José Antonio Ortega Lara estuvo secuestrado por ETA desde el 17 de enero de 1996 hasta el 1 de julio de 1997. Un total de 532 días en los que permaneció en un espacio con una superficie de 3 metros de largo por 2,5 de ancho y 1,8 de altura interior sin apenas luz y acosado por la humedad de la cercanía del río Deva. Este sea quizá el caso que con mayor rapidez se nos viene a la cabeza cuando pensamos en secuestros de larga duración.
En México, país en el que se cometen cinco raptos al día, la mayoría secuestros exprés, Alberto de la Fuente y de la Concha, un empresario que permaneció 290 días retenido en un habitáculo de dos metros por metro y medio, decidió compartir su experiencia vital y cómo consiguió vencer el terror de estar encerrado con miedo a morir en “La caja. Crónica de un secuestro de 290 días” (Medialuna, 2023). Alberto califica esta experiencia de “carrusel de emociones para el que absolutamente nadie está preparado”. “Y menos una persona común y corriente. Era el infierno en vida”, añade.
Y es que estas situaciones extremas, muy traumáticas, tienen consecuencias a las que los secuestrados tienen que enfrentarse en caso de salir con vida de su cautiverio. En este podcast se tratan algunos de los casos más célebres, recogemos las impresiones de sus víctimas, y vemos los distintos trastornos que una experiencia de esta naturaleza puede desencadenar.