2022 ha sido un mal año para el sector de la bicicleta. Tras años de continuado crecimiento en ventas y facturación, los datos de los últimos doce meses revelan un frenazo en la tendencia. Se vendieron 1,3 millones de bicicletas en España, que son una cifra considerable, pero fueron un 13,59% menos que en el ejercicio anterior.
También se ha reducido la facturación global del sector, un 6%, y el descenso ha sido especialmente acusado en las ventas de textil, calzado y cascos. Pero solo cuando hablamos de ciclismo deportivo. Si analizamos el comportamiento del ciclismo urbano, es decir, la bici entendida como medio de transporte, su crecimiento en 2022 ha sido el mayor desde que se tienen datos.
Así lo revelan los datos hechos públicos ayer por la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), que ha presentado su estudio anual sobre el sector en colaboración con Cofidis. Según su investigación, las ventas de bicicletas urbanas crecieron en España un 22% en los últimos doce meses.
Un pequeño pelotazo que se traduce en un incremento que amenaza con cambiar, poco a poco, la fisonomía de nuestras ciudades. En España, dos millones de personas usan la bicicleta en España todos los días por razones de movilidad, un 3,7% más que antes de la pandemia En palabras de Jesús Freire. secretario general de AMBE: “esto es lo más parecido al boom de la bici urbana”.
Además, Barcelona es, según otro estudio, la ciudad del mundo en la que más mujeres van al trabajo en bicicleta. La ciudad condal encabeza este ranking por delante de Londres, Nueva York, París, Berlín o Tokio. El número de mujeres que se desplazan allí en bici a su lugar de trabajo ha crecido un 81% respecto a los datos que existían antes de la pandemia.
Aunque los principales estímulos para moverse por la ciudad en bicicleta son el cuidado de la salud y el medioambiente, ambos factores están perdiendo relevancia a favor del peso que gana ahora el factor económico. La bici es considerada ahora un medio económico de transporte, útil para evitar atascos, ecológico y saludable.
Falta de incentivos estatales para impulsar la bici eléctrica
Este aumento de ventas en bicicletas urbanas no se ha visto, sin embargo, respaldado por el de bicis eléctricas o no al menos al mismo nivel que el de nuestros vecinos europeos. Según los datos de AMBE, las ventas de estos utensilios aumentaron solo un 5,7% a nivel estatal
Si lo comparamos con el contexto europeo, estamos muy por detrás, pero España es el único país europeo que no recibe ayudas estatales para la adquisición de este tipo de productos. Con todo, esta categoría ya supone el 45% por cuota de valor, es decir, que la facturación de bicis eléctricas ya supone casi la mitad del volumen de facturación total del sector en 2022.
Lo cierto es que, al contrario que ocurre en otros países vecinos donde los ciudadanos pueden llegar a cobrar dinero si van al trabajo en bicicleta, aquí se echan de menos políticas activas que vayan más allá de promover la conciencia ecológica de la población. En la presentación del informe, AMBE ha responsabilizado de estas bajas cifras a las administraciones públicas y a su falta de incentivación a la venta de modelos eléctricos. “La transformación de la movilidad no puede recaer en los bolsillo de los ciudadanos españoles”, denuncian.
En los Países Bajos, el gobierno bonifica con 23 céntimos por kilómetro a aquellos que se desplacen al trabajo en bicicleta. Para una persona que realice un trayecto diario de 20 kilómetros puede suponer unos ingresos extra de 1.058 euros al año, a sumar al dinero que se ahorre en gasolina. Un atractivo más que sumar al cuidado del medio ambiente y a la movilidad sostenible.