Por mucho que hoy sea 28 de diciembre, no se trata de una inocentada. Estas tres imágenes fueron realizadas durante el pasado año con el objetivo de confundir a miles de personas, y lo lograron. Algunas no tienen relevancia más allá de la anécdota, como el Papa ataviado con un plumas de Balenciaga, pero en otras pudieron haber sembrado el caos ante la falta de información verificada, como la que simula una explosión en el Pentágono.
Tanto, que algunos expertos sostienen ya que las elecciones democráticas podrían estar en peligro tanto en Europa como en Estados Unidos. Las herramientas para crear imágenes falsas están hoy al alcance de cualquiera gracias a la inteligencia artificial generativa, y para confundir a la gente solo hace falta un poco de ingenio y bastante mala fe. Algo que parece sobrar a muchos actores internacionales.
El uso de las fake news o de la dezinformatsia (término ruso para referirse al mismo fenómeno) no es nada nuevo, y existe desde el principio de los tiempos. El propio Papa Francisco, hoy víctima de montajes con su imagen, señala a la serpiente que confundió a Eva (Antiguo Testamento) como la primera en ejecutar este tipo de acciones, que dan a la información falsa apariencia de verdadera.
Las fake news aparecen documentadas en la Antigua Grecia, en la España que expulsó a los judíos, en la Revolución Francesa, en el hundimiento del acorazado Maine y por supuesto en la Roma de Nerón. En el siglo III d.C, los cristianos, entonces perseguidos por el imperio romano, eran acusados de celebrar congregaciones nocturnas en las que sacrificaban y se comían un niño; en cuya sangre mojaban el pan que después engullían.
¿Por qué entonces esta preocupación hoy por un fenómeno tan antiguo como el hombre mismo? Las noticias falsas siguen siendo las mismas, pero cada vez nos las creemos más. El ritmo de vida que llevamos, unido a la sobreabundancia de información y la proliferación de dispositivos digitales hacen que cada vez leamos más en diagonal, prestando menos atención al texto y más a las imágenes.
Dedicamos apenas una décima de segundo a valorar si los impactos que recibimos son reales o si carecen de toda lógica, y menos aún en decidir si son o no dignos de ser reenviados. Eso hace que algunos montajes se vuelvan virales antes de que cualquier agente de verificación serio, que los hay y muy competentes, dictaminen algo al respecto.
El Papa y Donald Trump
En marzo de 2023, una fotografía del Papa Francisco vestido con un plumas de Balenciaga revolucionó las redes sociales. Como sospechaban muchos de los que la vieron, en realidad se trataba de una imagen deepfake creada mediante inteligencia artificial. Apareció originalmente en Reddit y había sido creada con Midjourney, una aplicación que genera imágenes a partir de mensajes en lenguaje natural. La imagen formaba parte de una galería que incluía cuatro vistas diferentes del Papa con un abrigo glamouroso.
El autor de la imagen es un joven de 31 años que trabaja en el sector de la construcción en Chicago. Según confesó, estaba bajo los efectos de los alucinógenos cuando creó este montaje, sin más intención que divertirse. Pronto, su éxito superó todas sus expectativas y la imagen se hizo viral en cuestión de horas. No tardaron en aparecer quienes acusaron a la Iglesia de malgastar su dinero en lujos en lugar de ayudar a los pobres.
Muy poco tiempo después, otras imágenes generadas con inteligencia artificial llamaron la atención a millones de personas en todo el mundo. Donald Trump era arrestado en Nueva York por oficiales de policía. Para mayor escarnio, uno de ellos era el propio Joe Biden. A pesar de lo increíble de la imagen, se expandió por todo el globo.
Dos días antes de la aparición de las imágenes, el ex presidente de EE.UU. había señalado que esperaba ser detenido esta semana. Desde entonces, las redes sociales (especialmente Twitter) se habían llenado de especulaciones sobre la fecha de su posible detención. En medio de estas especulaciones, empezaron a aparecer imágenes que mostraban su detención, y muchas cuentas con muchos seguidores compartieron las fotos como si fueran un hecho.
Al parecer, las imágenes fueron subidas por Eliot Higgins, fundador y director de la organización de periodismo de investigación Bellingcat, con sede en los Países Bajos.
La tercera imagen falsa más mediática del año fue la protagonizada por una explosión falsa en el pentágono. Se viralizó en el mes de mayo y, aunque fue prontamente desmentida, tuvo tiempo de sembrar el pánico en las redes sociales, donde fue compartida por multitud de cuentas verificadas.
Y su impacto es hoy cuantificable. En los momentos posteriores a que la imagen empezara a circular por Twitter, el mercado bursátil estadounidense sufrió una notable caída. El Dow Jones cayó unos 80 puntos entre las 10:06 y las 10:10, recuperándose totalmente a las 10:13. Del mismo modo, el índice S&P 500 pasó de subir un 0,02% a las 10:06 a bajar un 0,15% a las 10:09. A las 10:11, según datos de la CNN, el índice volvía a estar en positivo.
Apenas cinco minutos de susto, pero capaces de hundir por unos minutos el mercado bursátil más poderoso del mundo. Una importante lección para aprender los riesgos de una tecnología que, sin embargo, puede también usarse precisamente para todo lo contrario, como prevenir cualquier tipo de riesgo asociado a un ciberataque. Herramientas como la diseñada por la compañía española Armatum permiten hoy conocer de antemano cuál puede ser el coste económico de un ataque antes de que se produzca. La cara y la cruz de una herramienta que, a buen seguro, seguirá centrando el debate en los meses y años venideros.