El pasado 18 de marzo, 210 personas participaron en una carrera muy especial. No solo había que recorrer 60 kilómetros (había también una versión de 36), sino que a este esfuerzo había que sumar otra actividad aún más importante, recoger los residuos que se encontrasen en el camino. En total, los participantes lograron despejar de los parajes naturales de Osona (Barcelona) un total de 100 kg de papel, 53 kg de vidrio y otros 236 kg de residuos de diferente índole.
Se trataba de la quinta edición del Ultra Clean Marathon de Barcelona, una cita que cada año va ganando adictos y que este año logró superar su récord de participación. La carrera partió de la localidad de Vic, capital de la comarca de Osona, y culminó en el mismo punto, atravesando puntos como Tavèrnoles, en Manlleu; el Parador de Sau, en Vilanova de Sau y Sant Julià de Vilatorta. Los ayuntamientos de todas estas poblaciones colaboraron en un evento que ha sido patrocinado por la empresa Urbaser.
No es la única carrera de este estilo que se celebra, aunque sí una de las de mayor dureza. La mayoría tienen una distancia de 5, 11 y hasta 1 kilómetro y este año hay ya varias convocadas en Madrid, Barcelona, Coruña, Bilbao, Málaga y Valencia. Conocidas como “plogging”, su origen hay que fecharlo en Estocolmo (Suecia) y su nombre proviene de la fusión de las palabras “jogging”, que en inglés significa, trotar o correr, y “plocka upp”, que es recoger.
Erik Ahlström fue el impulsor de esta iniciativa que nació tras mudarse a Estocolmo, donde empezó a incorporar en su rutina de ejercicio diario por las calles de la ciudad, la práctica de recoger toda la basura que se encontraba. Desde entonces más de 25.000 personas en 150 países practican diariamente el plogging, que se ha convertido en uno de los movimientos participativos que mejor ha sabido combinar todas las formas de hacer ejercicio.
Para esta tendencia no es necesario correr ni trotar, ya que se puede realizar caminando. También se puede combinar con otros deportes, como el kayak, el buceo, el patinaje, el trail o el ciclismo, a través de la recogida de la basura que se encuentra en el camino en entornos urbanos, senderos, playas, bosques y espacios protegidos.
Los defensores del plogging aseguran que la combinación de ambos objetivos supone una sesión intensa de trabajo físico, ya que se hacen trayectos largos intercalados con las sentadillas que requiere el agacharse para recoger un residuo y volver a levantarse para retomar la marcha. Este trabajo básico de glúteos y piernas se puede hacer aún más intenso añadiendo otros movimientos como, por ejemplo, los saltos o flexiones. Así, los ploggers aseguran que se pueden llegar a quemar más de 300 calorías en 30 minutos practicando el plogging.
Premiado en Fitur
Esta práctica recibió un reconocimiento durante la pasada edición de Fitur, donde fue reconocida como uno de los tres proyectos que más ayudaron a impulsar el turismo regenerativo durante el pasado año. Por turismo regenerativo se entiende una concepción que va más allá de la conservación o la mitigación de impactos negativos y que apuesta por revertirlos e intervenir de manera positiva para mejorar las condiciones existentes. Es una forma de viajar más allá de la sostenibilidad, de impactar de forma positiva mejorando el destino visitado.
No en vano, la sostenibilidad gana cada día más peso entre los españoles como criterio de elección del destino a visitar, siendo ya el tercer atributo más buscado tras la seguridad sanitaria y el componente cultural del espacio.
Los ploggers, término con el que se conoce a estos deportistas con vocación ecológica, están especialmente sensibilizados de la importancia de mantener unos hábitos cardiosaludables para mejorar la calidad de vida de las personas, y de contribuir a la conservación y restauración de los espacios naturales y áreas urbanas donde se practica deporte y actividad física al aire libre.
Entre las personalidades que practican el plogging se encuentran deportistas como Damián Quintero, Borja Vives y Carolina Navarro y personalidades como la chef Ada Parellada; Núria Burgada coordinadora del proyecto educativo de Kilian Jornet Foundation x Nnormal; y Albert Bosch, ecoaventurero e ideólogo de la UCM.