Mohammad bin Salman Al Saud, príncipe heredero de Arabia Saudí, tiene un sueño: construir la ciudad inteligente del futuro en mitad del desierto. Y ese sueño tiene nombre, Neom. Y un deadline: 2025. Aunque se espera que los primeros habitantes se instalen durante 2024. Con una extensión de 26.000 metros cuadros, superficie similar a Bélgica y mayor que Kuwait o Israel, Neom se sitúa en el extremo norte de la costa del Mar Rojo.
El presupuesto inicial asciende a 500.000 millones de dólares y pretende convertirse en un centro global con las mejores características de todo el mundo. Se prevé convertir a Neom en una especie de "zona franca" con legislación diferente a la establecida en Arabia Saudí. La iniciativa forma parte del proyecto "Visión 2030", con el que el país, principal exportador de petróleo, busca la diversificación de su economía.
La ciudad está dividida en dos zonas, The Line, residencial, y Oxagon, la industrial. La parte residencial, dominada por rascacielos, donde habrá viviendas, espacios comerciales y oficinas, ocupará una franja de 170 kilómetros de longitud desde la costa del Mar Rojo hasta el desierto, las montañas y el Valle de Tabuk, unidos por un sistema de transporte subterráneo. La zona industrial albergará una sede tecnológica, en parte artificialmente edificada flotando sobre el Mar Rojo.
La ciudad de los prodigios
La tecnología inteligente hará de Neom una potencia. Mediante la Inteligencia Artificial (IA), el 90% de los datos recogidos van a hacer posible la mejora de la capacidad de las infraestructuras a unos niveles que superarán el 1% que habitualmente presentan las Smart Cities por todo el planeta.
El internet inalámbrico de alta velocidad formará parte de una red satelital avanzada de conectividad y será gratuito. El gobierno electrónico servirá al ciudadano para acabar con la burocracia porque ya no se usará el papel en las transacciones y procedimientos. En cuanto a movilidad, no habrá coches: se apuesta por la conducción automatizada en el transporte y la creación de un servicio público de taxis voladores, naves eléctricas de despegue y aterrizaje verticales. Además, con el carbono neto cero como objetivo principal en la construcción, la energía que se usará será solamente renovable (solar, eólica e hidrógeno verde).
La seguridad es un factor de suma importancia en toda ciudad inteligente que se precie. En Neom, el sistema tendría cámaras equipadas con Inteligencia Artificial y reconocimiento facial, drones y micrófonos instalados en cada uno de los rincones de la ciudad. Uno de los problemas en lo que ya están trabajando los responsables de Neom es cómo manejar la ingente cantidad de datos que se generarán, entre habitantes y turistas, sin que haya brechas en la privacidad.
Esta ciudad del futuro en medio de la nada contará con una tecnología capaz de crear nubes artificiales para que llueva y se moderen las altas temperaturas de la región, tendrá una luna gigante (artificial) que iluminará las noches y también una playa con arena que brille en la oscuridad.
Mientras se discute si la proporción de robots superará a la de habitantes, se empiezan a conocer algunos detalles sobre el uso de esta tecnología. Las tareas mecánicas, como las domésticas, serán realizadas por estas creaciones. Al estilo de la película Jurassic Park, habrá una especie de isla con un parque de atracciones poblado con dinosaurios robóticos y donde se llevarán a cabo peleas de robots en jaulas.
La educación continua en línea y de manera gratuita será impartida por profesores holográficos. Se pretende conseguir un sistema educativo líder en el planeta. Se propone también un modelo de agricultura vertical y de invernaderos, para evitar la importación de alimentos.
El agua, ese oro líquido
Una de las principales características de una ciudad inteligente es la producción y explotación de agua de manera sostenible y eficiente. La red en Neom estará 100% conectada mediante un sistema avanzado de internet para la distribución de agua potable y reciclada (para el riego).
La gestión hídrica tiene una importancia vital en una zona del mundo donde escasea el agua. Por eso el planteamiento pasa por construir una red de suministro que no genere pérdidas y que pueda aprovechar la totalidad del producto.
En una zona bañada por más de 450 kilómetros de mar, el objetivo consiste en la desalinización con energía renovable usando tecnología de membranas de alta recuperación y sistemas de poco consumo de energía. La innovación al servicio ciudadano gracias al riego inteligente, la detección de fugas y la monitorización de la calidad del agua en tiempo real.