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¿Qué es el egosurfing y qué tiene que ver con la protección de tu vida privada?

El egosurfing nos sirve para vigilar nuestra huella digital y proteger nuestra privacidad, que vulneramos de forma inconsciente nosotros mismos.

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La creciente preocupación por la privacidad continúa aumentando entre los consumidores; desde cookies y scripts de seguimiento en su smartphone u ordenador hasta las transacciones que realiza a diario, nuestros datos se recolectan, atesoran y analizan sin nuestro conocimiento. La costumbre de decir sí a todo cuando nos preguntan tiene gran parte de la culpa. Pero en la mayoría de las ocasiones ponemos nuestros datos, nuestra imagen y nuestra vida privada en peligro con absoluto conocimiento de causa, o al menos sin ningún cuidado. Por ejemplo, en las redes sociales. Y para remediar los errores existe el egosurfing

El egosurfing no tiene nada que ver con las tablas para surfear, ni tampoco con el postureo en las redes que alimenta el ego. Consiste en utilizar las redes sociales y los buscadores de internet para localizar información sobre nosotros mismos en la red; una tarea que recomiendan desde la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) para proteger la privacidad.

Para hacer egosurfing se han de introducir ciertos datos, como el nombre, los apellidos, el DNI, la dirección de correo electrónico o, incluso, la matrícula del coche. Puede parecer contradictorio: introducir más datos para protegerlos, pero es así.

Toda esta información se puede rastrear con distintas herramientas y servicios, como puede ser Google Alertas, el Buscador de Google, las redes sociales y otras plataformas en las que exista la opción de crear perfiles de usuario.

Una de estas funcionalidades es, como ya hemos dicho, Google Alertas, un sistema mediante el cual se pueden recibir notificaciones en el correo electrónico sobre un tema de interés que, en este caso, sería nuestro perfil en internet.

Una vez abierta la aplicación se puede incluir la información de la que se desea recibir alertas, como puede ser el nombre y los apellidos, el correo electrónico, el número de teléfono o la dirección postal.

Una vez decidida la información que se quiere rastrear, se debe determinar la frecuencia con la que se desea recibir estas notificaciones, las fuentes (noticias, blogs, webs, foros, etc.), el idioma en el que se quieran recibir estos mensajes o el correo electrónico al que deben llegar.

Otro método de egosurfing, según informa la agencia de noticias Europa Press, es la búsqueda de información en el Buscador de Google, desde donde se puede realizar una monitorización similar en un momento puntual.

También se pueden hacer búsquedas de imágenes desde Google Imágenes, para conocer dónde aparece nuestra imagen, tanto en perfiles creados por nosotros mismos como en publicaciones compartidas o publicadas por otros usuarios.

En este caso aparecerán, por ejemplo, las imágenes de páginas en las que haya sido indicado nuestro nombre, junto con sus direcciones web o las redes sociales en las que se haya producido esta mención.

Precisamente en estas, las redes sociales, es donde mayor información sobre nosotros mismos compartimos. Lo hacemos en distintos formatos, ya sea en forma de comentarios, fotografías, estados o vídeos, donde dejamos parte de nuestra información personal muchas veces inconscientemente.

La huella digital activa y pasiva y el derecho al olvido

En ellas, así como en otras plataformas, conviene configurar debidamente la privacidad de los perfiles, para no exponer toda la información que se comparte con terceros.

La utilidad del egosufring en estos casos es aún mayor puesto que, gracias a él, se pueden conocer posibles perfiles falsos que hayan sido creados con nuestros datos personales y suplantando nuestra identidad.

Tras realizar las correspondientes comprobaciones, tanto en el buscador como en las redes sociales o con Google Alertas, es posible que encontremos información que no nos interese mantener en la red.

En este sentido, desde OSI recomiendan tomar medidas ante la apertura de futuras cuentas o perfiles en plataformas o servicios online mediante la configuración de las opciones de privacidad.

En este apartado, conviene gestionar nuestras preferencias en torno a las etiquetas en publicaciones, para evitar menciones indeseadas por parte de otros usuarios o contactos que no estén en el listado de 'Amigos'.

Además, en caso de haber interceptado un perfil falso con nuestros datos y/o imágenes e información en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, se debe denunciar a la red social para que lo elimine.

Por último, es conveniente ejercer el derecho al olvido, una norma que existe en el Reglamento General de Protección de Datos y que ampara a los usuarios para ejercer su derecho a solicitar que sus datos no se mantengan en los motores de búsqueda.

No debemos olvidar que cada vez que publicamos algo en Facebook, Instagram o Twitter, que subimos un vídeo a Youtube o marcamos que nos gusta un contenido en cualquiera plataforma de Internet estamos dejando un rastro de nuestra actividad del que no siempre somos conscientes pero que requiere revisar de vez en cuando para tener bajo control la información que hay de nosotros en la Web.

La huella o sombra digital es un registro del conjunto de acciones y actividades que llevan a cabo los usuarios en la red, mediante los cuales comparten su identidad. Esta se forma por diferentes vías, como puede ser una publicación en redes sociales, compras online o suscripciones a boletines informativos y alertas.

En este sentido, conviene diferenciar la huella digital activa de la pasiva. La primera de ellas sucede cuando los internautas comparten información personal de forma deliberada, como puede ser iniciando sesión en su cuenta en una red social o aceptando cookies en el navegador.

Por otro lado, se encuentran las huellas digitales pasivas, que se originan cuando se recopila información sobre el usuario sin que este sea consciente de lo que está ocurriendo. Esto puede suceder, por ejemplo, cuando se califica una publicación con un 'me gusta' o se comenta. De esa manera, determinados sitios web recopilan información y crean perfiles específicos para sugerir contenidos personalizados.

Como se puede comprobar, existen muchas probabilidades de que nuestra información personal trascienda en internet, algo que, aunque en ocasiones no se puede evitar, sí se puede controlar. La mejor manera de hacerlo es practicando el denominado egosurfing.