia y antiimperialismo, sirven a Portero para explicar muchas de las profundas diferencias y contradicciones actuales entre los EE.UU. y sus aliados: aislacionismo y defensa del estado nación tras I Guerra Mundial y liderazgo internacional para la construcción de un orden nuevo tras la Segunda.

Portero alude al fallido intento estadounidense de expandir al resto del planeta en los noventa el ‘orden liberal’: “La incapacidad norteamericana para mantener sus planes en el tiempo convenció a los enemigos del ‘orden liberal’, estados o grupos, de las ventajas de enfrentarse a las potencias occidentales mediante conflictos irregulares y estrategias asimétricas, convirtiendo el campo de batalla militar en secundario, sometido al principal: la opinión pública”. Además, las relaciones militares con los aliados europeos lastran el vínculo debido a las diferencias sobre la disuasión nuclear y el desigual reparto de la carga.

Los efectos no deseados de la globalización desembocaron, con Obama, según Portero, en  un “retraimiento de la política exterior norteamericana” y condujeron, tras la sorprendente victoria de Trump en 2016, a “un replanteamiento más profundo de la presencia de ese país en el mundo”.

El autor expone que las principales iniciativas de Biden para mantener a los Estados Unidos como el actor de referencia en la revolución digital están dando resultado, pero “el siguiente y más importante paso, el vínculo entre lo económico y la seguridad, no se está consolidando”.

La batalla de la influencia

En el capítulo Las potencias revisionistas y el Sur Global, el coronel José Pardo de Santayana, director interino del IEEE, defiende que, hasta el momento, la República Popular China y la Federación Rusa están ganando la batalla de influencia y se están beneficiando de la falta de sensibilidad de las potencias occidentales en su relación con los países del mundo en desarrollo. Motivos, según el autor: “Al proponer Washington una cruzada de valores, percibidos como occidentales y no como propios, y al pretender que los demás se acomoden a un orden internacional en cuya conformación apenas han participado, los países del Sur Global se sienten tratados con un paternalismo que desestima su aspiración legítima de ser tratados de igual a igual”.

Recuerda que hasta 2017, fecha en que la Estrategia Nacional de Seguridad (ENS) de los Estados Unidos reconoció la rivalidad entre las grandes potencias como su preocupación primordial, en las capitales occidentales había dominado el optimismo y se creía que el mundo se dirigía, de forma inexorable, hacia una globalización liberal y democratizante.

El orden internacional vigente desde el final de la Guerra Fría, basado en el multilateralismo y presidido por los Estados Unidos, “ha dado paso a un bronco sistema multipolar caracterizado por la creciente rivalidad entre las grandes potencias y en el que ya se maneja el escenario de un posible serio encontronazo”.

Conclusión: lo que hoy conocemos como el Sur Global se ha convertido en un gran teatro de operaciones de la gran disputa geoestratégica por la configuración del futuro sistema internacional. Estas naciones han configurado un contexto favorable a los designios estratégicos de China y de Rusia. Pekín y Moscú llevan años cultivando y profundizando sus relaciones con los países en desarrollo: China, principalmente, por medio de la Nueva Ruta de la Seda; Rusia, con su comercio energético y armamentístico y su activa diplomacia.

El reto de la inteligencia artificial

Águeda Parra Pérez, doctora en Relaciones Internacionales, ingeniera y analista del entorno geopolítico y tecnológico de China, aborda en el capítulo titulado Diplomacia de minerales críticos, la IA desafiante y la batalla por el cambio climático: retos globales que marcarán décadas la protección del medio ambiente, que en su opinión es “el desafío de mayor impacto”, la producción y acceso a los minerales necesarios para la gran transición energética y la inteligencia artificial (IA), motor de uno de los cambios sociales más significativos de las últimas décadas. “El impacto de la IA en la geopolítica de la tecnología será -dice-, igualmente, una de las dinámicas de cambio que mayores desafíos va a presentar en la construcción de futuros equilibrios de poder en una geopolítica en transición”. Frente a los avances anteriores, que tardaron décadas en consolidarse, el impacto de la IA tendrá un recorrido vertiginoso.

La autora reflexiona sobre el desequilibrio en la investigación científica y la inversión en IA, con China superando a Europa en ambos aspectos. Estados Unidos lidera la inversión en capital de riesgo, lo que genera preocupaciones sobre la competitividad de Europa en la carrera tecnológica.

