¿Pero dónde narices se ha metido el metaverso?

Hasta que la Inteligencia Artificial copó el interés de los debates tecnológicos este era el protagonista de todas las conversaciones. Y ahora, ¿dónde se ha metido el metaverso?

Pedro Fernaud

Periodista

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El desarrollo del metaverso va más despacio de lo que se pensaba.
El desarrollo del metaverso va más despacio de lo que se pensaba.

Desde sus primeras menciones en la ciencia ficción hasta su desarrollo actual, el metaverso ha evolucionado de un concepto futurista a realidad que se estructura en forma de ecosistema digital en plena expansión. No obstante, es cierto que vivimos un momento de auténtica fiebre por ‘El Dorado de la inteligencia artificial’. Frente a esa hegemonía, el metaverso parece haber quedado opacado y arrinconado, al menos en la atención en los medios y la opinión pública, que van devorando nuevos conceptos a una velocidad que al común de los mortales nos cuesta asimilar. Para no dejarnos arrastrar por ese fenómeno, en Escudo Digital indagamos en las claves actuales que representa el metaverso como entorno virtual inmersivo, que combina realidad aumentada, inteligencia artificial y blockchain, y promete redefinir la manera en que interactuamos, trabajamos y consumimos.

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Los desafíos tecnológicos y regulatorios están frenando, de momento, las posibilidades del metaverso.

Empresas como Meta, Microsoft y Epic Games han invertido miles de millones en su desarrollo, con la esperanza de convertirlo en el siguiente gran salto tecnológico. Sin embargo, su consolidación aún enfrenta retos como la accesibilidad, la regulación y la seguridad digital. En este contexto, resulta crucial analizar qué es realmente el metaverso, sus aplicaciones actuales y qué podemos esperar de su evolución en los próximos años.

Qué es el metaverso y para qué sirve

El metaverso es un entorno digital inmersivo y persistente que integra tecnologías como la realidad virtual, la realidad aumentada, la inteligencia artificial y la tecnología blockchain para crear espacios interactivos y colaborativos. Surgió a partir de la idea de un universo virtual interconectado, inicialmente popularizado en la literatura y el cine, y hoy se materializa a través de plataformas digitales que permiten a los usuarios trabajar, socializar, aprender y comerciar de forma simultánea en entornos tridimensionales. Esta convergencia tecnológica busca trascender las limitaciones del mundo físico, de tal modo que ofrece experiencias personalizadas y contextualmente ricas.

El metaverso también permite realizar actividades como asistir a eventos, comprar bienes digitales o incluso estudiar. Este concepto, popularizado por obras de ciencia ficción como Snow Crash y Ready Player One, está en pleno desarrollo y promete revolucionar la forma en que nos relacionamos, laboramos y consumimos.

Por qué crecieron tanto las expectativas sobre el metaverso

Las expectativas en torno al metaverso se dispararon por su promesa de transformar radicalmente las interacciones humanas y los modelos de negocio tradicionales. Grandes empresas tecnológicas como Meta, Microsoft y Google invirtieron sumas millonarias en el desarrollo de hardware y software inmersivo, lo que generó un entusiasmo global. Además, la incorporación de blockchain y NFT (Token No Fungible; un activo digital único que representa la propiedad de bienes virtuales, como arte, terrenos o avatares, mediante tecnología blockchain) en el metaverso abrió nuevas oportunidades para la economía digital, permitiendo la creación de activos virtuales y nuevas formas de propiedad y comercio. Este potencial revolucionario alimentó tanto la imaginación de inversores como de usuarios, que veían en el metaverso una herramienta capaz de redefinir la comunicación, el entretenimiento y la productividad.

Claves del desarrollo actual del metaverso

Empresas como Meta, Microsoft y Epic Games están invirtiendo considerablemente en el metaverso, aunque aún faltan avances tecnológicos para hacerlo accesible y realista. El metaverso se caracteriza por ser inmersivo, interconectado y regido por leyes propias, lo que plantea desafíos legales y económicos, especialmente con el uso de criptomonedas y NFT. Aunque todavía está en una fase incipiente, su potencial es enorme, de manera que ofrece nuevas oportunidades para empresas y usuarios. Sin embargo, su implementación completa requerirá años de desarrollo tecnológico y la colaboración de múltiples actores para hacerlo accesible y funcional a gran escala.

¿Dónde usamos el metaverso?

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La educación es uno de los sectores donde más posibilidades ofrece el desarrollo del metaverso.

