No es fortuita la comparación de Internet y su aparición a principios de los años 90 con el actual desarrollo de los metaversos. Por ese entonces nadie tenía del todo claro adónde llegaría esta red que se planteaba una conexión global, para qué serviría ni que iba a volverse tan esencial para nuestra vida al punto de que sería posible que un ataque de ransomware afectara el normal funcionamiento de un país casi en su totalidad, como sucedió en Vanuatu, una nación insular del Pacífico Sur, a finales del año pasado.
Ese fue el pasaje del mundo fuera de línea al de las dos dimensiones. Con la creación de los mundos virtuales, nos encontramos frente a la tercera dimensión. Decimos mundos, en plural, porque metaversos ya hay varios: The Sandbox, Decentraland, Horizon Worlds, Uttopion, Somnium Space y Roblox son solo algunos de ellos.
Y a pesar de que una de las primeras experiencias surgió a principios de los 2000 con el juego Second Life, estamos aún en momentos de exploración, pruebas y construcción. En los últimos años han ganado terreno los NFT, el blockchain, las criptomonedas y los monederos virtuales, las grandes compañías invierten dinero en desarrollar y tener presencia también en estos entornos y poco a poco surgen actividades y eventos en los que se puede participar virtualmente desde cualquier lugar del mundo.
Pero, ¿qué más podemos hacer en estos nuevos universos? “El metaverso viene del gaming, entonces lógicamente tiene mucha parte de juego. Se puede usar para sociabilizar que es una de los puntos más fuertes del metaverso, para interactuar con otra gente, que serán avatares, pero son personas lo que hay atrás de los avatares. A día de hoy se está utilizando mucho para eventos, se hacen muchos conciertos, congresos, exposiciones, como el Mobile World Congress, donde muchas empresas replicaron su stand en el metaverso. Lo que lo diferencia de un juego como Sims o Second Life es esa capa que nos da la blockchain, las criptomonedas, los NFT. También hay una parte más negativa, y a lo mejor nos echa un poquito para atrás, que es ese sector especulativo de comprar terrenos y ver que suba el precio para luego revenderlos. Pero no hace falta que haya transacciones económicas, tú ahora mismo te puedes crear un avatar, meterte en un evento y simplemente pasear, hablar con gente, ver videos o ver los stands”, explica Álvaro Hita, director de Operaciones e Innovación de Golder Realm, una agencia de marketing y servicios innovadores que junto a Voluntare, una red de voluntariado corporativo, y Orange, la primera operadora de España en abrir una tienda en el metaverso, se han unido para realizar acciones que puedan generar un impacto desde esta nueva realidad.
El evento se realizó en el Orange Digital Center de Madrid, y reunió a más de 40 representantes de diferentes compañías y organizaciones que buscan explorar el metaverso desde el voluntariado corporativo, como “una herramienta poderosa para generar impacto social y fortalecer la reputación de las empresas”, señala la convocatoria al encuentro.
“¿Puede el voluntariado corporativo trascender las barreras físicas y geográficas? Gracias al metaverso, es posible”, aseguran desde la web de Voluntare. Benedetta Falletti, directora de la organización, explica lo que ha motivado esta unión de fuerzas: “El voluntariado corporativo tiene impacto tanto en la comunidad, en la acción social, como en los empleados, que están más involucrados y son más productivos. Algunas empresas trabajan en reducir la brecha digital, la digitalización de las entidades sociales, la participación de las mujeres en las carreras STEM y atraer el talento femenino hacia las nuevas tecnologías. Y luego están las acciones de impacto ambiental, ahorro energético, cada uno se está enfocando en lo que mejor sabe hacer, donde tiene más conocimiento y entonces puede generar más valor añadido. En este caso, hemos querido acercar el conocimiento de nuestros socios Golden Realm en temas de tecnologías para el sector social, haciendo sinergia con los conocimientos de Orange y el objetivo de este evento es conocer el metaverso, empezar a pensar en las oportunidades que nos puede ofrecer y sobre todo poder construir el metaverso que queremos ver. Estamos en esta fase incipiente de innovación, estamos a tiempo de dirigirlo y utilizarlo para incrementar nuestro impacto social y positivo”.
En esa misma línea, Álvaro Hita profundizó en la idea de co-crear estos nuevos espacios virtuales para impulsar acciones positivas. “Es el momento de pensar en ese multiverso o lo ‘phygital’ para que las iniciativas no se queden sólo en lo virtual, como un juego, sino que se trasladen y tengan impacto en nuestro mundo físico. Hoy tenemos la posibilidad de trabajar una acción de sensibilización o de concienciación directamente en el metaverso porque es una realidad mucho más inmersiva de lo que puede suponer ver un vídeo o que te lo cuenten. Por eso llega mucho más a las emociones, impacta más a la gente y conciencia mucho más. Si ves que el metaverso está lleno de basura porque no estamos reciclando, o hay una desertización por el cambio climático, o una ciudad queda bajo el agua por el aumento de las temperaturas globales, y lo puedes experimentar desde la realidad virtual -la realidad aumentada, o la realidad mixta-, eso te va a generar que veas las consecuencias de lo que podemos llegar a tener o de lo que ya está pasando y en tu vida, en tu día a día, cambies tus hábitos. Sucede a niveles de concienciación y de sensibilización porque aunque sea tu avatar el que lo experimente, tú también lo vives y lo trasladas a tu vida real”, se entusiasma.
