¿Abandonar X será contagioso?

Desinformación y polarización, ¿cuál es el presente y el futuro de la red social X?

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Cada vez, un mayor número de usuarios particulares percibe la antigua Twitter como un lugar de desinformación
Cada vez, un mayor número de usuarios particulares percibe la antigua Twitter como un lugar de desinformación

La victoria electoral del binomio Trump/Musk ha desatado una verdadera tormenta digital. El periódico inglés The Guardian, La Vanguardia española, el club de futbol St Pauli de la Bundesliga alemana e incluso el escritor Stephen King han anunciado en los pasados días su decisión de dejar de publicar contenido en X, la plataforma anteriormente conocida como Twitter y propiedad del controvertido Elon Musk. Y todos ellos comparten las razones para abandonar esta red social: la proliferación de contenido perturbador y gris en la plataforma, toxicidad en la red, incluyendo teorías de conspiración de extrema derecha y racismo.

Medios como The Guardian tenían una presencia importante en X, con más de 80 cuentas oficiales y aproximadamente 27 millones de seguidores. Pero este medio británico, al igual que las otras entidades que están dejando la red, consideran que los beneficios de estar en el antiguo Twitter son ya superados por los aspectos negativos, especialmente debido al contenido “perturbador” que se promueve en esta plataforma. La campaña electoral presidencial de Estados Unidos confirmó esta inquietud del medio, al plasmarse cómo X se ha convertido en una plataforma mediática tóxica, donde su propietario ha utilizado su influencia para dar forma al discurso político que más le interesaba, el del próximo presidente de los Estados Unidos.

¿Abandonar X será contagioso?

El equipo de futbol St Pauli de la Bundesliga alemana se ha convertido en el primer gran club de futbol europeo en abandonar la plataforma X, describiéndola literalmente como una “Maquina de Odio”. Como indicamos al principio, La Vanguardia y medios como National Public Radio (NPR) y Public Broadcasting Service (PBS) han seguido sus pasos, y cada vez, un mayor número de usuarios particulares percibe esta red social como un lugar de desinformación, y desde que la compró Elon Musk en 2022, como una herramienta económica, y ahora con las recientes elecciones norteamericanas, también una herramienta política.

Estos abandonos de X reflejan la creciente inquietud sobre el papel de las plataformas de redes sociales en la difusión de información y la responsabilidad de sus propietarios en la moderación del contenido.

Progresión del número de usuarios deen los últimos 10 años, en millones. Fuente: Statista.
Progresión del número de usuarios de en los últimos 10 años (en millones). Fuente: Statista.

A pesar de que X se encuentra ahora mismo en el ojo del huracán, vemos en la gráfica expuesta que en los últimos años el número de usuarios presente ha ido aumentando. Con un crecimiento constante hasta el año 2016, un estancamiento entre 2016 y 2019 con un mercado saturado y desafíos para atraer nuevas audiencias en medio de la competencia con otras plataformas emergentes como Instagram, Snapchat y TikTok. Después experimentó una recuperación gradual en 2020 y 2021 coincidiendo con la pandemia de COVID-19, alcanzando los 353 millones en 2020. El confinamiento y el aumento en el consumo de noticias y contenido digital contribuyeron a este crecimiento. Y por fin un incremento significativo tras la adquisición de Elon Musk en 2022, cuando los usuarios activos aumentaron de 401 millones (2022) a 541 millones (2023), lo que representa un incremento notable de aproximadamente el 35% en un solo año.

La adquisición de X por parte del magnate de origen sudafricano marcó un punto de inflexión que ha transformado significativamente la percepción y el uso de la plataforma. Desde el inicio, el cambio de propietario atrajo una atención masiva por lo controvertido del personaje en cuestión, y esta visibilidad adicional incentivó a muchos usuarios a registrarse o regresar a la plataforma, atraídos por la curiosidad y la promesa de un espacio renovado para la interacción digital.

Uno de los aspectos más destacados de esta transformación fue el enfoque en una moderación menos estricta, bajo la premisa de ampliar la libertad de expresión. Para ello, Musk impulsó políticas más abiertas que permitieron el regreso de cuentas suspendidas (como las del teórico de la conspiración Alex Jones y el influencer misógino Andrew Tate)  y dieron espacio a comunidades que anteriormente se sentían restringidas o censuradas. Este cambio redefinió la dinámica de participación en X, al tiempo que introdujo herramientas nuevas, como las suscripciones verificadas y opciones de monetización, dirigidas a creadores de contenido y profesionales en busca de visibilidad y rentabilidad.

Pero no todo el impacto ha sido positivo porque las decisiones de Musk también generaron descontento en sectores clave, incluyendo medios de comunicación y figuras públicas, que consideraron que la plataforma estaba perdiendo control sobre la calidad del contenido y la moderación. Esto está produciendo un éxodo de entidades que optan por desvincularse debido a la percepción de que X se había convertido en un espacio tóxico y polarizado. A su vez, la disminución en la regulación del contenido permitió un aumento de la desinformación y mensajes controvertidos, minando la confianza de ciertos sectores en la red social como un espacio fiable y seguro.

Pero, ¿qué le espera a X los próximos 4 años?

La red social de Elon Musk podría tener un crecimiento condicionado, la sostenibilidad de este crecimiento dependerá de su capacidad para mantener a los anunciantes, atraer a creadores de contenido relevantes y gestionar la percepción pública de la plataforma. Lo que parece bastante probable es que se produzca una segmentación del público, ya que X podría transformarse en una plataforma más nicho, centrada en audiencias polarizadas o específicas, alejándose del carácter masivo y diverso que tenía anteriormente.

Y por último tenemos que hablar del impacto político, pues dado que Musk ha permitido el regreso de figuras polémicas como Donald Trump, X podría consolidarse como una herramienta importante para el discurso político, pero al costo de alienar a otras comunidades.

La decisión de abandonar el antiguo Twitter por parte de medios, organizaciones y figuras públicas, ahora y en el futuro, tiene varias explicaciones, siendo uno de los motivos más destacados es la proliferación de desinformación y contenido considerado tóxico. Como comentamos anteriormente desde la llegada de Elon Musk, la moderación efectiva ha disminuido, permitiendo que teorías de conspiración, discursos racistas y otros mensajes controvertidos encuentren un espacio para difundirse. Esto ha generado un entorno que muchos perciben como poco confiable y problemático.

Además, la estrecha relación entre Elon Musk y Donald Trump sugiere una posible alineación de X con las políticas y narrativas promovidas por la administración Trump. Musk ha sido nombrado para liderar un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, lo que podría fortalecer su influencia tanto en el ámbito político como en la plataforma X. Pero esta asociación también podría intensificar las críticas y el éxodo de usuarios y entidades que no comparten estas orientaciones políticas. La plataforma podría enfrentar desafíos en términos de credibilidad y diversidad de voces, especialmente si se percibe una falta de neutralidad en la moderación de contenidos.

Todos estos factores juntos han convertido a X en un terreno cada vez más polarizado, en el que muchos sienten que el balance entre libertad de expresión y responsabilidad se ha perdido, llevando a una redefinición de su base de usuarios y su propósito en el ecosistema digital.