Dentro de la serie de análisis que estamos realizando de los políticos españoles de hoy, vamos a analizar el potencial perfil psicológico de Yolanda Díaz, actual vicepresidenta del Gobierno de España y fundadora de la formación Sumar. Su presencia polémica en la vida política española nos mueve a acceder y profundizar de una forma objetiva y respetuosa al posible perfil persona de este personaje público.
Como es habitual en estos análisis, no nos une ningún punto de contacto ni profesional ni personal, ni nos mueve ningún interés especial más allá del poder tener un conocimiento objetivo de los rasgos potenciales de su personalidad. Para ello recurriremos al modelo DISC de personalidad y nos basaremos en la observación y el análisis documental.
Se debe recalcar que no se han usado pruebas psicotécnicas ni se evalúa su inteligencia, aptitudes, sus ideas, creencias valores o ideario político, a lo sumo, se realiza una somera mención. El resultado de este análisis concreto se despliega en los siguientes gráficos y se comenta a continuación:
Descripción general
Esta persona es extrovertida e influyente, más orientada a la movilización de emociones que a la obtención de resultados, lo que le hace ser excesivamente dependiente de las opiniones del entorno sobre ella. Es una I pura. Predomina la atención distribuida, no es perfeccionista ni se detecta una especial orientación por el trabajo con método. Tiende a desarrollar una baja adhesión a normas, valores, procedimientos y antecedentes previos. Este último rasgo la habilita para poder emprender, con máxima facilidad, cambios que tengan como objetivo transformar el estatus actual de tradiciones, normas, reglas y pautas de conductas sociales. Sus motivadores básicos son el prestigio y el reconocimiento social y sus temores, el rechazo o pasar desapercibida socialmente. Al estar más orientada a la emisión que a la recepción de mensajes, le resultará más fácil ser simpática que ser buena escuchadora y empática.
Desde el punto de vista profesional, esta persona estaría más orientada a trabajar con personas que con cosas, soporta mal las tareas rutinarias y sedentarias, con habilidades innatas pera hacer formación y funciones comerciales. Dificultad en tomar decisiones impopulares.
A destacar los siguientes aspectos psicológicos en relación con la actividad política:
Liderazgo: El estilo de liderazgo de esta persona se basa exclusivamente en su alta influencia, lo que a todas luces nos sitúa ante un perfil de liderazgo incompleto. El punto fuerte de este estilo de liderazgo sería la movilización de emociones positivas y el recurso a información no amenazante, si bien adolecería del impulso y la energía de una alta dominancia que obviamente no tiene. Esta carencia la limita a la hora de orientarse a resultados, tirar energéticamente de un grupo, proteger del miedo y especialmente, decir no o poner límites a los posibles abusos de los miembros de su equipo.
Gestión y organización: Su perfil refleja una líder orientada a personas más que a resultados, consecuencia de sus limitadas habilidades de organización y gestión de recursos y equipos. De aquí que la implantación política y social de su partido, Sumar, no haya alcanzado los resultados apetecidos como consecuencia de estas carencias, entre otras razones.
Histriónica: Las personas con alta I, extrovertidas, tienden a ser muy expresivas de ideas y sentimientos, siempre en busca de aprobación y refuerzo. Histrionismo viene a significar sobreactuación. Este es el caso. En sus expresiones estéticas, verbales, emocionales, modales, etc., Yolanda Díaz tiende a una clara tendencia a la exageración, hasta el extremo que se le ha llegado calificar de “besucona”. Es conocido que se salta los protocolos y puede incluso ser tildada de una invasiva mala educación. Esta falta de autocontrol y excesiva búsqueda de notoriedad es simplemente un dato más que en política debe controlarse.
Oralidad teatral: Su expresión oral tiende a ser pretenciosa, forzada, cursi, huera y poco natural. Ante el micrófono, con excesiva frecuencia, sus intervenciones pierden frescura, con gestos y ademanes transpirando teatralidad y artificialidad, lo que merma su valor carismático. Si una lideresa quiere Influir en los demás deberá ser más atractiva y seductora que aversiva, y la ausencia de naturalidad en su forma de comunicar no ayudan.
Excesiva atención a su autoimagen: La autoimagen es importante para todos y para los extrovertidos más aún, pero debe ocupar un puesto concreto en las prioridades de cada persona. Para Yolanda Díaz este tema parece ser prioritario, más incluso posiblemente, que la implantación social de su ideología comunista. Es difícil ser revolucionaria cuando se presta más atención al culto de la autoimagen que a la política en sí. Si observamos su forma de vestir, aparentar, acicalarse, etc., esta persona vive muy preocupada por su estética. En muchas capturas fotográficas puede observarse que parece estar en “pose permanente” esperando ser captada en su ángulo más fotogénico. Cualquier líder político debería ejercer un control sobre sus apariencias, tenerlas bajo control y dar relevancia a lo importante, no a lo secundario.
Superficialidad intelectual: Las personas más orientadas a la emisión que a la recepción de información tienen el riesgo probable de caer en la superficialidad. Esta persona, más dotada para emitir que para recibir, hace que la calidad de sus mensajes, lo esencial, se desvanezca y nos ofrezca discursos poco rigurosos, pretendiendo hacernos creer lo que no es, una persona ilustrada. Su militancia progresista parece abalarla para exhibir un rasgo común del progresismo: su pretendida superioridad intelectual. Pues bien, éste no es el caso, en realidad, estamos ante una persona a duras penas catalogable de pseudo intelectual. A sus abundantes reflexiones, la mayoría hueras, se le pueden agregar algunas frases y palabras habituales en su repertorio como, “matria”, “…autoridades, autoridadas…”, “a la mierda”, “tarea urgenta”, “justicia climática” y otras lindezas.
Incompatibilidades: Con carácter general, los perfiles DISC no siempre son compatibles ni complementarios, sino que a veces presentan reacciones de rechazo sin que medie ningún motivo. Sabemos que los dominantes (alta D) soportan a los extrovertidos, pero evitan su proximidad. En cambio, los extrovertidos (alta I) necesitan a los dominantes especialmente porque les ayudan a alcanzar sus objetivos. Esta complementariedad matizada se puede observar en la conexión, tanto institucional como personal, entre Sánchez (D) y Yolanda Diaz (I). Él la soporta, pero con restricciones. Pero ella lo necesita, no sólo psicológicamente sino políticamente, de forma que la relación del presidente de Gobierno y su vicepresidenta ahora tiene una explicación adicional.
Conclusiones
Estamos ante una persona que ha llegado a la posición de ser vicepresidenta de un Gobierno de España, éste es un mérito irrebatible, pero no se atisba en su futuro que este éxito continúe o se repita, no al menos, si no corrige las limitadas potencialidades que presenta.
Ateniéndonos a su perfil general ya comentado y considerando, a sus limitadas dotes de liderazgo; a su cuestionado carisma personal; a su culto exacerbado a lo cosmético; a lo polémicamente irrisorio de algunas de sus propuestas políticas; a su errabunda idea de lo político; a su irrelevancia social y a sus sucesivos fracasos electorales, todo nos indica que el futuro de su carrea política no resulta prometedor.
Paradójicamente Yolanda Díaz afirmó, enfática y solemnemente en un mitin el 2 de abril 2023 lo siguiente: “Voy a dar un paso adelante. Quiero ser la primera presidenta de mi país, la primera presidenta de España” ¿Lo conseguirá o fue una exhibición más de histrionismo? Todo es posible en política.
Publicaciones del autor relacionadas con este artículo: “Políticos españoles, liderazgo y personalidad”, Madrid: Edit. Última Línea (2014).