Las investigaciones de la Guardia Civil, a través de la operación “Pyramidi-Scam”, llevaron a la detención de un hombre y una mujer en Santa Cruz de Tenerife, quienes serían los líderes de la organización. La pareja presentaba el negocio a otras personas a las que les ofrecían unirse a cambio de aportar dinero, con el argumento de que posteriormente generarían suculentos beneficios.
Según indica Europa Press, el engaño consistía en captar “socios” para realizar inversiones en una futura plataforma semejante a un conocido marketplace. Se proyectaba incluir compras directas al proveedor, transacciones en euros, inteligencia artificial, monederos de criptodivisas y entregas a domicilio, entre otros servicios, aunque se ha constatado que sus creadores nunca tuvieron la intención de materializar el negocio, sino simplemente de lucrar ilícitamente a costa de sus inversores.
La propuesta parecía más que convincente, y estaba orientada a mostrarse como una empresa solvente y confiable. Realizaban eventos en grandes hoteles de España y en otros puntos de Europa, viajes y cruceros.
La estafa funcionaba según el esquema Ponzi, que es un tipo de fraude que paga a los primeros inversionistas existentes con los fondos generados por nuevos inversionistas, con lo que las víctimas consolidadas pasaban a ser los nuevos captadores para continuar buscando futuros fondos, de modo que se convertían en nuevos cómplices del fraude.
Pero el dinero nunca llegó a estos “inversores”. Los estafadores crearon una plataforma digital en la que a cada víctima se le garantizaba la posibilidad de ir ascendiendo en la organización en una clasificación gemológica, con categorías como esmeralda, diamante o doble diamante. Tenían su propio perfil donde podían visualizar los beneficios económicos que se habían originado, aunque nunca podían disponer de los mismos. De esta manera, los líderes obtuvieron grandes beneficios que se desviaban a cuentas en Lituania o a través de conversión a criptomonedas.
La Guardia Civil detectó que esta asociación también operaba en Italia, Reino Unido, Colombia y República Dominicana entre otros, todos ellos con sus respectivos directores.
El principal sospechoso es de nacionalidad italiana, y estaba siendo investigado por realizar operaciones bancarias relacionadas con el delito de blanqueo de capitales. Su cómplice y cónyuge, de nacionalidad cubana, también era investigada por formar parte de la trama internacional.
Los guardias civiles identificaron a la mayoría de integrantes de la organización criminal, que, jerárquicamente, se encontraban en la zona media de la pirámide. Han sido localizadas e investigadas 31 personas, 9 de las cuales residían en Murcia, 18 en Alicante, 3 en Barcelona y una en Oviedo.
Por delitos de estafa piramidal, el Código Penal estable penas de prisión de uno a 6 años y multas de 6 a 12 meses cuando el valor de lo defraudado supera los 50.000 euros o afecta a un elevado número de personas.
La investigación se originó a través de una denuncia presentada en Cabezo de Torres-Murcia en la que una persona manifestó haber sido víctima de un fraude junto a más personas, tanto a nivel regional como nacional.
Los detenidos y los investigados, a los que se les atribuye la presunta autoría de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa y blanqueo de capitales, han sido puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia, que dirige y coordina toda la operación.