La Tierra es un planeta cada vez más lleno de data centers. Es normal. Los humanos generamos cada vez más datos y utilizamos más servicios en Internet. Sin ir más lejos, el año pasado fueron un total de 79 millones de zettabytes. Es decir, 79.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de bytes.
La cifra es tan difícil de comprender que es preciso una analogía para hacernos a la idea de su tamaño. Con un solo zettabyte podríamos guardar el equivalente a 17.200 millones de iPhones de 64 GB. O grabar una película HD a 1080p con una duración de 36 millones de años.
Y para que todo esto funcione, para que podamos seguir generando y consumiendo datos a la velocidad que lo hacemos, son imprescindibles los data centers. La infraestructura digital de un país –o de un planeta- es la suma de la red de telecomunicaciones, la red eléctrica y los centros de datos. Ninguno de ellos puede concebirse sin los demás.
Casi todas las acciones cotidianas que hacemos, como leer un WhatsApp, subir un video a TikTok o mirar ropa en Zara, van directas a la nube, a los centros de datos, donde grandes servidores almacenan y gestionan millones de datos para que Internet disponga y distribuya la información en toda la comunidad interconectada.
Y el número de data centers o centros de datos no deja de crecer. En España, que se está consolidando como hub digital del sur de Europa, hay ya más de 60 centros. Pero solo en Loudaun (Virginia, EE.UU.) existen más de 75. Ahora bien, ¿dónde se sitúa estos centros, considerados como el corazón de Internet?
Buena conexión, abundante energía, baja temperatura constante y seguridad son algunas de las características que necesitan los centros de datos. Ello ha propiciado que encontremos algunos data centers en lugares de los más insospechado, como minas abandonadas, capillas o un antiguo almacén de la OTAN. Algunos, además, son sorprendentemente bellos. Os contamos cuáles son los 8 data centers más curiosos y fotogénicos del planeta.
1. El fuerte marino de Sealand
Su historia es muy curiosa. Se trata de un fuerte que construyó Reino Unido durante la II Guerra Mundial. Al marcharse el ejército un grupo de personas lo ocupó y empezaron a emitir un programa de radio.
También funcionó como centro de almacenamiento de datos. Y aunque el proyecto fue finalmente abandonado, el portal de descargas ilegales The Pirate Bay quiso alojar allí sus servidores para escapar de sus problemas con la legislación. Sin embargo, y a pesar de que pusieron en marcha una recogida de fondos para comprar Sealand, no lo consiguieron.
2. La mina noruega que se refrigera con agua de los fiordos
En minas subterráneas no muy profundas las corrientes de aire fresco provenientes del exterior están a la orden del día. El sistema que conseguía enfriar a los sufridos mineros que picaban roca durante horas sirve ahora para hacer lo propio con los servidores. Actualmente, existe una mina en Noruega que alberga una instalación de servidores de 120.000 metros cuadrados que mantiene una temperatura constante de 8 grados centígrados.
3. La capilla de Barcelona
El superordenador más potente de España, el MareNostrum, está instalado en la que un día fue capilla de una finca privada en la Barcelona decimonónica, reconvertida en el rectorado de la Universidad Politécnica de Cataluña.
4. El rascacielos de Nueva York
Las grandes ciudades también pueden acoger centros de datos, y en edificios tan bellos y emblemáticos como éste. Es el caso de la compañía Sabey Data Center Properties que tiene, en plena Gran Manzana de Nueva York, una de sus instalaciones estrella.
Su punto fuerte es la baja latencia que consigue acercando lo máximo posible su data center a sus clientes. Según destaca la compañía en su web, si el retraso -latencia- es demasiado grande puede significar perder millones de dólares en transacciones financieras.
5. En el Círculo Polar Ártico
Facebook instaló su primer centro de datos fuera de Estados Unidos en Luleå, un municipio sueco a tan solo 80 kilómetros al sur del círculo polar ártico. Se enfría por la simple congelación del aire exterior.
6. Un almacén de la OTAN
En Stavanger, una región costera de Noruega, la Alianza Atlántica creó un almacén de municiones de alta seguridad que la compañía Green Mountain reconvirtió en un centro de datos que, según la web de la compañía, preserva los secretos de instituciones financieras, compañías sanitarias, empresas TI e incluso gobiernos.
7. Bunker de la Guerra Fría
Se encuentra en Suecia y fue construido durante la Guerra Fría, fruto del miedo a que se produjese un ataque nuclear. Pero en 2008 se reconvirtió en centro de almacenamiento de datos.
Está a 30 metros bajo tierra y lo custodia una puerta de acero. Para que los operarios no sufran claustrofobia lo han equipado con jardines y cascadas de agua, además de un tanque para peces.
8. Un centro de datos neutro en carbono
Aún no está construido, pero la ciudad de Cáceres albergará el primer centro de datos neutro en carbono de la UE. La iniciativa, pionera en economía circular, utilizará el efluente de la depuradora de aguas residuales de la ciudad extremeña para llenar un lago artificial que servirá para dar refrigeración a los edificios.