Cecilia es capaz de preparar un cocktail en 30 segundos, contados desde el momento en que saluda al cliente. Y es capaz de hacerlo mientras conversa con él. Eso supone 120 cócteles por hora, un ritmo fuera del alcance de la mayoría de sus compañeros de profesión, o al menos de los humanos.
Quizás por eso este robot inteligente, desarrollado por una empresa israelí, ya ha encontrado trabajo. Presentada en febrero del año pasado, la camarera artificial había sido utilizada ya en eventos organizados por Microsoft, KPMG o Cisco, pero nunca había debutado aún ante el público, en un auténtico bar.
Lo hizo esta semana en una universidad de Miami, en el sur de Florida (EE.UU.), donde fue presentada como una "innovadora solución" para el sector de la hostelería. Cada Cecilia puede llenarse con 70 litros de diferentes licores y puede, según sus creadores, trabajar tan rápido como tres camareros y medio.
Pero más allá de su rapidez a la hora de servir, lo que diferencia a Cecilia de una máquina expendedora es su capacidad de conversar con la gente. Es capaz de recordar –sin margen de error- la bebida favorita de cada cliente, prepararse para las horas pico y recopilar información de utilidad para el análisis de datos empresariales
Además, Cecilia puede trabajar 24 horas al día, los 7 días a la semana. Por las cualidades descritas, este servicio puede fidelizar a parte de la clientela y retener su imagen en la retina de la gente, quienes podrían -piensan sus creadores- recordar y difundir una marca de manera orgánica y directa.
Escasez de mano de obra en hostelería
A las habilidades de este nuevo ingenio, desarrollado mediante Inteligencia Artificial, se suma una situación nada favorable para el sector en la hostelería, la escasez de mano de obra. En España, algunos la atribuyen a la falta de interés por el sector, mientras que otros apuntan a los bajos sueldos que perciben los camareros.
Según apunta El Comidista, la restauración fue en 2019 el segundo sector con el salario medio anual más bajo en España —12.267,85 euros—, solo superado por el de servicios a edificios y actividades de jardinería, con 12.016,55 euros, según datos del INE. Lo mismo ocurrió en 2018, y en 2017, y en 2016, y en 2015.
Sea como fuere, lo cierto es que esta nueva máquina se perfila como un apoyo factible ante la escasez de mano de obra que en los últimos tiempos sufre el sector de la hostelería, en especial desde el estallido de la pandemia de la covid-19, así como una solución original capaz de recopilar datos útiles para los empresarios interesados en el ‘big data’ de sus locales.