El estudio y análisis de los perfiles de personalidad de los sujetos de influencia relevante en el mundo actual no conoce fronteras. No importa que se trate de políticos, estrellas del espectáculo, millonarios o personajes públicos diversos, acceder a su perfil de personalidad se ha convertido en una necesidad. Ya sea para poder predecir sus acciones, reacciones, fortalezas o debilidades, es crucial esta información a fin de beneficiarnos de sus aciertos o neutralizar los efectos indeseables de sus desaciertos futuros. Por esta razón abordaremos el perfil de Donald Trump, actual presidente de los EE.UU.
Pero acceder a la información relevante sobre estos personajes distantes en el tiempo y en el espacio para poder construir su perfil, es una tarea ardua y compleja, pero no imposible. Este esfuerzo evaluador se realiza a pesar de la dificultad en acceder a estas personas en vivo y en directo, recurriendo a información escrita, audio visual, testimonios y la bibliografía disponible sobre la persona en cuestión.
Como es habitual, recurriremos al modelo DISC de personalidad y nos basaremos en la observación y el análisis de los datos disponibles de forma objetiva y respetuosa, hasta confeccionar el posible perfil personal de este personaje. Se debe remarcar que no se han usado pruebas psicotécnicas presenciales, tampoco se evalúa su inteligencia, aptitudes, ideas, creencias, valores o ideario político, a lo sumo, se realizará una somera mención. A continuación, se presenta el gráfico con el perfil personal Trump que será objeto de posteriores comentarios.

Descripción general
Hay que resaltar un hecho importante y previo al considerar el perfil de Trump que incide poderosamente en su interpretación. En esta persona no detectamos rasgos patológicos, pero si advertimos que sus puntuaciones en los cuatros rasgos DISC, son extremadamente altos (D I) y extremadamente bajos (C S). Como consecuencia, sus comportamientos pueden resultar a veces exagerados y extravagantes, pero no anormales, se trata de una cuestión de grado, no de cualidad.
De acuerdo con el gráfico anterior, el posible perfil de personalidad de Trump responde a una persona dominante y arrolladora (alta D), y extrovertida, buenas habilidades de comunicación, (alta I). Estas características le confieren como motivadores básicos, la búsqueda del poder, ganar, obtener resultados y necesitar constantemente la aceptación y el reconocimiento social. Sus rasgos más acentuadamente bajos son el perfeccionismo, implicando bajo respeto a normas, convenciones sociales y procedimientos (baja C) y la impaciencia, (baja S). Este último rasgo se hace visible en su atención distribuida, sensación de urgencia en lo que aborda, ritmo acelerado de trabajo y un estado de ansiedad e inquietud casi permanente. Importante resaltar su carácter de rebeldía social, distinto al de un revolucionario en sentido ideológico.
De acuerdo con el perfil personal antes descrito y trasladándonos al ámbito profesional, esta persona desarrollaría con éxito funciones ejecutivas de dirección y de emprendimiento, en el ámbito financiero, comercial y de gestión de personas y equipos, con un estilo duro y exigente. En general se puede afirmar que, independientemente de los resultados en su carrera profesional previa a la política, sus rasgos de personalidad serían adecuados para llevar a buen fin sus iniciativas. En resumen, Trump es una persona concentrada en dos objetivos básicos: obtener resultados y competir para ganar.
Si trasladamos su personalidad en el ámbito de la actividad política, esta persona podría describirse por las siguientes características psicológicas:
Liderazgo
Este político, de acuerdo con nuestro modelo DISC, reúne los requisitos necesarios para ser considerado un líder psicosociológico, tener alta D (orientación a resultados) y alta I (orientación a personas) dentro de un concepto bifactorial del liderazgo. Es un emprendedor nato, asertivo, pionero, tensador y con tendencia a tomar decisiones rápidas y arriesgadas. Sabe decir no, no presta especial interés por las sutilezas técnicas y se mueve muy bien en los diagnósticos globales sin detenerse excesivamente en los detalles que acompañan cualquier propuesta o decisión. Por su carácter determinado en las decisiones, con excesiva frecuencia se muestra irascible y poco considerado con quienes le cuestionan o discrepan.
Visionario y ambicioso
Los dominantes, especialmente orientados a competir y ganar, tiene una tendencia espontánea hacia el pensamiento estratégico y ubicar todo lo que realizan, dentro de un plan que satisfaga sus ambiciones, no importando los riesgos que deban asumir. El éxito, el poder, el prestigio y el reconocimiento social son sus motivadores básicos, pero considerando las magnitudes extremas de su perfil, pueden fácilmente convertirse en rasgos mesiánicos, megalómanos, egocentristas y vanidosos.