El metaverso se utiliza en diversos ámbitos, como el entretenimiento, donde plataformas como Roblox o Fortnite permiten a los usuarios asistir a conciertos virtuales o jugar en mundos 3D; en el ámbito laboral, se emplea con herramientas como Microsoft Mesh, que permite articular reuniones virtuales con avatares; en la educación, donde se pueden crear aulas virtuales interactivas; y en el comercio, posibilitando la compra de bienes digitales como NFT o la apertura de tiendas virtuales. También se usa en eventos sociales, como conferencias o exposiciones, y en el sector inmobiliario, donde se pueden visitar propiedades de manera virtual.

Qué podemos esperar del metaverso en 2025

En 2025 resulta crucial reevaluar las expectativas sobre el metaverso, ya que, a pesar del entusiasmo inicial y las inversiones millonarias de empresas como Meta y Microsoft, su adopción masiva y desarrollo tecnológico han sido más lentos de lo previsto. Según datos recientes, la penetración de dispositivos de realidad virtual y aumentada sigue siendo limitada, y muchos proyectos aún están en fase experimental. Además, la economía basada en NFT y criptomonedas ha afrontado fluctuaciones y escepticismo, lo que ha ralentizado su integración en el metaverso. De todos modos, para este año podemos esperar avances más modestos, como experiencias inmersivas en sectores específicos (educación, turismo virtual o eventos) y una mayor integración en entornos laborales, pero sin la revolución radical que se prometió inicialmente.

Aun así, un informe reciente de IDC (International Data Corporation, una firma de investigación de mercado que analiza y publica informes sobre el desarrollo y la adopción del metaverso) señala que la inversión global en tecnologías inmersivas ha alcanzado los 350.000 millones de dólares en los últimos tiempos, con un crecimiento anual del 15% desde 2022. Y apunta que plataformas de realidad virtual y aumentada han incrementado su base de usuarios en más de un 40% en los últimos dos años.

Cuál es el potencial de desarrollo del metaverso

El potencial del metaverso para el desarrollo futuro es enorme y podría aportar beneficios sustanciales a la comunidad humana: fomentando la innovación tecnológica y la creación de nuevas economías digitales, al tiempo que incentiva la educación a distancia, el teletrabajo y la atención sanitaria virtual. Además, el metaverso puede potenciar la diversidad y la creatividad, contribuyendo a una sociedad más conectada y resiliente. Con la integración de la inteligencia artificial avanzada y la computación cuántica, se espera que su evolución acelere, consolidándose como un pilar para la transformación social y económica del futuro.

Algunos ejemplos que ilustran los riesgos del metaverso

De cualquier manera, no es oro todo lo que reluce. El metaverso, al integrarse con la inteligencia artificial y la economía digital, amplía significativamente la superficie de ataque para los ciberdelincuentes, exponiendo datos sensibles a nuevas vulnerabilidades. Según un estudio de Naoris Protocol, el 97% de los desarrolladores Web3 considera que estas tecnologías impulsarán ciberataques más sofisticados, mientras que la computación cuántica amenaza con quebrar los sistemas de cifrado tradicionales. Para mitigar estos riesgos, surgen soluciones descentralizadas como las Redes de Infraestructura Física Descentralizada (DePIN), que buscan fortalecer la ciberseguridad al reducir la dependencia de entidades centralizadas y aumentar la resiliencia digital.

Un caso que ilustra especialmente las dificultades que afronta el sector es el del metaverso industrial de Siemens, creado en colaboración con Nvidia, que sufrió una filtración de información en 2023. Se encontraron credenciales y puntos finales de ComfyApp, así como datos de WordPress expuestos, lo que podría haber permitido accesos no autorizados a información sensible como planos, dispositivos IoT y calendarios de empleados. Aunque Siemens aseguró que el problema no era crítico y fue mitigado, el incidente resalta los riesgos de seguridad en este entorno y abre la puerta a posibles ciberataques en el futuro.

Otros casos han evidenciado los riesgos inherentes al metaverso. Por ejemplo, la plataforma Roblox, popular entre niños y adolescentes, ha implementado restricciones para menores de 13 años, tras recibir informes de abuso infantil en su entorno virtual.

Asimismo, se han documentado estafas financieras en proyectos relacionados con el metaverso, como la detención de un empresario vinculado al club de baloncesto Baskonia por presunta estafa y apropiación indebida en inversiones de criptomonedas. Estos casos subrayan la necesidad de reforzar la seguridad y la regulación en estos entornos digitales. En ese contexto, un reciente estudio llevado a cabo por la compañía de seguridad poscuántica Naoris Protocol, detalla que el coste medio de una violación de datos podría ascender a 5,3 millones de dólares en cinco años, frente a los 4,88 millones en la actualidad.

