Lo que parecía un regreso tranquilo para cientos de viajeros que regresaban de pasar unos días en París, se convirtió de repente en una pesadilla e incluso estuvo a punto de convertirse en una nueva tragedia área de grandes dimensiones.
Todo ocurrió el pasado viernes 7 en el vuelo de Iberia 578 con destino a Madrid, cuando el Airbus A320-251N se encontraba en la pista a punto de despegar. Justo en ese momento, y con el avión a punto de iniciar la peligrosa maniobra de despegue, un joven pasajero abrió una de las puertas de la aeronave tras agredir al azafato para lanzarse al vacío. Rápidamente se despresurizó el avión ante la mirada incrédula del pasaje, que no acertaba a comprender lo que estaba pasando.
En escasos minutos se acercaron hasta el aeropuerto parisino de Orly las primeras dotaciones de ambulancias y policías para atender al pasajero que se había precipitado al vacío, del que se desconoce su estado en estos momentos, y para desalojar a todo el pasaje, algunos de cuyos pasajeros sufrían crisis nerviosas.
Escudo Digital ha hablado con algunos de los pasajeros que se encontraban en esos momentos en el avión y no encuentran una explicación al suceso que estuvo a punto de convertirse en un nuevo siniestro aéreo. Hablan de un chico joven que se encontraba muy agitado porque había tenido problemas a la hora del embarque y que no dejaba de hacer valer sus relaciones familiares con empleados de Iberia para facilitar el embarque. Según las mismas fuentes, se mostraba muy nervioso y la tripulación tuvo que situarlo en la parte trasera del avión vigilado por un azafato que, finalmente, fue agredido antes de abrir y precipitarse por la puerta trasera del avión.
Según palabras del comandante de la aeronave dirigidas a la tripulación, en toda su amplia vida laboral nunca había visto nada pada parecido. Desalojados del avión tras más de dos horas en su interior sin agua y ningún tipo de atención, los pasajeros se quejan amargamente del trato recibido por Iberia. Hablan de falta de atención e información tras largas horas de espera en el mismo aeropuerto y de dejarles a su suerte hasta el punto de que muchos de los pasajeros del avión tuvieron que hacer noche en las cercanías del aeropuerto de Orly.