Aunque la IA y el acceso a los minerales críticos, como el litio, son retos inmediatos para la transición energética, piensa Parra que “el cambio climático es el desafío global más importante a largo plazo, ya que requerirá más décadas de inversión en energías verdes que el tiempo que el petróleo ha sido el principal impulsor de la economía”.

Detalla además las dificultades financieras para cubrir las necesidades de la transición: “Alcanzar emisiones netas cero en 2050 supondrá elevar la inversión a 4,5 billones de dólares anuales desde principios de la década de 2030, respecto de los 1,8 billones de dólares alcanzados en 2023”.

Muestra también las últimas restricciones de EE.UU. a China en chips y las contramedidas chinas, que limitan la exportación de galio, germanio y las llamadas tierras raras (diecisiete elementos químicos con propiedades magnéticas y ópticas únicas). La autora advierte de que nos encontramos en una carrera contrarreloj para “adaptarse mejor y más rápidamente a un modelo de globalización en transición donde la diplomacia de los minerales cobra fuerza en las relaciones bilaterales”.

Lejos de África

Raimundo Robredo Rubio, embajador de España en Sudáfrica, escribe el capítulo Esperando a los bárbaros, que alude a la novela del premio Nobel de literatura sudafricano John Maxwell Coetzee, que a su vez tomaba el título de un poema de Cavafis, donde senadores, pretores y cónsules se reúnen en el foro para debatir sobre la inminente llegada de los bárbaros a las puertas de la ciudad.

Señala el autor que la relación entre África y Europa se está deteriorando, circunstancia que otras potencias aprovechan para reforzar su presencia en el continente. Las acciones de la Unión Europea (UE) no han dado sus frutos. En materia política se han impulsado la democracia y los derechos humanos financiando y apoyando a las sociedades civiles locales y sancionando a los incumplidores graves. En el terreno económico, se han firmado Acuerdos de Asociación Económica (EPA) y ofrecido ayuda al desarrollo. En cuanto a seguridad, se han desplegado misiones de entrenamiento o financiado las misiones de la Unión Africana (UA).

Para recuperar los vínculos, Robredo realiza varias propuestas: “En el plano político, creo que la UE (y España con ella) debería empezar a concebir sus valores como intereses a largo plazo, a trabajar con la población y no con sus Gobiernos, mientras la interlocución con cada Gobierno concreto se hace de forma más transaccional, centrada en intereses a corto y medio plazo. No consiste en anteponer los intereses a los valores, como hacen sin embozo China o Rusia, por ejemplo, sino en articularlos de forma que unos y otros se refuercen en lugar de anularse”. En lo que se refiere a la economía, Robredo aboga por el apoyo técnico y el fomento de la integración africana. Y en el plano de seguridad, apuesta por “soluciones africanas a problemas africanos”, como pide la UA.

La posición internacional de América Latina

Doctora en Relaciones Internacionales, profesora en la Universidad Complutense de Madrid y asesora especial del Alto representante de la UE Erika M. Rodríguez Pinzón, se ocupa del capítulo América Latina, el desafío de un nuevo modelo de inserción internacional. En el texto destaca que la región “intenta redefinir su posición internacional” en momentos de transición o cambio acelerado y de gran inestabilidad. Ante esa pretensión, se alza como obstáculo “la falta de capacidad de generar un proceso de integración efectivo, sostenible e institucionalizado”.

Rodríguez Pinzón repasa el papel latinoamericano en el pulso entre China y los Estados Unidos, el impacto de los cambios electorales, las respuestas de los principales países de la región a las guerras en Ucrania y Gaza, la inseguridad creciente provocada por el crimen organizado y el narcotráfico, con “un coste humano, político y económico tan alto como el de las guerras tradicionales”, las migraciones incontroladas y las extraordinarias oportunidades en la transición energética hacia las renovables.

“Ante la percepción de inseguridad y de ineficacia de las políticas públicas -afirma- han ganado auge en toda la región y entre todos los espectros ideológicos las ‘políticas de mano dura’, que no solo distan de presentar resultados sostenibles, sino que erosionan la democracia al debilitar el estado de derecho, aumentar de forma insostenible la población carcelaria y generar un sustrato de polarización que tiende a ampliar las brechas sociales”.

Reflexiona también sobre las inversiones internacionales y la importancia decisiva de América Latina en la agenda de sostenibilidad, mitigación y adaptación al cambio climático. Con el 40% de la biodiversidad, el 25% de los bosques del planeta, su potencia de generación eléctrica y en minerales estratégicos, y algunos de los principales productores de petróleo, gas y biocombustibles del mundo, la región es imprescindible en la transición energética.