La Fuerza Aérea de EE.UU. prueba hidrógeno verde en Alaska: así será el futuro energético militar sin petróleo

Este modelo, que permite suministrar combustible a las bases, ya empieza a replicarse en España.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Tropas de EE.UU. realizando maniobras militares en Alaska. Foto: Wikimedia.
Tropas de EE.UU. realizando maniobras militares en Alaska. Foto: Wikimedia.

La Fuerza Aérea de EE.UU. ha iniciado un megaproyecto en Alaska para producir hidrógeno verde mediante energía geotérmica. El objetivo: alimentar bases y vehículos militares sin usar combustibles fósiles. Una revolución energética que ya empieza a replicarse en España.

Una revolución energética silenciosa: el hidrógeno entra en escena militar

Los tiempos cambian y las tecnologías también. En la actualidad, los ejércitos dependen de combustibles fósiles, como el petróleo. Pero el “oro negro” tiene dos grandes inconvenientes; la contaminación que produce (esto hasta hace poco no importaba…) y en el plano operativo, puede ser muy difícil de conseguir en zonas remotas o durante el desarrollo de los conflictos.

Por esta razón, el Departamento de Defensa de EE.UU. está explorando nuevas formas de energía que sean más limpias, seguras y fáciles de obtener en cualquier lugar. La más prometedora de estas opciones es el hidrógeno verde.

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Comparativa tipos de hidrógenos para aplicación militar. Elaboración propia IA

¿Qué es el hidrógeno verde y por qué es diferente?

El hidrógeno verde se obtiene a partir del agua, utilizando electricidad de fuentes renovables como el sol, el viento o, en este caso, el calor de la tierra (energía geotérmica).

La energía geotérmica proporciona un suministro energético fiable, lo que permite la producción ininterrumpida de hidrógeno verde sin importar los cambios estacionales o las condiciones climáticas. Al utilizar energía geotérmica para la producción in situ de hidrógeno verde, se reduce la dependencia de fuentes de energía externas en aplicaciones militares.

Este hidrogeno, al contrario de otros tipos que requieren combustibles contaminantes, no genera emisiones perjudiciales para el medio ambiente.

Básicamente sería como si se extrajese energía del vapor que sale del subsuelo y posteriormente se transformara en un gas que puede impulsar un coche o un avión (entre otros muchos) sin dejar humo ni residuos tóxicos.

El hidrógeno verde puede alimentar vehículos, aviones y sistemas eléctricos sin necesidad de llevar combustible desde fuera. Esto podría permitir que una base militar funcione de forma autónoma, incluso si hay una emergencia o un conflicto que corta las rutas de suministro. Además, al no depender de combustibles fósiles, se reduce la contaminación.

Si este formato de hidrogeno tuviera éxito, podría servir de ejemplo para muchas otras organizaciones e incluso para ciudades enteras. Podría impulsar inversiones en energías limpias y acelerar la transición hacia una economía menos contaminante y más resiliente.

Alaska, el laboratorio extremo del Pentágono

Para llevar a cabo este proyecto se necesita construir sistemas en las propias bases militares, para aprovechar el calor interno de la Tierra para generar electricidad, y con ella producir hidrógeno. Lo más práctico en este caso es empezar a montar estos sistemas en lugares remotos donde llevar el combustible habitual sea difícil y costoso, como podría ser el caso de Alaska, donde ya se están realizando pruebas a este respecto.

España también se prepara para una guerra más limpia

El uso de hidrógeno como sustituto de los combustibles fósiles en aplicaciones militares no es solo una idea que se está valorando en Norteamérica, sino que está ganando relevancia a nivel mundial.

Vehículos militares con pila de combustible de hidrógeno en España

El Ministerio de Defensa español, a través de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), ha lanzado un programa de I+D para equipar plataformas terrestres de uso militar con pilas de combustible de hidrógeno. Este proyecto busca desarrollar vehículos que mantengan su capacidad operativa y resistencia a impactos, mientras utilizan una fuente de energía más limpia. 

Vehículos militares españoles. Foto: Ministerio de Defensa
Vehículos militares españoles. Foto: Ministerio de Defensa

Submarinos clase S-80 Plus de la Armada española

Nuestros famosos submarinos de la clase S-80 Plus incorporan un sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) basado en hidrógeno. Este sistema utiliza bioetanol para generar hidrógeno de alta pureza, alimentando células de combustible que proporcionan energía eléctrica al submarino, permitiendo operaciones prolongadas bajo el agua sin necesidad de emerger. 

Emblema flotilla submarinos S-81
Emblema flotilla submarinos S-81

Los desafíos del hidrógeno militar

Este proyecto de cambiar los combustibles fósiles por hidrogeno verde suena muy bien, pero no es fácil. Existen condicionantes necesarios bajo tierra (como calor y agua disponibles) y técnicas de perforación avanzadas.

Y al igual que ha pasado con otras fuentes de energía sostenibles al principio, ahora mismo el hidrogeno verde es mucho más caro de producir que las formas tradicionales. Por lo que el éxito de este proyecto dependerá también de que los Gobiernos inviertan en mejorar la tecnología y adapten sus políticas para facilitar su adopción.

La Unión Europea por su parte financió el proyecto Cryoplane, que estudió la posibilidad de usar hidrógeno líquido en aviones para sustituir los combustibles fósiles.

¿Y si funciona? Claves del impacto global

El megaproyecto de hidrógeno de la Fuerza Aérea de EE.UU. está apostando fuerte por el hidrógeno verde como una solución energética del futuro, y a la vez, allanar el camino hacia un panorama energético más resiliente y sostenible, tanto para el ámbito militar como para la sociedad en general.

Si funciona, podría cambiar no solo cómo se alimentan las operaciones militares, sino también cómo obtenemos y usamos la energía en nuestra vida diaria.

Es un proyecto muy ambicioso, con desafíos importantes, pero con un potencial enorme para ayudar a proteger el planeta mientras se garantiza la seguridad energética en los escenarios más difíciles.