La Europol alertaba a principios de febrero de un aumento en los casos de venta de PCR negativas falsas para poder viajar, poniendo sobre la pista a la Policía Nacional. De hecho, existen bandas organizadas que se dedican a la falsificación de estos documentos a cambio de dinero.
Esto, sumado a los controles que se realizan en cada aeropuerto, nos lleva a preguntarnos si existe alguna forma de detectar PCR falsas en aeropuertos o en los lugares de tránsito de viajeros. Y es que, si tenemos en cuenta la observación directa, parece que los operarios que nos solicitan las pruebas simplemente se limitan a revisar los distintos modelos de pcr que existen sobre el papel (puede que haya tantos como laboratorios) y decidir, bajo su criterio, si podemos viajar o no, sin la posibilidad de hacer ningún tipo de comprobación con un sistema informático que confirme la autenticidad de lo que les presentamos.
Falta de un estándar
El principal obstáculo que genera este tipo de sistemas estandarizados es la falta de un marco común. Desde la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), explican que "para generar un formato se requiere un estándar previo. Al no haber un estándar, que es el primer paso, no podemos expedir ningún tipo de certificación".
La encargada de crear este tipo de estándares que puedan ser usados por todo tipo de empresas en pos de establecer un marco común es la UNE (Asociación Española de Normalización) que, por el momento, no ha tramitado ninguna certificación que pueda ayudar en este sentido.
Sanidad descarta un certificado uniforme
Como cabría esperar, el principal organismo oficial encargado de la realización y certificación de pruebas PCR es el Ministerio de Sanidad. Fuentes del ministerio confirman que, efectivamente, "no existe un certificado uniforme de acreditación de la PCR. Es el personal el que realiza los controles sanitarios el que valora las acreditaciones presentadas".
Esto podría dejar la puerta abierta a posibles falsificaciones, aunque según confirman "en caso de cualquier duda sobre la documentación presentada, al viajero se le hace una prueba diagnóstica en el propio aeropuerto".
En el caso de la Unión Europea, la recepción y confirmación de las PCR se realiza basándose en el reconocimiento mutuo. Es decir, se revisa tanto en el país de salida como en el país de destino, por lo que se añade una capa de seguridad extra a dichas comprobaciones, aunque, eso sí, siempre basada en el mero examen del documento físico.
AENA sigue órdenes de Sanidad
Por su parte, desde AENA, empresa pública española que gestiona los aeropuertos de interés general en España, indican que cumplen estrictamente con las directrices emitidas desde el Ministerio de Sanidad. "Nosotros no gestionamos los datos, dado que no tenemos supervisión por la Ley de protección de datos (LOPDGDD). Se nos ha pedido que pongamos los medios humanos para llevar a cabo esos controles, para lo cual se ha contratado personal y se han comprado cámaras termográficas", indican.
En dicho protocolo se indica que, antes de viajar, se deben llevar a cabo dos controles. Por un lado, se le pide al viajero que rellene un documento conocido como Formulario de Control Sanitario en el que se le pregunta si tiene una PCR negativa o positiva, con lo que es el propio viajero quien da fe de que esto es así. También se realiza control de temperatura antes de subir al avión y, además, se realiza un control documentario en el que se recibe el documento físico y se inspecciona. Este documento, expedido por los hospitales, "está informatizado y cuenta con un código QR", según confirman desde AENA.
El viajero debe llevar en todo momento consigo este documento, ya que se le puede requerir en cualquier momento, ya sea a la salida o a la llegada en su destino. "Como AENA ponemos todos los medios a disposición de sanidad, pero no gestionamos nada más".
En definitiva, parece que el principal obstáculo para un sistema de comprobación estandarizado de PCR es que, como suele ocurrir, la tecnología avanza mucho más rápido que la burocracia. En este sentido, parece que tendremos que esperar para ver un sistema rápido, seguro y transparente que permita el libre movimiento de personas entre países sin la posibilidad de que alguien pueda caer en la tentación de presentar pruebas falsas. Quién sabe si llegará antes de que termine la pandemia.