Si algo agradece cualquier veraneante, sea español o foráneo, es poder ducharse justo al salir de la playa. Pero deshacerte de la arena, o de la molesta sal que se te paga a la camiseta puede ser un lujo en numerosas playas españolas, amenazadas por la falta de agua en un año que ha sido especialmente seco en lugares como Cataluña y Andalucía.
Las duchas playeras pueden convertirse en la primera víctima de una sequía que va a forzar a muchos ayuntamientos a impulsar medidas de ahorro, por impopulares que estas sean. Algunas han empezado ya. El consistorio de Barcelona ha tomado la delantera al anunciar que solo habilitará el funcionamiento de una ducha por playa, una medida drástica que busca ahorrar cerca de 20.000 m³ mensuales, o lo que es lo mismo, un ahorro de hasta 80.000 m³ de agua desde junio a septiembre.
Esta medida se aplicará también en las playas del área metropolitana de Barcelona, como Castelldefels, Gavà, Viladecans, El Prat de Llobregat, Sant Adrià de Besòs, Badalona y Montgat.
En Tarragona, esta medida lleva años aplicándose. También en 2023 se quedarán sin duchas los municipios de San Pol, Mataró, Lloret de Mar y Blanes.
En Andalucía, los responsables municipales de Chipiona han sido los primeros en implantar esta medida que dejará sin agua en las duchas de sus playas. "Turísticamente no podemos hacer un derroche de agua en estas circunstancias", ha dicho el alcalde de la localidad, Luis Mario Aparcero.
Además, otros dos municipios gaditanos han anunciado a sus vecinos que las duchas no estarán operativas este verano: San Roque y Vejer de la Frontera. En la provincia de Málaga, los municipios de Vélez-Málaga, Algarrobo y Rincón de la Victoria han cortado las duchas de sus playas para ahorrar agua.
En el ayuntamiento de Conil de la Frontera, localidad eminentemente turística, han optado por una solución intermedia. Disminuirán el número de duchas, pero no las cortarán por completo y pondrán en marcha una campaña de concienciación y sensibilización.
“Entendemos que el servicio que se presta es necesario para muchos y muchas; y la responsabilidad individual debe ir en esa línea: la de entender que las duchas son necesarias, pero que el agua es un bien escaso y que debe ser utilizado responsablemente; e incluso minimizado si es posible por aquellos que no las necesitan de manera acuciante y prioritaria", dicen desde el recién constituido consistorio.
Duchas inteligentes en Málaga
Mientras, en la ciudad de Málaga van un paso más allá. El consistorio ha propuesto instalar duchas inteligentes con el objetivo de ahorrar 82 millones de litros de agua al año. Para ello pretende cambiar las 36 tomas de agua de las duchas, y sustituirlas por desaladoras alimentadas por energía solar.
En El Puerto de Santa María también se está probando un sistema similar. La tecnología que llevan implantada muestra en tiempo real el agua consumida y los picos de frecuencia de su uso. Además, las duchas se alimentan con paneles solares.
Existe una tercera opción sobre la mesa: cobrar por ducharse en la playa. Según revela The Huffington Post, en algunos municipios ya se está tomando esta medida, aunque el precio son apenas unos céntimos.
¿Será este el último año que podremos disfrutar de duchas en las playas españolas? ¿Es una costumbre destinada a extinguirse? De las medidas adoptadas por las administraciones y del buen uso que los ciudadanos hagamos de los recursos públicos dependerá una costumbre que, en 2023, se ver seriamente amenazada por el cambio climático.