Tenemos la posibilidad de acercarnos al metaverso para generar impacto desde ahora, ser proactivos y no reactivos frente al cambio, cuando el metaverso ya esté ‘armado’, sugiere Hita.
Las posibilidades son cada vez más. Así como iniciamos acciones en el mundo digital, al comprar en un e-commerce y luego los productos, físicos y materiales, nos llegan a casa, hay proyectos que permiten plantar árboles en el metaverso y que una organización ambiental haga de puente para que cada uno de ellos tenga una réplica en el Amazonas, es decir, que se colabore con la reforestación, real y concreta.
“Estamos trabajando con una fundación que quiere concienciar a la gente de que el fondo marino está lleno de basura, pues no todo el mundo hace buceo y puede sumergirse a ver lo que hay, y sí, hay vídeos, pero verlo bajo el agua en una experiencia de inmersión digital puede suponer que ellos recojan esa basura porque generen fondos y puedan tener recursos para hacerlo en los mares. Hay también ejemplos en conflictos bélicos, que estés en medio de un tiroteo, de un bombardeo; desde casa no lo podemos imaginar, pero es que tener la sensación de tener que salir corriendo porque te alcanzan disparos hace que veas con más cercanía la realidad de lo que sucede, que estés más sensibilizado y que apoyes organizaciones que luchan contra eso”, explica el representante de Golden Realm.
También hay otros proyectos orientados al metaverso que tienen un enfoque más inclusivo y educativo, como la posibilidad de viajar a cualquier lugar turístico del mundo sin salir de casa, en experiencias inmersivas hiperrealistas que les permitirán a personas con movilidad reducida o a quienes no posean los recursos económicos para trasladarse, conocer sitios fabulosos y recorrerlos desde unas gafas de realidad virtual. O estudiar historia con un avatar que camina entre las propias ruinas romanas, también desde la inmersión digital, con la posibilidad de retener y comprender mucha más información y conceptos, porque el impacto visual tiene una persistencia diferente en nuestra memoria que un simple relato.
“Podremos aprender en 3D, dando vida al estudio de la arquitectura, la historia o incluso la geometría básica de formas que las pizarras blancas y las pantallas planas no pueden. También hay infinitas posibilidades para capacitar a los profesionales de la salud, desde practicar cirugía en entornos virtuales hasta capacitarlos sin ponerlos en situaciones peligrosas”, promete una campaña lanzada por Meta que se llamó ”El impacto será real”.
De todos modos, como cualquier avance tecnológico, no hay certezas de que efectivamente progrese y se concrete como un mundo cotidiano para toda la humanidad. “Nadie asegura que el metaverso vaya a ser una realidad, pero todo apunta a que vamos en esa línea. Es una tecnología que se lleva desarrollando desde hace muchos años y que ahora por el ancho de banda, por los ordenadores y los dispositivos más potentes parece que es más palpable, porque son más baratas las gafas o el hardware que necesitamos. Entonces creo que las organizaciones sociales, para generar impacto, tienen la posibilidad de cogerlo desde ahora, ser proactivos y no reactivos frente al cambio, cuando ya esté el metaverso ‘armado’ y digan ‘ahora yo me invento cosas’. No, vamos a pensarlo desde ahora para dirigirlo en la dirección que queremos que lleve”, alienta Álvaro Hita.
Muchos apuestan a que el metaverso pueda ofrecer tantas oportunidades como el mundo físico real, con la posibilidad de crear nuestros negocios en él y hasta generar puestos de trabajo que aún no imaginamos. Quizá para lo segundo falte un poco más, pero hoy con una sencilla búsqueda en cualquier navegador, abundan las ideas para invertir y generar dinero en el metaverso.
Por eso, desde Golden Realm, Hita propone comenzar ahora mismo a darle una forma más democrática y sostenible a estos espacios que aún están vírgenes. “Es el momento de innovar, de darle la forma que queremos. Está en pañales, es como un bebé. Y tienes la posibilidad de educar a ese bebé como tú quieras y que crezca en la dirección que tú le des. Si le dejas a su libre albedrío y que le vengan inputs de otros lados, pues va a ir en esa dirección y luego es mucho más difícil cambiar el rumbo. Trabajemos para que nazca con un ADN de sostenibilidad, justo y de impacto para que siga creciendo con esa forma”.