Por qué la UE ha decidido poner aranceles a los coches eléctricos chinos

Los subsidios que permiten a los fabricantes del titán asiático ofrecer precios artificialmente bajos dañan a los competidores europeos en un mercado clave para la transición energética global.

Pedro Fernaud

Periodista

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La guerra comercial entre la UE y China ha llevado a Bruselas a imponer aranceles a los vehículos eléctricos.
La guerra comercial entre la UE y China ha llevado a Bruselas a imponer aranceles a los vehículos eléctricos.

La Unión Europea (UE) ha decidido imponer aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos para contrarrestar lo que considera una competencia desleal. Según la Comisión Europea, los fabricantes chinos se benefician de generosos subsidios estatales que les permiten vender vehículos eléctricos a precios hasta un 50% más bajos que los europeos.

Este apoyo gubernamental ha posibilitado a China dominar casi el 30% del mercado global de vehículo eléctricos en apenas cuatro años, con un aumento significativo en sus exportaciones. Solo en Europa, su participación en el mercado ha pasado del 0,4% en 2019 al 20% en 2023. Aunque estos precios más bajos pueden acelerar la transición hacia una movilidad más sostenible, han generado preocupación por el impacto en la industria automotriz europea y los millones de empleos que esta sustenta.

Para proteger a los fabricantes locales, la UE ha aprobado aranceles de hasta el 36,3% a los fabricantes chinos de coches eléctricos. ¿Su argumento? Que los subsidios chinos distorsionan el mercado y violan las reglas del comercio internacional. Sin embargo, la medida podría ralentizar la transición ecológica al encarecer los coches eléctricos para los consumidores. Además, estas decisiones han tensado las relaciones comerciales entre Bruselas y Pekín, tanto es así que China ha denunciado las medidas como “proteccionistas” y amenaza con represalias en sectores clave como el agroalimentario.

Cómo China se ha hecho con el liderazgo

Un reciente informe elaborado por expertos de instituciones como el Banco de España y el Deutsche Bundesbank detalla cómo China se ha convertido en el líder mundial en la producción y exportación de vehículos eléctricos de batería (VEB). En apenas cuatro años, el gigante asiático ha multiplicado por seis sus exportaciones y domina el 29 % del mercado global.

Los expertos atribuyen este ascenso a una combinación de estrategias: el control de la cadena de suministros, políticas públicas de apoyo y la adopción temprana de este tipo de transporte. Sin embargo, su rápido avance ha generado preocupación en Europa por el impacto que los atractivos precios de los fabricantes de coches eléctricos están teniendo en los fabricantes europeos, hasta el punto de que esta situación evoca el precedente del sector solar europeo, que colapsó en su momento ante el empuje de la competencia china.

El informe auspiciado por el Banco de España y el Banco Federal Alemán señala que, aunque la disponibilidad de vehículos eléctricos chinos más económicos puede acelerar la descarbonización en Europa, también plantea riesgos significativos para la industria local. Los subsidios estatales en China han proporcionado ventajas de costes sustanciales, mientras que Europa afronta dificultades para competir en igualdad de condiciones. Además, los nuevos aranceles podrían incentivar a las marcas chinas a producir directamente en Europa, lo que fomentaría la creación de empleo local, pero también incrementa el riesgo de tensiones comerciales globales.

Claves de la votación de la UE

A comienzos del mes de octubre de 2024, la Comisión Europea obtuvo un respaldo suficiente para aplicar aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos, después de que una mayoría simple de países apoyara la medida, aunque con algunas abstenciones y rechazos. Por ejemplo, España se abstuvo, mientras que Alemania votó en contra. Los aranceles, que se sumarán al 10% ya aplicado desde julio, varían según el fabricante.

Según el ministro de Economía y Comercio de España, Carlos Cuerpo, “España se ha abstenido porque es coherente con nuestra posición de intentar reforzar la negociación de la Unión Europea con las autoridades chinas y ser capaces de encontrar una solución acordada”. En esa línea, a pesar de la aprobación, Bruselas ha dejado abierta la posibilidad de suspender los aranceles si las empresas chinas se comprometen a modificar sus precios.

