¿Qué pérdidas supondría un día sin Internet en todo el Planeta?

Un estudio realizado por Atlas VPN ha revelado cifras impactantes. ¿Somos capaces de vivir sin conexión?

Anahí Di Santo.

Periodista.

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Ordenador portátil mostrando un mensaje de error de conexión
Ordenador portátil mostrando un mensaje de error de conexión

Una pequeña muestra del impacto social que puede causar un apagón tecnológico es la “caída” de aplicaciones muy populares como WhatsApp. Seguro recuerdas alguna de las veces que sucedió: “no se envían mis mensajes, es mi móvil?”, “a ti te funciona WhatApp?”, “se me han acabado los datos móviles?”. Las redes sociales restantes no tardan en reportarlo, volvemos a los clásicos SMS, hacemos llamadas que de otra manera evitaríamos, reactivamos aplicaciones como Telegram o aprovechamos los mensajes privados de otras plataformas. También googleamos para ver si a alguien más le sucedió. La gravedad del asunto probablemente dependa de la generación a la que pertenezca la persona desconectada.

Pero, ¿qué sucedería si lo que se cortara fuese el servicio de Internet en todo el planeta? ¿Somos conscientes del golpe que eso puede ocasionar? Seguramente habrá consecuencias al estilo efecto dominó que no entran en nuestro imaginario de normalidad hiperconectada, pero hay una cara que es más mensurable: las afectaciones económicas son multimillonarias.

Atlas VPN ha difundido los datos de un estudio que reveló que un solo día sin Internet le costaría al mundo 40 mil millones de euros en pérdidas, y no únicamente en sectores tecnológicos. Las dos economías más poderosas del mundo, Estados Unidos y China, afrontarían, entre las dos, casi la mitad de esos daños materiales, acumulando 19,5 mil millones de euros.

Por el contrario, las economías menos dependientes de la red, y por lo tanto, quienes menos verían afectadas sus economías son las islas oceánicas, como Tuvalu, Kiribati, las Islas Marshall, Nauru y Micronesia: estos países no perderían más de 46.000 euros.

Estos números fueron obtenidos a través de la herramienta de costo de apagado de NetBlocks, que estima las consecuencias económicas de una interrupción de Internet, una interrupción de datos móviles o una restricción de aplicaciones utilizando indicadores del Banco Mundial, la UIT, Eurostat y el censo de EE.UU., según indica el propio sitio. Este instrumento fue lanzado en 2018 junto a Internet Society, para calcular el coste de la censura de Internet.

¿Cuáles son los países más dependientes de Internet?

Económicamente hablando, decíamos que los dos territorios más afectados serían Estados Unidos y China. El primero, famoso por ser uno de los países más conectados, podría llegar a perder 10 mil millones de euros en un apagón de un día, especialmente en operaciones comerciales y en gastos de consumidores.

Sobre China, en tanto, se calcula que la afectación podría llegar a los 9 mil millones de euros por un día sin conexión, aunque “la censura de Internet y las restricciones económicas de China hacen que sea difícil evaluar con precisión sus pérdidas potenciales”, aclaran los autores del estudio. En este caso, la dependencia pasa por la exportación y el comercio transfronterizo.

Le sigue el Reino Unido, que vería especialmente comprometidos sus servicios financieros, el sector bancario y sector de comercio electrónico minorista, con un perjuicio calculado en 2.800 millones de euros.

Es curioso el caso de Japón, que además de pérdidas por 2.500 millones de euros, vería comprometidas muchas funciones de sus hogares inteligentes, como electrodomésticos, robótica y demás innovaciones que ya forman parte del día a día nipón.

Otras dos naciones que se verían seriamente afectadas son Alemania e India, con un costo de alrededor de 1.300 millones de euros en un día por un apagón de Internet. En tanto, España, vería comprometidos 520 millones de euros de su economía.

Como la ficción post apocalíptica lo ha ilustrado en muchísimas oportunidades, una gran parte del funcionamiento mundial, las comunicaciones, el comercio, pero también casi cualquier trámite que hoy se realiza de manera digital, o los servicios médicos -el ataque de ransomware al Hospital Clinic es un claro ejemplo del perjuicio que puede causar en este sector-, sin entrar siquiera en la vida personal y cotidiana de los ciudadanos, se verían profundamente afectados. Pero estamos tan acostumbrados a sus beneficios que nos resulta difícil dimensionar hasta qué punto dependemos de la gran red de redes para nuestra vida posmoderna.

¿Es posible, a esta altura de los avances tecnológicos, una vida sin internet? Posiblemente, pero muy distinta a la que hoy conocemos en la mayoría de los territorios; sin lugar a dudas, más lenta y menos lucrativa, a la vez que es factible que sea menos equitativa a nivel de acceso a la información y al ejercicio de muchos derechos adquiridos.

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