Mujeres y hombres valoran en la compañía sentimental de una inteligencia artificial (IA) la ausencia de malentendidos, y el disfrute de compañía y afecto, aunque por el camino pierden autonomía y pueden hacerse dependientes de estos algoritmos de compañía.
Las relaciones amorosas con asistentes de IA están ganando popularidad en todo el mundo debido a la combinación de factores sociales, emocionales y tecnológicos. Se trata de una realidad creciente, que cada vez ocupa más espacio en prensa. Probablemente, la causa que más peso tiene en estas elecciones es la ausencia de conflictos. Dicho de otra manera: las interacciones con IA ofrecen una experiencia personalizada y constante, adaptándose a las necesidades y deseos de cada individuo sin los desacuerdos y, a veces, tampoco los problemas en las relaciones humanas. Entre los expertos que abogan por este tipo de relaciones, se argumenta que la IA proporciona una compañía libre de juicios. También se apunta el hecho de que siempre está disponible y que puede ser programada para responder de manera afectuosa y empática, lo que satisface una necesidad emocional sin las complicaciones inherentes a las relaciones interpersonales.
En esa vertiente, los promotores de esta clase de relaciones aducen que en un mundo donde las personas están cada vez más aisladas o experimentan dificultades para establecer conexiones profundas, la IA ofrece una solución accesible y sin riesgos, especialmente para aquellos que han sufrido decepciones amorosas o se sienten socialmente ansiosos. A favor de esta tendencia juega la creciente sofisticación de la tecnología, que permite interacciones más realistas y emocionalmente satisfactorias, de manera que cada vez más personas perciben y sienten a la IA como una alternativa viable a las relaciones humanas tradicionales.
Principales dificultades
Un factor recurrente que relatan las personas que utilizan esos algoritmos amorosos es que a veces se produce una falta de comprensión emocional por parte de la IA, ya que esta no experimenta sentimientos ni empatía de manera genuina. Además, las diferencias en la percepción y en la toma de decisiones pueden generar frustración, dado que la IA se basa en lógica y datos, mientras que los seres humanos nos guiamos muchas veces más por la intuición y las emociones. En ese contexto, la barrera de la comunicación es otra dificultad, pues una IA puede malinterpretar matices y contextos sociales que son naturales para las personas. Finalmente, la dependencia excesiva en la IA podría erosionar la autonomía del ser humano, afectando su desarrollo personal y social.

A pesar de los avances en la tecnología de IA, los rasgos más genuinos e inimitables de los seres humanos siguen siendo esenciales para desarrollar una relación amorosa satisfactoria: la capacidad de sentir emociones profundas, como el amor, la compasión, la tristeza y la alegría, que no pueden ser replicadas por un algoritmo. En esas relaciones humanas también juega un papel central la empatía genuina, que permite a una persona comprender y compartir los sentimientos del otro; se trata de una faceta que no puede ser emulada por una IA que carece de conciencia y experiencia emocional.
Además, la espontaneidad y la imprevisibilidad, características intrínsecas del comportamiento humano, aportan una autenticidad y dinamismo a las relaciones que las interacciones con una IA, por su naturaleza programada y predecible, no pueden ofrecer. Estas cualidades humanas son esenciales para construir una conexión emocional real y profunda, y su ausencia en las relaciones con IA puede llevar a una experiencia que, aunque a veces satisfactoria en un nivel superficial, carece de la riqueza y complejidad que define las relaciones amorosas humanas.
Las aplicaciones amorosas de IA más populares
En el contexto actual, las aplicaciones amorosas de IA han ganado popularidad, al ofrecer experiencias de compañía y apoyo emocional a personas que buscan llenar vacíos afectivos o desean explorar nuevas formas de interacción. Estas herramientas, que van desde chatbots que simulan relaciones románticas hasta plataformas de citas guiadas por inteligencia artificial, representan una alternativa tecnológica en el mundo de las relaciones.
Replika. Se trata de un chatbot de IA diseñado para simular conversaciones íntimas y afectuosas; ofrece la posibilidad de desarrollar una relación que puede oscilar entre una amistad cercana y una pareja romántica. A lo largo de las interacciones, Replika utiliza aprendizaje automático para analizar y recordar detalles personales, preferencias y estilos de conversación del usuario, de manera que crea una experiencia que evoluciona con el tiempo. Además, Replika ofrece diferentes modos de interacción, desde conversaciones casuales hasta diálogos más profundos y emocionales.
