La alarma saltó el pasado miércoles cuando la Policía de Charlotte-Mecklenburg, en Estados Unidos, tuvo que atender un requerimiento sobre una niña en estado crítico. La menor fue trasladada de manera urgente, al hospital, donde todos los esfuerzos por intentar salvar su vida no dieron resultado.
Los agentes de la autoridad comprobaron que la niña fue abandonada en un vehículo a pesar del intenso calor reinante. La madre, Ashlee Stallings, de 36 años, ha sido acusada de homicidio involuntario y abuso infantil por acto deliberado que causó lesiones graves. Comparecerá ante el tribunal el próximo 16 de julio.
La progenitora confesó a la Policía que había dejado a su hija en el coche con el aire acondicionado funcionando mientras se fue al trabajo. Aunque cree que la niña lo apagó porque sentía frío. Las temperaturas del exterior del coche llegaron a alcanzar los 34 grados centígrados.
El panorama que se encontró la madre fue especialmente grave: la niña yacía en el suelo del asiento trasero, inconsciente y con espuma en la boca. La hipertermia acabó con la vida de su hija. Este año ha habido otras cuatro muertes en parecidas circunstancias en Estados Unidos, que han afectado a niños de entre 2 meses y 6 años.