Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han creado unas fibras electrónicas mediante impresión 3D que pueden controlar las fugas de las mascarillas.
Los investigadores han creado fibras electrónicas que pueden emplearse como sensores invisibles para monitorizar la salud, o su dispositivos del Internet de las Cosas y aplicaciones de biosensores.
Los investigadores emplean una técnica de impresión 3D que utiliza plata y polímeros semiconductores para producir el núcleo de la fibra conductora, que está envuelto en una funda fina de polímero.
Según explican en un artículo publicado en la página web de la Universidad de Cambridge, cada una de estas fibras son cien veces más delgadas que un cabello humano.
El estudiante de doctorado del Departamento de Ingeniería de Cambridge Andy Wang usó el sensor para detectar signos de respiración rápida, dificultad para respirar y tos simulada, así como para rastrear las fugas de las mascarillas.
El sensor fue aplicado tanto en tela como en mascarillas quirúrgicas y descubrieron que las fugas provienen principalmente de la parte frontal, especialmente durante la tos. En cuanto a las mascarillas N95, los investigadores señalan que las fugas provienen de los lados.
El artículo indica además que estos sensores son "de alta sensibilidad, bajo coste y se pueden conectar a un teléfono móvil para recopilar información, sonido e imágenes del patrón de respiración".
La propagación del coronavirus por los sistemas de ventilación
Otra investigación de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicada en la revista Journal of Fluid Mechanics señala que los sistemas de ventilación de muchos edificios de oficinas modernos, que están diseñados para mantener temperaturas confortables y aumentar la eficiencia energética, pueden aumentar el riesgo de exposición al coronavirus, particularmente durante el invierno.
Este equipo descubrió que los sistemas de ventilación mixta, que están diseñados para mantener las condiciones uniformes en todas las partes de la habitación, dispersan los contaminantes del aire de manera uniforme por todo el espacio. Estos contaminantes pueden incluir gotas y aerosoles, que pueden contener virus.
La investigación ha puesto de relieve la importancia de una buena ventilación y del uso de mascarillas para mantener la concentración de contaminantes a un nivel mínimo y, por lo tanto, mitigar el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.
Las pruebas indican cada vez más que el virus se propaga principalmente a través de gotas más grandes y aerosoles más pequeños, que se expulsan al toser, estornudar, reír, hablar o respirar. Además, los datos disponibles hasta la fecha indican que la transmisión en interiores es mucho más común que la transmisión en exteriores, lo que probablemente se deba al aumento de los tiempos de exposición y a la disminución de las tasas de dispersión de las gotitas y los aerosoles.