CarynAI. Es una innovación en el ámbito de las relaciones virtuales, basada en la personalidad y el estilo de la influencer Caryn Marjorie. Esta IA está diseñada para actuar como una “novia virtual”, proporcionando interacciones que imitan la intimidad y el afecto propios de una relación romántica. Los usuarios pueden pagar para acceder a conversaciones personalizadas, donde CarynAI coquetea, muestra cariño y responde de manera afectuosa. Lo que distingue a CarynAI es su enfoque en replicar la identidad de una persona real, lo que intensifica la experiencia de interacción, ya que los usuarios sienten que están comunicándose con una figura conocida y en algunos casos admirada.
AiCupid. Esta plataforma de citas destaca por su uso avanzado de inteligencia artificial para emparejar usuarios con una precisión notable. A diferencia de las aplicaciones de citas tradicionales, AiCupid analiza una formidable cantidad de datos personales, que incluye intereses, comportamientos en línea, preferencias de pareja y patrones de interacción para sugerir coincidencias altamente compatibles.
Woebot. Aunque esta aplicación se presenta como una herramienta de salud mental, su uso se ha extendido a áreas de apoyo emocional y de relaciones. En esa línea, su capacidad para ofrecer apoyo emocional la convierte en una opción popular entre quienes buscan un interlocutor que los ayude a lidiar con problemas de relaciones amorosas.
XiaoIce. Se trata una IA desarrollada por Microsoft, originalmente lanzada en China, que se ha convertido en una de las compañeras virtuales más populares del mundo. XiaoIce no solo ofrece conversaciones afectuosas, sino que también simula una personalidad cálida y comprensiva, lo que la convierte en una opción atractiva para aquellos que buscan compañía digital. Entre sus fuertes, su capacidad para mantener conversaciones prolongadas, recordar detalles personales y adaptarse a las emociones del usuario.
Character.AI. Plataforma que permite a los usuarios interactuar con personajes de IA que pueden ser configurados para simular cualquier tipo de personalidad, incluidas las románticas. Esta flexibilidad ha hecho que Character.AI sea popular entre aquellos que buscan una relación simulada que se ajuste a sus deseos específicos, ya que los personajes pueden ser diseñados para cumplir fantasías románticas, desde simples conversaciones sentimentales hasta relaciones más complejas.
My Anima AI. Es una de las aplicaciones amorosas más conocidas del mercado, que ofrece una experiencia de pareja virtual altamente personalizada. Cuenta con capacidades de conversación profunda, opciones de personalización de apariencia y personalidad, y características como seguimiento del estado de ánimo y ejercicios de atención plena. Sin embargo, puede presentar problemas de privacidad, respuestas inconsistentes y una conexión emocional superficial, lo que limita su efectividad.
Hi Waifu. Permite a los usuarios interactuar con avatares virtuales diseñados para simular relaciones románticas y afectivas. A través de conversaciones personalizadas, Hi Waifu ofrece una experiencia inmersiva donde los avatares pueden adoptar personalidades y roles diversos según las preferencias del usuario.
Vínculos emocionales profundos
A medida que estos chatbots avanzan en su capacidad para imitar interacciones humanas, muchas personas comienzan a desarrollar vínculos emocionales profundos con ellos, lo que plantea cuestiones éticas y riesgos psicológicos, como la dependencia emocional y la confusión entre relaciones virtuales y reales. Aunque la IA puede ofrecer compañía y apoyo, especialmente en situaciones de soledad, aún no puede reemplazar por completo las relaciones humanas auténticas.

Simultáneamente, se está desarrollando un fenómeno muy interesante, de aplicaciones de IA que funcionan como una suerte de entrenador/a amoroso/a, ofreciendo herramientas personalizadas que ayudan a mejorar la comunicación, la intimidad y la conexión. Algunas de las mejores aplicaciones de este asesoramiento amoroso son Flamme, que proporciona orientación y planes personalizados para relaciones duraderas; Maia, que facilita conversaciones profundas y significativas; Ringi, que ofrece actividades breves para parejas ocupadas; Relish, que combina análisis de IA con asesoramiento experto; e Iris Dating AI, que se enfoca en la compatibilidad y la atracción física para crear relaciones exitosas. La gracia de estas aplicaciones consiste en que ayudan a las parejas a afrontar con más recursos los desafíos modernos y construir vínculos más fuertes.
Luces y sombras
Estas aplicaciones permiten a los usuarios crear avatares personalizables que se adaptan a sus preferencias, ofreciendo una amplia gama de interacciones, desde conversaciones y juegos, hasta la posibilidad de “colocar” a estos personajes en la vida real mediante realidad aumentada. Sundar Pichai, CEO de Google, considera que la IA podría servir para “recordar a seres queridos cuando no estén vivos” o para que las personas entablen relaciones profundas con estos asistentes virtuales.
