Las bicicletas eléctricas están inundando las carreteras. En España, ya circulan más de un millón y solo en el año 2021 se vendieron más de 220.000 unidades. Y eso a pesar de que la escasez de materiales también está afectando a su fabricación y para algunos modelos hay lista de espera. Aunque lejos de alcanzar las cifras de otros países europeos como Holanda o Alemania, la presencia de e-bikes no deja de incrementarse.
Sin embargo, todavía existen algunos frenos para su adopción masiva por parte de la población. Y el más importante (si descontamos el miedo a los robos) es el peso de estos artilugios. Las bicicletas eléctricas pesan entre seis y diez kilogramos más que las bicicletas convencionales equiparables, lo cual es una carga considerable.
Con todo, hay muchas diferencias según el fabricante, el tipo y el material del cuadro. Hay eBikes ultraligeras de carreras con cuadros de carbono que pesan menos de diez kilos. Pero también bicicletas de carga que pesan hasta 40 kilogramos. Las eMTB llegan a pesar entre 15 y 28 kilos, y las prácticas bicicletas plegables para recorridos diarios pesan unos 20 kilos. Una eBike estándar suele alcanzar entre 20 y 25 kilogramos, con el motor y la batería incluidos.
Así que reducir este peso se ha convertido en una obsesión para fabricantes y usuarios de este tipo de bicicletas. No es infrecuente ver como un ciclista “sin motor” sobrepasa en carreteras y caminos a a aquellos que circulan en bici eléctrica, algo difícil de comprender para los que desconocen el peso y el funcionamiento de estas máquinas. Pero el peso es determinante. Lo normal es que, en llano, un ciclista en forma con un bici de carretera convencional vaya más rápido que un usuario de una e-bike, que además no pueden sobrepasar los 26 km/h.
Todo ello podría acabarse gracias a la irrupción de una nueva tecnología que hace que el peso de la la batería solo sume un total de 3 kilos a la bicicleta. Eso es la mitad o una tercera parte de lo que venían sumando hasta ahora otros dispositivos. Y es así porque se recarga con la propia energía del ciclista.
La empresa ZeHus ha creado Bike+, una bici eléctrica que no necesita recargarse. Dispone de un sensor de cadencia vigila la velocidad de pedaleo y un acelerómetro triaxial, el cual está pensado para medir continuamente la pendiente en la carretera. El sistema es tan eficiente que no requiere de una carga convencional en toma de corriente. El funcionamiento es muy sencillo. Si el ciclista está circulando en llano, se llevará a cabo una retracción inapreciable para el usuario. De esta forma, se cargará la batería continuamente.
Lo mismo ocurrirá del lado contrario. En caso de pendiente, la asistencia al pedaleo actuará para facilitar el desempeño del ciclista en el puerto. Al mismo tiempo, si la pendiente es negativa, se podrá actuar en consecuencia mediante el uso del freno regenerativo. Nos encontramos ante una solución diferencial que permite disfrutar de desplazamientos más eficientes gracias a un mejor reparto del uso de la electricidad. La contribución al pedaleo se lleva a cabo mediante un sistema basado en inteligencia artificial.
Las baterías de iones de litio tienen una capacidad de 160 Wh, lo cual penaliza el peso del total de la bicicleta en un total de 3 kilogramos. Por ello, nos encontramos ante un sistema muy eficiente en todo lo que se refiere a eficiencia, ya que pesa mucho menos que el resto de opciones presentes en el mercado. Cabe precisar que, en su modo más eficiente, es capaz de ofrecer asistencia hasta un máximo de 56 kilómetros si está su batería cargada al máximo.