Neuralink es una compañía de neurotecnología que tiene como objetivo la fabricación de implantes cerebrales que funcionen como interfaz digital cerebro-ordenador, para ayudar a personas con problemas de movilidad a interactuar con su entorno. Se trata de un sistema que apunta a descifrar señales cerebrales y traducirlas en comandos para tecnologías externas, algo así como leer los pensamientos de una persona para ayudarla a comunicarse. Estas investigaciones, aunque con una metodología diferente, no son las primeras ni las únicas del sector, y forman parte del día a día de los laboratorios de neurociencia de todo el mundo.
Lo novedoso es que esta empresa registrada como una firma de “investigación médica”, cofundada en 2016 por Elon Musk, ha conseguido recientemente la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), para comenzar con los experimentos en humanos. La FDA había rechazado la primera solicitud realizada en 2022 y aun no ha confirmado públicamente su permiso, que se ha conocido a través de un anuncio de Neuralink en su cuenta de Twitter.
En diciembre pasado la empresa había informado de la creación de un registro de pacientes dispuestos a probar estos implantes, entre los que se encuentran personas mayores de edad con condiciones como tetraplejia, paraplejia, pérdida de visión, sordera o afasia.
Pero esta iniciativa, como ha sucedido en el último tiempo con otras empresas del magnate sudafricano, no ha estado libre de polémicas. Y es que los experimentos son más que peligrosos.
Durante el año pasado ha recibido varias denuncias por medicina irresponsable, reporta Xataka. Por un lado, el Comité de Médicos por una Medicina Responsable acusó a la compañía de haber extraído chips de los animales con los que realizan las pruebas sin los protocolos correspondientes. La denuncia indica que los dispositivos utilizados podrían estar contaminados con patógenos resistentes a los antibióticos, que podrían propagar enfermedades como neumonía, infecciones, meningitis y herpes B.
Por otro lado, Neuralink se enfrenta a una investigación federal por violaciones del bienestar animal. Según informó la agencia Reuters, a causa de los experimentos han muerto 1500 animales desde 2018, entre monos, ovejas y cerdos. La denuncia se basa en las quejas de los propios empleados por “sufrimiento y muertes innecesarias” de los individuos, motivado por las órdenes de Musk de acelerar el desarrollo de sus implantes. El periódico New York Post, informó en diciembre pasado que a algunos de los monos les faltaban dedos de pies y manos –situación que Neurolink atribuyó a enfrentamientos entre los propios animales–, así como casos de perforaciones en el cráneo para implantar electrodos.
El implante
El dispositivo creado por Neuralink se llama N1. Es un pequeño implante circular que se adapta al mismo hueso del cráneo desde el que se conecta, a través de más de medio centenar de agujas, al cerebro. Desde ahí sirve como interfaz de entrada y salida de datos. Este chip se complementa con el R1, un robot que funcionará como nexo para “acoplar” el aparato al cerebro. La empresa espera que este proceso de inserción del implante se realice en una simple operación de un cuarto de hora.
Musk ha prometido que Neuralink ayudará a tratar la depresión, el insomnio, la ansiedad, el miedo y varias enfermedades neuropsicológicas. También se animó a hablar de una cura para la ceguera, la parálisis, la sordera o la esclerosis lateral amiotrófica, conocida como ELA. Sin embargo, de todo eso, poco se sabe todavía.
Hace unos años atrás, cuando presentó Neuralink, Musk manifestó su preocupación por el desarrollo de la inteligencia artificial, y que “acabe dejando atrás a los seres humanos”, indica una publicación de la BBC. Por eso, desde entonces, busca añadir una “capa” de inteligencia artificial a nuestra propia inteligencia.
“La inteligencia artificial nos dejará muy atrás. Podríamos convertirnos en mascotas de las máquinas”, había expresado el empresario, tiempo antes del avanzado desarrollo de las herramientas de IA que hoy son públicamente conocidas.