Ante esta noticia, Pekín ha respondido negativamente, tanto que ha calificado los aranceles de “prácticas proteccionistas injustas” y advierte de que, según su criterio, estos impuestos aduaneros violan las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), además de ralentizar la transición ecológica de la UE. China también ha recurrido a medidas de presión, como abrir investigaciones sobre productos agroalimentarios europeos, entre ellos la carne de cerdo, lo que afecta directamente a España.

No obstante, el Ministerio de Comercio de China ha afirmado que los avances en el sector de vehículos eléctricos se deben a una “innovación independiente continua” y ha enfatizado su voluntad de continuar negociando para evitar una escalada de fricciones comerciales. A pesar de su oposición a la medida, Pekín valora el hecho de que la UE mantenga los canales abiertos para dialogar y encontrar una solución.

Este enfrentamiento refleja la creciente competencia global por el mercado de vehículos eléctricos, en el que China ha invertido considerablemente, especialmente en la tecnología de baterías. Después de que los países de la UE no lograran llegar a un consenso en una votación clave, la Comisión actuó para desbloquear la situación y garantizar la implementación de los aranceles, que van desde un 7,8% para Tesla hasta un 35,3% para otros fabricantes, según el nivel de cooperación en la investigación. “Los fabricantes de automóviles de la UE sufrirían pérdidas insostenibles, posiblemente irrecuperables”, indicó la Comisión.

“Nuestra reacción como UE no debe llevarnos a perjudicarnos a nosotros mismos”, señaló por su parte el  canciller alemán Olaf Scholz, quien expresó su preocupación por las posibles repercusiones económicas de las represalias chinas. Este paso refleja también la creciente influencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha sido elogiada por su pulso firme con Pekín. Su estrategia ha sido vista como un cambio respecto a la complacencia política hacia China en el pasado, y ahora se le reconoce por haber tomado medidas concretas para proteger la industria europea.

División de pareceres en la UE

La Unión Europea ha aprobado la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos con diversidad de opiniones, lo que representa un indicador claro de la complejidad que comportan esas medidas. Aunque diez Estados votaron a favor, la propuesta reflejó una falta de consenso, con cinco votos en contra y doce abstenciones. Según Ángel Gallego, consultor sénior en Kreab España, esa disparidad de pareceres evidencia divisiones internas: “No hay un acuerdo generalizado”.

Los aranceles, que oscilan entre el 15% y el 45%, buscan equilibrar la competitividad del mercado europeo, pero podrían desencadenar represalias chinas. Águeda Parra, analista geopolítica, advierte en el medio digital Agenda Pública de que “China podría imponer sanciones específicas para perjudicar a los sectores más vulnerables de cada economía europea”, lo que refuerza la necesidad de reducir la dependencia económica del gigante asiático.

A pesar de estas tensiones, hay expertos que sugieren que los aranceles podrían incentivar inversiones en Europa, como la planta conjunta de Chery y EV Motors en Barcelona. Enrique Fanjul, socio-director de Iberglobal, afirma que estas iniciativas ayudan a “preservar empleos europeos y trasladar el know-how chino a Europa”.

Sin embargo, los costes de producción y la falta de infraestructura limitan la transición hacia el vehículo eléctrico en la UE. Según Parra, “la UE no puede descuidar los mecanismos necesarios para cumplir con los plazos de descarbonización”. Tanto ella como Gallego coinciden en que una estrategia negociada con China podría evitar una guerra comercial y garantizar el cumplimiento de los objetivos climáticos del bloque.

Los empresarios alemanes, proclives a negociar con China

Poco antes de la entrada en vigor de nuevos aranceles de hasta un 38,1% a vehículos eléctricos chinos, la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA) ha reiterado su rechazo, advirtiendo de los riesgos económicos y climáticos para Europa. Según la VDA, “el objetivo declarado de garantizar unas condiciones competitivas justas y proteger a la industria nacional de prácticas desleales no se lograría”. La VDA insta a la Comisión Europea a buscar “una solución negociada con China” para evitar represalias que podrían afectar especialmente a sectores europeos orientados a la exportación.