El papel del voluntariado corporativo en el metaverso

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El metaverso se perfila como una herramienta con un gran potencial transformador

En este marco, un fenómeno particularmente interesante es el del crecimiento del voluntariado corporativo en el metaverso, que pone de relieve cómo empresas y organizaciones buscan aprovechar estos entornos virtuales para generar impacto social. En esa dirección funcionan plataformas como The Sandbox y Decentraland. Expertos como Álvaro Hita, director de Operaciones e Innovación de Golder Realm, hablan de la faceta lúdica que ofrece el metaverso: “El metaverso viene del gaming, entonces lógicamente tiene mucha parte de juego. Se puede usar para sociabilizar. A día de hoy se está utilizando mucho para eventos; se hacen muchos conciertos, congresos, exposiciones, como el Mobile World Congress, donde muchas empresas replicaron su stand en el metaverso”.

Benedetta Falletti, directora de Voluntare, pone el énfasis en la faceta social e inclusiva de esta tecnología: “El voluntariado corporativo contribuye a reducir la brecha digital e impulsa la digitalización de las entidades sociales, la participación de las mujeres en las carreras STEM (titulaciones relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) y atrae el talento femenino hacia las nuevas tecnologías. Y luego están las acciones de impacto ambiental, ahorro energético”.

El metaverso está transformando el voluntariado corporativo al ofrecer experiencias inmersivas que trascienden las barreras físicas y geográficas. Un ejemplo destacado es el primer encuentro de voluntariado corporativo en el metaverso, organizado por Voluntare en colaboración con Orange y Goldenrealm, donde más de 40 empresas y organizaciones sociales se reunieron en el Orange Digital Center de Madrid para explorar oportunidades en entornos virtuales de manera innovadora, facilitando la cocreación de proyectos con ONG y promoviendo un impacto social positivo en comunidades virtuales

Desarrollo del metaverso de las empresas españolas

El informe de ISDI sobre el metaverso en España revela que, a pesar de su creciente popularidad, el 50% de los encuestados conoce poco sobre esta tecnología y un 40% no entiende cómo aplicarla a su negocio. El estudio destaca que solo un 4% de las empresas ya lo ha implementado, mientras que un 23% está en fase de investigación. Entre los sectores más avanzados se encuentran el sanitario, el turismo, el marketing y la educación. Según Rodrigo Miranda, director general de ISDI, aún queda un “largo camino por recorrer” en cuanto a formación y adaptación al metaverso.

En nuestro país, Telefónica ha desarrollado espacios virtuales para mejorar la experiencia de clientes y empleados, mientras que Minsait, filial de Indra, trabaja en soluciones de gemelos digitales para optimizar procesos industriales. En el sector turístico, cadenas hoteleras como Meliá han experimentado con experiencias inmersivas para sus clientes. Además, Accenture España ha lanzado programas de formación en metaverso para empresas, consolidando así el avance de esta tecnología en España.

Empresas como Uttopion, fundada por Soraya Cadalso y Miguel Ángel Fito Jordán, han desarrollado metaversos temáticos que permiten a las comunidades crear y compartir contenido de manera interactiva. Su plataforma hace posible que creadores de contenido, marcas y usuarios construyan experiencias digitales interactivas en espacios como Musichood, centrado en la música, y Sportsvilla, dedicado al deporte.

Además, iniciativas como las Jornadas Rodes Metaverso en Alcoy han demostrado el interés creciente en aplicaciones de realidad mixta y aumentada en sectores como la industria, la salud y la educación, atrayendo a profesionales y estudiantes para explorar estas tecnologías emergentes.  Por otro lado, el Plan de Innovación de Aena (2021-2026) incluye el metaverso como una de sus áreas clave, buscando mejorar la eficiencia operativa y la experiencia del cliente en los aeropuertos españoles. Las empresas españolas están integrando el metaverso en sus estrategias para impulsar la innovación para mantenerse competitivas en el mercado global.

En definitiva: más allá del entusiasmo inicial y de las inversiones millonarias, el metaverso se perfila como una herramienta con un potencial transformador en áreas clave como la educación, la sanidad y la comunicación intercultural. Su capacidad para crear entornos inmersivos e interactivos puede mejorar la formación académica, facilitar el acceso a consultas médicas virtuales y fortalecer la colaboración global sin las limitaciones del mundo físico. No obstante, su desarrollo aún depende de avances tecnológicos, de la regulación y de la aceptación por parte de empresas y usuarios. Comprender su evolución y sus implicaciones no solo es relevante desde un punto de vista tecnológico, sino también como una oportunidad para aprovechar sus beneficios y minimizar sus riesgos en la construcción de un futuro digital más inclusivo y seguro.

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