La inmunoterapia se está convirtiendo en una herramienta fundamental en el tratamiento del cáncer, junto a la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Consiste en estimular al propio sistema inmune del paciente para que sean sus propias defensas las que luchen contra el tumor.
Ahora, se ha dado un paso más en este campo: el Sistema Nacional de Salud ha acordado la financiación del uso de la primera doble inmunoterapia con los fármacos nivolumab e ipilimumab para el tratamiento de un subtipo de cáncer de pulmón y para el cáncer renal avanzado de pronóstico intermedio y malo. Ambos fármacos han sido desarrollados por Bristol Myers Squibb, que ha anunciado además que se acaba de aprobar la financiación del uso de nivolumab tras la cirugía en cáncer de melanoma, que es cuando más posibilidades existen de frenar la enfermedad.
El doctor Luis Paz-Ares es presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA) y jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. En una entrevista exclusiva a Escudo Digital subraya que el cáncer de pulmón es el cuarto de incidencia en España –tras el colorrectal, el de próstata y el de mama–, pero es el que más muertes causa: 29.000 en nuestro país al año y casi dos millones de personas en todo el mundo.
“La estrategia para reducir estos números se basan en dejar de fumar, diagnosticar antes la enfermedad y en disponer de tratamientos más efectivos. La estrategia se basa en quimioterapia, inmunoterapia y en combinaciones de terapias. La doble inmunoterapia aumenta la supervivencia y disminuye el riesgo de muerte, se evitan uno de cada tres fallecimientos”, destaca el experto.
Bien tolerada en la mayoría de pacientes
¿Y en cuanto a la seguridad? Como recalca, el perfil de efectos secundarios “es preciso. Hay que explicarle al paciente que los efectos secundarios existen y su volumen, cuáles son los más frecuentes –como los cutáneos, las alteraciones de la función hormonal, las inflamaciones en determinados órganos, la colitis, la hepatitis, la neumonitis– y hablarle de efectos secundarios muy infrecuentes, pero que pueden pasar y son potencialmente graves como las encefalitis, las papilitis o las miocarditis. Por otro lado, no se debe alarmar al paciente porque sabemos que la combinación de estas dos inmunoterapias son bien toleradas en la gran mayoría de pacientes, pero el 20% de ellos tienen que suspender el tratamiento por la aparición de efectos secundarios y hay que saber cómo tratarlos”.
Un aspecto que destaca, en este sentido, es que este grupo de pacientes que tiene que suspender el tratamiento por la aparición de efectos secundarios “no tiene peor evolución que aquellos pacientes que no han tenido que suspenderlo”.
En su servicio, cuentan con una consulta de enfermería para explicar de manera detallada los efectos secundarios tanto al paciente como a su familia “para que aprendan a lidiar con ellos. Y es muy importante contar con un programa de educación al resto del hospital, para que los compañeros de otros servicios, como las Urgencias o Cardiología, sean conscientes de estos efectos secundarios de la inmunoterapia, que no eran tan conocidos, como las miocarditis”.
Acceso a nuevos tratamientos
El Doctor Paz-Ares subraya también que España es una potencia en ensayos clínicos en fármacos en desarrollo, ocupando el tercer lugar mundial tras Estados Unidos y Japón. De este modo, los pacientes pueden acceder a los tratamientos punteros de manera inmediata. “El paciente, hoy en día, cuando entra en un ensayo clínico, entiende los efectos secundarios potenciales y conoce todos los controles que ha pasado un ensayo antes de ser aprobado”, concluye.