Mientras los economistas alemanes están divididos sobre el impacto de los aranceles, un informe del instituto Ifo (una entidad de estudios económicos de Múnich) refleja que un 33% de los encuestados apoya la medida, mientras otro 33% la rechaza, señalando que no lograría eliminar el dominio chino ni fortalecería la competitividad europea. Niklas Potrafke, director del centro Ifo de Finanzas Públicas, subraya en el diario El País la complejidad de tratar con China: “Hay que sopesar los riesgos geopolíticos, las respuestas a su estrategia económica y el mantenimiento del libre comercio”. La VDA enfatiza que la clave para la competitividad está en la innovación, los acuerdos de libre comercio y el acceso a materias primas estratégicas, de tal modo que rechaza que los aranceles sean la solución adecuada.

Los datos que contextualizan la relación entre China y la UE

La relación comercial entre la UE y China se caracteriza por un desequilibrio persistente, que se traduce en que la UE afronta un déficit comercial notable en esa interacción. En 2023, por ejemplo, las exportaciones de la UE a China fueron de 223.600 millones de euros, mientras que las importaciones desde China alcanzaron los 515.900 millones de euros, lo que refleja un déficit de 292.000 millones para las arcas europeas.

Este desequilibrio se debe en parte a las políticas industriales de China, que distorsionan los mercados, y a la falta de reciprocidad en la apertura de los espacios comerciales, ya que las empresas europeas hacen frente a barreras en China. En este contexto, la UE busca corregir estas asimetrías a través del diálogo y la cooperación, y pone el énfasis en la importancia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como el mejor foro para abordar estos problemas estructurales.

A pesar de las tensiones comerciales, la UE trata de reducir las dependencias críticas sin romper los lazos económicos. El caso es que la UE sigue comprometida con el diálogo a través de canales como la Cumbre Anual UE-China y el Diálogo Económico y Comercial de Alto Nivel, que incluyen intercambios presidenciales y reuniones entre los vicepresidentes de la Comisión Europea y los ministros chinos.

Estos esfuerzos son clave para fomentar una cooperación bilateral y multilateral en cuestiones comerciales y de inversión. Sin embargo, las empresas europeas siguen teniendo dificultades debido a un entorno de negocios cada vez más politizado y regulaciones restrictivas en China, especialmente en lo que respecta a la propiedad intelectual y la transferencia de tecnología.

En síntesis: la UE ha impuesto nuevos aranceles a los VE fabricados en China, que afectan a grandes fabricantes como BYD, Geely y SAIC, con tarifas que oscilan entre el 17,4 % y el 37,6 %. Esta decisión se toma tras una investigación antidumping sobre las prácticas chinas, que la UE sostiene que involucran subsidios desleales y un exceso de oferta en el mercado.

En respuesta, China ha lanzado su propia investigación sobre las prácticas comerciales de la UE, centrándose en cómo la Regulación de Subsidios Extranjeros de la UE afecta a las empresas chinas. La investigación continuará hasta enero de 2024 y podría influir en los aranceles definitivos impuestos por la UE.

Hang Guoliang, socio de Global Law Office, explica que “las investigaciones antidumping de la UE suelen examinar los subsidios a través de ayudas gubernamentales, préstamos y precios favorables para materias primas, con el objetivo de identificar ventajas injustas”. En este caso, el informe de la Comisión Europea destaca las distorsiones económicas lideradas por el Estado en China, como los préstamos de bajo interés y el apoyo financiero a las empresas estatales, que, según sostiene la UE, benefician a los fabricantes chinos de VE. Estas acciones, según Hang, afectan significativamente el panorama competitivo “al crear sobrecapacidad y precios bajos en los mercados europeos”.

Ante los aranceles, los fabricantes chinos de VE están explorando alternativas para mitigar el impacto. Algunos han considerado establecer fábricas en Europa, como BYD en Hungría y Geely en España, para evitar los aranceles. Además, las empresas chinas están buscando diversificar sus mercados de exportación, con firmas como Neta Auto y Xpeng que se están expandiendo en África y América Latina.

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