Dogmático y simplificador
El dogmatismo es una forma de dominancia cognitiva para abordar el uso del conocimiento aplicado a los temas que se aborden. La simplificación rehúye el análisis en profundidad y permite dar respuestas dogmáticas rápidas bajo la apariencia de una interesada verdad. En Trump estas dos características son una marca de su estilo muy personal de gestionar los temas que aborda. Este binomio deviene de su alta D y su baja C.
Carisma y comunicación
Este político tiene carisma, es decir, encanto personal para influenciar a otros a través del habla, porque es extrovertido, con buena fluidez verbal, energético y a su manera, moviliza emociones positivas entre su audiencia. Su estilo es más bien directo, sin vagos circunloquios, acompañado de un lenguaje corporal y una fuerza en la dicción, que convierte sus mensajes en un acto de fuerza y elocuencia arrastrador. Todo esto le convierte en un comunicador convincente y un eficaz arrastrador de masas. No importa el contenido, su estilo genera confianza en sus seguidores y trasmite seguridad y posibilidades de éxito a través de sus mensajes.
Desafiante y negociador
Los dominantes en su búsqueda de éxito y obtención de resultados, no temen el conflicto, es más, generalmente lo crean para desestabilizar el “estatus quo” de la cuestión, en búsqueda de cambios que les den beneficios. Y este es el caso de Trump, desde sus diagnósticos, casi siempre simples y peculiares, realiza propuestas desafiantes y contundentes para resolver los problemas que detecta. Posteriormente, la solución pasará por duras negociaciones con alternativas atrevidas que tratará de implantar con determinación y testarudez.
Extravagante y heterodoxo
Debido al carácter extremo las puntuaciones de su perfil en los cuatro factores, ya sea por muy altas o bajas, la opción de que esta persona se desenvuelva con mesura, equilibrio y proporcionalidad, quedan decididamente descartada. La tónica dominante de sus conductas, cogniciones y emociones es la exageración y la heterodoxia, lo que plantea un panorama muy singular para el observador, donde la moderación, el tacto y la mesura, dejan lugar a la extravagancia, los excesos y las controversias. Pero no se puede hablar de psicopatologías, a nuestro entender, sino de una normalidad psicológica rodeada de los fuertes altibajos en el contexto singular creado por este peculiar personaje.
Conclusiones
Por su perfil, dominante y extrovertido, tiene tendencia espontánea a entenderse bien con personas de su mismo perfil, especialmente con los dominantes y viceversa. Por esta razón, desarrolla fácilmente relaciones de afinidad con otros líderes dominantes, dos ejemplos, Putin y el presidente de Corea del Norte, aunque Trump no sea precisamente ni autoritario ni totalitario. En sentido opuesto, el perfil de Zelensky, con escasa afinidad al suyo, coadyubó a desatar, entre otras razones, el conflicto que tuvieron en su encuentro personal del 28 de Febrero de 2025.
Habitualmente no abordamos la inteligencia de nuestros personajes, pero en este caso, haremos una excepción. No se dispone de una medida psicométrica objetiva y certificada, pero según diversas fuentes se estima que tiene un CI alto y se movería, según las versiones más optimistas, en una banda entre 145 y 156 puntos. Estas estimaciones se deducen de los requisitos para entrar en ciertas universidades, datos biográficos, puestos desempeñados, etc., o de la aplicación del método “historiométrico” (Dr. D.K. Simonton).
En resumen, Trump es un líder singular pero no se le pueden atribuir rasgos de personalidad anormales o infradotación de inteligencia y personalidad, para desempeñar el cargo para el que ha sido elegido por segunda vez. Tampoco se le puede considerar un líder errático o desquiciado, porque tome decisiones e implante políticas impopulares, pero con coherencia interna y racionalidad, su racionalidad. Lo cierto es que, su liderazgo es una caja de sorpresas que para bien o para mal y a su paso, dejará una huella indeleble en sus coetáneos.
Publicaciones del autor relacionadas con este artículo y estudios citados:
- (2014) “Políticos españoles, liderazgo y personalidad” Madrid: Edit. Última Línea.
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Simonton, D.K. (1984) Genius, creativity, and leadership: Historiometric inquiries Harvard University Press