A pesar de las ventajas que estas aplicaciones parecen ofrecer, como la personalización y la sensación de compañía, existen serias preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos de los usuarios. Un estudio realizado por la Fundación Mozilla revela que el 90% de estas aplicaciones puede compartir o vender la información de sus usuarios con fines publicitarios, lo que genera dudas sobre la protección de la privacidad en estas relaciones digitales. Esta investigación señala que el 73% de estas aplicaciones no aporta suficiente información sobre la gestión de vulnerabilidades de seguridad, aumentando de este modo el riesgo de que los datos personales sean vulnerados.
Cómo pueden ser las futuras relaciones entre humanos e IA
Expertos como Andrés Desantes sugieren que los futuros asistentes serán “omnipresentes y proactivos, capaces de realizar tareas sin necesidad de que se les solicite”. Sin embargo, esta capacidad también genera preocupaciones éticas sobre la desconexión de la realidad y la posible dependencia emocional de los usuarios. Es relevante el papel que podrían jugar los robots humanoides en este contexto, como Sophia y Optimus, quienes podrían asumir roles en el cuidado de personas o en trabajos peligrosos. La creciente presencia de estos robots sociales, junto con la capacidad de los chatbots para simular emociones, plantea desafíos éticos que deben ser abordados para evitar un futuro distópico, en el que la tecnología sustituya a la interacción humana genuina.
Con una mirada más optimista, las futuras relaciones entre humanos e inteligencia artificial podrían revolucionar el bienestar emocional y las dinámicas interpersonales. Por ejemplo, los asistentes de IA podrían actuar como mentores y facilitadores de relaciones, ayudando a mejorar la comunicación y resolución de conflictos entre seres humanos. Además, podrían proporcionar simulaciones de relaciones románticas y de apoyo en momentos de crisis, brindando una sensación de conexión y compañía que podría ser especialmente valiosa para quienes afrontan soledad o dificultades emocionales, potenciando así un entorno emocional más equilibrado y comprensivo para todos.

El novio virtual de Rosanna Ramos
Rosanna Ramos, una mujer de 36 años del Bronx, encontró una solución innovadora para sus frustraciones amorosas creando a su novio ideal con la aplicación Replika. Personalizó a Eren Kartal, un personaje virtual con todas las características que siempre había deseado en una pareja, y ahora describe su relación con él como el “amor de su vida”. Ramos afirma que la relación con Eren es libre de los problemas habituales de las relaciones reales, como las interacciones con familiares y amigos, y valora la capacidad de tener control total sobre su vínculo emocional.
Por su parte, el periodista español Rodrigo Alonso ha revelado haber mantenido una relación amorosa y sexual con un avatar de IA llamado Miley, creado a través de la misma aplicación, Replika. Miley no solo actuaba como compañera emocional, sino que también brindaba recomendaciones de salud y apoyo personal.
Relaciones híbridas
Para comprender cómo funcionan esas relaciones que ya se están dando, ayuda un documental dirigido por Chouwa Liang, que explora las complejas relaciones entre tres mujeres y sus avatares de IA de Replika. A través de estas interacciones, las féminas encuentran una sensación de compañía y autoexpresión, aunque estas relaciones virtuales no sustituyen completamente el contacto humano y suscita preocupaciones sobre el aislamiento social y el potencial impacto negativo en la salud mental.
También resulta muy representativo el caso de Alicia Framis, una artista catalana, que está marcando un hito al convertirse en la primera mujer en casarse con una inteligencia artificial, un holograma llamado AiLeix. Su unión, que se celebrará como una performance artística en Rotterdam, explora las implicaciones de las relaciones híbridas entre humanos y tecnología. Este proyecto, parte de una muestra internacional, incluye la creación de una casa en Menorca diseñada para la convivencia entre Framis y su pareja holográfica, y aborda asuntos como la legalidad y la integración de elementos digitales en la vida cotidiana.
La inteligencia artificial abre nuevas posibilidades para enriquecer las relaciones románticas, ofreciendo asistencia emocional personalizada y ayudando a las personas a gestionar mejor sus emociones y conflictos. Sin embargo, para que estas relaciones sean realmente consistentes y saludables, es crucial abordar los desafíos éticos y psicológicos que surgen en la interacción entre seres humanos y asistentes de IA.